La Cámara Nacional en lo Criminal descartó un estado de necesidad y confirmó el procesamiento dictado a un hombre en situación de calle que intentó sustraer unas latas de atún y varias cervezas de un supermercado de la Ciudad de Buenos Aires.
El hombre había expuesto que no conseguía empleo porque estaba deprimido por su adicción a las drogas, y se desmoralizaba por la falta de trabajo, pero la Sala I de la Cámara concluyó que no se había demostrado el estado de salud y vulnerabilidad que la defensa utilizó como argumento para solicitar el sobreseimiento.
Sin embargo, el tribunal tuvo por probado que la tarde del 27 de setiembre pasado el hombre ingresó a un supermercado del que se retiró, sin pasar por caja, con latas de atún, cervezas y varios sobres de shampoo.
Todo fue advertido y, cuando un empleado del comercio -que lo había seguido unos metros fuera del local- le exigió los tickets de compra, el hombre le devolvió algunos de los productos que intentó hurtar, en tanto que el resto lo entregó cuando fue interceptado por personal policial que había acudido al lugar.
Ante lo sucedido, la defensa admitió el hecho, pero señaló que su asistido podía ser beneficiado por el principio de “insignificancia” -poca entidad de lo sustraído- y que estaba en un “estado de extrema necesidad” que justificaba su conducta.
La Sala I evaluó que el procesado reconoció que, para mantenerse, “utiliza un subsidio” del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Ingreso Familiar de Emergencia del Gobierno Nacional.
“Por lo demás -acotaron los camaristas Jorge Rimondi y Pablo Lucero– existen en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires comedores, merenderos y paradores”, en uno de los cuales, de Gendarmería Nacional, es “habitual” la presencia de D.H.R.
“Lo expuesto demuestra que el imputado ha tenido bajo sus posibilidades otras medidas menos lesivas para conjurar la necesidad que su defensa dijo habría tenido al tiempo de llevar a cabo el hecho” ilícito que se le reprocha, concluyeron.
El 19 de septiembre pasado, una mujer de 45 años en Rosario fue filmada por los guardias de seguridad del súper La Gallega cuando intentó retirarse con 27 latas de atún escondidas debajo de su vestimenta dos días después de hacer lo mismo en otro local de la misma cadena. Luego de su frustrado robo, en esta última oportunidad la mujer intentó hacerse de otras 20 latas de atún sin pagar pero quien la detectó fue la cajera y dio aviso a la policía.
Cabe destacar que si bien en la primera oportunidad la obligaron a devolver lo sustraído, en la última y con los antecedentes terminó tras las rejas.
Según se pudo comprobar, cada lata de atún de primera marca en el establecimiento afectado tiene un valor de $216.30 cada uno por lo que lo robado asciende a 5.800 pesos.
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