Finalmente Luis Oscar Chocobar habló. Ocurrió en la tercera jornada del juicio que se lleva en su contra por haber matado de dos tiros por la espalda a Juan Pablo Kukoc, un joven que minutos antes de recibir los disparos había asaltado e intentado asesinar a puñaladas a un turista estadounidense en el barrio porteño de La Boca hace casi tres años.
La declaración del agente de la Policía Local de Avellaneda fue breve, escueta y se limitó a responder las preguntas básicas de identificación personal que son rutina para los imputados en el comienzo de cada juicio. Más allá de las formalidad, Chocobar dijo lo que uno de sus abogados, Fernando Soto, anticipó la semana pasada: “Yo cumplí con mi deber, con la ley y los reglamentos”.
Lo hizo en una audiencia oral reservada en los tribunales porteños de Comodoro Py ante los jueces del Tribunal Oral de Menores 2 de Capital Federal, Jorge Ariel Apolo, Fernando Pisano y Adolfo Calvete, además del fiscal del juicio, los abogados querellantes y, también, el otro acusado de este juicio, el joven que habría participado del ataque al turista el 8 de diciembre de 2017.
La declaración de Chocobar estaba estipulada para el miércoles próximo, cuando se desarrolle la siguiente audiencia, como le había adelantado una fuente jerárquica a este medio antes de la audiencia. Para este miércoles se preveía la declaración indagatoria del otro imputado, quien al momento del hecho era menor de edad (razón por la cual el juicio no es público y lo lleva un tribunal de menores). Sin embargo, el presunto cómplice de Kukoc se negó a declarar, lo que adelantó el turno del policía.
“Anticipamos que iba a hacer una muy breve declaración y que a medida que declaren testigos y peritos iba a ir ampliando”, comentó a Infobae Fernando Soto, defensor de Chocobar. Durante el interrogatorio de este miércoles, Pablo Rovatti, defensor oficial que comanda la querella que representa a Ivone Kukoc, la mamá de la víctima, le preguntó al policía sobre su instrucción. “No voy a responder preguntas”, dijo entonces Chocobar.
“Hoy se recibía indagatoria al menor, se le tomó un interrogatorio de índole personal y decidió no dar una declaración sobre los hechos. Y aunque no estaba previsto, la defensa de Chocobar pidió que le hicieran a él el interrogatorio de identificación. Y es importante destacar que cuando esta querella le quiso profundizar el interrogatorio sobre su formación y entrenamiento en el uso de armas, el conocimiento de la ley que rige la actividad policial, rápidamente su defensa se opuso a que Chocobar contestara esta línea alegando una estrategia policial. Al oponerse la defensa, el policía dijo que no iba a responder preguntas y terminó su declaración. Solo señaló genéricamente que creía que había cumplido con su deber y las leyes de la policía”, explicó a este medio Rovatti.
Consultado por Infobae, Soto explicó: “La querella empezó a preguntar sobre la capacitación y (Chocobar) dijo que va a ser materia del juicio y se va a ampliar. No era una cuestión personal prevista en el interrogatorio. El Tribunal le concedió el derecho a mi defendido de no responder”.
La estrategia de Soto (ex funcionario del Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich) y de su socio Luis Cevasco (ex fiscal general de Capital Federal durante el macrismo) es probar en el juicio que la instrucción y la capacitación de Chocobar fueron determinantes para que el policía actuara como lo hizo durante el episodio. Y que a partir de eso, el Tribunal juzgue. "Él no fue ‘descuidado’, como dijo el fiscal. Ese es el hecho: haber disparado con una sola mano y por lo tanto produjo la muerte. Queremos probar que no fue un descuido”, agregó Soto, que aclaró que “más adelante” su cliente va a responder preguntas.
Chocobar enfrenta en este juicio acusaciones graves, tanto por parte de la querella que representa a la familia de Kukoc como del Ministerio Público Fiscal. Para Rovatti, el agente bonaerense cometió un homicidio agravado por haber sido cometido por un integrante de fuerza policial, con abuso de sus funciones. Para este delito la pena es la máxima: prisión perpetua.
En cambio, para el fiscal de instrucción Marcelo Martínez Burgos, titular de la Fiscalía de Distrito del Barrio de La Boca, y para Susana Pernas, fiscal del juicio, Chocobar es autor de un homicidio agravado por haber sido cometido con un arma de fuego en exceso del cumplimiento del deber. En este caso, la pena es mucho menor; tiene un máximo de cinco años y un mínimo de dos, por lo que podría recibir una condena de prisión en suspenso y no ir a la cárcel.
