Varios disparos, tres heridos, una huida generalizada y un barrio en llamas. Infobae contó ayer cómo la interna de la barra de Excursionistas había escalado hasta producir en la noche del miércoles un tiroteo en un bar de Niceto Vega y Humboldt, pleno Palermo Hollywood, que no terminó en tragedia de milagro.
Pero si algunos creían que ese podía ser el último capítulo de esta saga, están muy equivocados: uno de los grupos en pugna hizo un video amenazando de muerte a Hernán Benito Castorani, el líder de “La banda del Nevado”, nombre de la barra de Excursionistas que va directo al núcleo del negocio de estos delincuentes (nevado se le dice al cigarrillo de marihuana que lleva adentro también cocaína). Un combo explosivo para una barra que ha hecho del narcomenudeo su forma de vida y que viene de batalla en batalla hace más de un lustro. Y que ahora parece decidida a todo.
Para sostener esta afirmación basta con ver las imágenes grabadas por La 29, una de las facciones que quiere tomar la tribuna y cuyo nombre es muy peculiar: alude a los ñoquis, porque con orgullo dicen que ellos nunca trabajan. En el video, además de una camiseta identificatoria y una amenaza concreta a Benito Castorani, se ve un arsenal que asusta integrado por dos ametralladoras, dos pistolas nueve milímetros y un revólver. Infobae consultó a varios especialistas en armas y todos coinciden en que es armamento pesado.
Las dos ametralladoras se llaman FMK3 e Ingram. Son armas de guerra absolutamente prohibidas para uso civil, nadie puede adquirirlas de manera legal. En Argentina son sólo utilizadas por los grupos especiales de las Fuerzas Armadas y están recomendadas para la custodia de vehículos oficiales, ya que son armas automáticas que disparan en ráfaga la totalidad de las balas. Su poder de fuego es altísimo y cada cargador tiene 40 proyectiles. ¿Cómo se consiguen entonces? A través del robo a cargamentos, depósitos judiciales o directamente a los efectivos de las fuerzas de seguridad. “No son armas que tenga cualquier banda. No se usan para robar una casa sino para hacer algo más grande”, explica Juan Pablo Fioribello, ex director general del Ministerio de Seguridad de la povincia de Buenos Aires. Y son las preferidas de las bandas narco por su letalidad.
Pero además hay otro detalle: la ametralladora que está arriba de todo tiene un silenciador con la cual el ruido de los disparos se reduce prácticamente en su totalidad. Esto también está terminantemente prohibido en el país y esos retoques en el arma se mandan a hacer especialmente en tornerías clandestinas. Las dos más utilizadas por los narcos están en Moreno y Villa Lugano.
Con semejante panorama, nada bueno puede esperarse. Lo más significativo es que la guerra interna por quedarse con la tribuna y todos los negocios aledaños viene desde 2014. Que no sólo involucra la venta de estupefacientes, sino también la protección mafiosa a los locales de la zona y entraderas en todo el corredor norte de la ciudad. De esa época hasta este año se acumulan siete causas judiciales, todas con los mismos protagonistas, que tramitan juntas por asociación ilícita, tentativa de homicidio y narcotráfico en el juzgado 43. Insólitamente, todos los barras imputados habían sido sobreseídos por el magistrado y gracias a la intervención de la fiscalía de Saavedra que apeló, siguen en proceso. Por ahora tienen falta de mérito, aunque parece que ni eso los detiene. De hecho el año pasado terminaron robándoles todas las pertenencias a sus propias jugadoras tras el clásico de fútbol femenino contra Defensores de Belgrano, cuando entraron al hall del vestuario armados hasta los dientes.
¿Por qué recrudeció ahora la batalla? Porque la AFA fijó fecha de comienzo de torneo de Primera C, categoría en la que juega Excursionistas, para el 23 de noviembre y quién gane el tablón se queda con todos los negocios extrafutbolísticos. Son varias las facciones en pugna. De un lado está la oficial, identificada por la fiscalía con Benito Castorani al frente, Milano y Tachuela, quienes tomaron todo el poder tras la salida de los dos líderes anteriores, Fernando ‘Nando’ Podestá y Fabricio Salvarreguy, aunque algunos ven en los incidentes recientes la mano de este último, quién terminó muy mal con los actuales jefes y querría volver.
Por otro lado están los barras del barrio, los que moran en las torres detrás del estadio, quienes forjaron en los años ’70 La 29 y cuyos herederos ahora buscan tallar fuerte. También el grupo de Soldati con los hermanos Aguilera tiene intereses en esta guerra, acostumbrados a trabajar como punteros políticos y a generar ingresos ilegales.
En Soldati hay un núcleo importante de hinchas de Excursionistas cuya primera camada llegó en la época en que los militares barrieron la villa del Bajo Belgrano antes del Mundial de 1978 para que la prensa internacional que iba al Monumental no mirara la pobreza y miseria en que vivían muchos argentinos y los relocalizaron en los complejos habitacionales del sur de la Ciudad. Y por último, está la facción de los Santos Lucero, que perdieron el control de la tribuna en 2016 pero nunca se resignaron del todo y cuyo líder, el ‘Gordo’ Beto, fue baleado en varias oportunidades, la última de ellas en agosto de este año, por la Banda del Nevado, dándole a entender que ni se le ocurriera volver.
Todo este combo terrorífico se esconde detrás de la barra de Excursionistas que, como se ve en el video, amenaza con más tiros, más heridos y, si nadie hace nada, más muertos.
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