Se estima que durante el debate pasarán alrededor de 30 testigos, entre los que están los tres hombres que persiguieron a Kukoc y al menor (que también está siendo juzgado en estas audiencias, actualmente detenido, acusado de tentativa de homicidio criminis causa y tentativa de robo) y lograron recuperar la cámara de fotos que ellos le habían robado al turista Frank Joseph Wolek (60). “Propusimos que declaren sus compañeros de promociones para que expliquen cómo fue su capacitación en la Policía Local”, explicó Soto.
Según contaron fuentes que participaron del juicio, Chocobar no lució nervioso pero sí algo tenso. Además de indicar cuestiones personales, el policía contó al Tribunal que meses atrás estuvo internado, que se le disparó una diabetes grado 2, internado con insulina. "Fue por el estrés, le dijeron los médicos. A él lo afecta”, explicó Soto, y contó que está estudiando enfermería porque quiere ser rescatista de Policía Federal.
El juicio continuará el miércoles próximo. Está prevista la declaración de la mamá de Kukoc y, si se puede coordinar, también la de Wolek, quien está en Estados Unidos. Además, se pautó una inspección ocular en el lugar donde ocurrieron los hechos que aún no tiene fecha.
Cómo fue el caso
El 8 de diciembre de 2017, la secuencia que terminaría con la vida de Kukoc y cambiaría para siempre la de Chocobar comenzó cerca de las 8, en la calle Garibaldi entre Olavarría y Suárez de La Boca. Kukoc y su cómplice se le fueron encima a Wolek, que paseaba por la zona de Caminito, y le intentaron robar su cámara Sony.
El turista hizo fuerza para evitar que se la llevaran y durante el forcejeo los asaltantes lo apuñalaron una decena de veces y salieron corriendo por Garibaldi y luego hacia Olavarría con la cámara en su poder.
Los testigos Alexander Motta Ramírez, Enrique Ezequiel Espinosa y Jonathan Daniel Conde estaban en la puerta de un ciber y vieron pasar corriendo a los ladrones. Los tres vecinos se subieron a una moto y salieron tras los asaltantes. También los vio Chocobar, quien se sumó a la persecución a pie, después de observar a Wolek ensangrentado y casi desvanecido.
En el cruce de Irala y la avenida Suárez, Chocobar vio el forcejeo entre los vecinos y Kukoc. Gritó “alto, policía” y disparó tres veces de manera intimidatoria con su arma reglamentaria, una pistola calibre .9 Bersa “Thunder”.
Kukoc no acató la orden y salió corriendo por Irala. Chocobar lo siguió y en el cruce con Suárez volvió a disparar varias veces. Dos balas impactaron en el cuerpo de Kukoc, que estaba de espaldas y cayó de boca al asfalto, herido de muerte.
En el debate se juzga si Chocobar actuó de manera legítima, si se excedió en sus funciones o si, como plantea la querella, tiró a matar, algo que no debe hacer un policía cuando no corre peligro su vida ni la de terceros y menos cuando el ladrón huye de espaldas.
“Al momento en que disparé el agresor estaba corriendo, él frenó y giró hacia el lado derecho como mirándome y ahí a unos siete metros de distancia de él, disparé. Él no giró del todo, tenía los pies en una posición y girado el tronco, en esa posición es cuando disparé dos veces”, declaró Chocobar, que actualmente está en libertad, ante la Justicia.
Las pericias, los testimonios y las imágenes tomadas por cámaras de seguridad de la zona demostraron que Kukoc tenía el cuchillo con el que atacó a Wolek en el bolsillo y estaba de espaldas completamente cuando recibió los disparos.
Se comprobó que la primera bala disparada por Chocobar que impactó en el cuerpo de Kukoc había rebotado en el asfalto antes de lastimar la humanidad del ladrón. Y que la segunda fue directa hacia la arteria que pasa por adentro del muslo y que, cuando se rompe, se convierte en una herida mortal.
Las pericias hechas durante la instrucción determinaron que el tirador se encontraba por detrás del damnificado a una distancia imposible de precisar, pero por las pruebas realizadas, muy posiblemente superior a los siete metros, dado que, a distancias menores, no fue posible reproducir disparos con un rebote. Esto, también, indicaría que contrariamente a lo que dijo Chocobar, Kukoc estaba lejos, de espaldas y, por lo tanto, no era una amenaza para su vida ni para la de nadie más.
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