“Si lo encontramos primero, lo liquidamos”, habían amenazado los vecinos de Villa Muñecas, el humilde barrio de la ciudad de San Miguel de Tucumán donde fue violada y asesinada la pequeña Abigail Riquel, de sólo 9 años. Los habitantes del lugar, casi a la par de la Justicia, tenían en la mira a un sospechoso del brutal crimen: José Antonio Guaymás, un joven de 25 años que había salido de la cárcel la semana pasada y que fue visto junto a la menor el sábado poco antes de que desapareciera.
Para los vecinos no había dudas y finalmente cumplieron con la temeraria advertencia menos de 24 horas después. Tras una intensa búsqueda, el presunto femicida fue atrapado y asesinado por un grupo de personas que lo atacó con golpes y machetazos. No le dieron tiempo de nada y la intervención de la policía llegó tarde. Según confirmaron fuentes judiciales a Infobae, esta madrugada se hizo en la Morgue Judicial el cotejo de huellas que terminó confirmando oficialmente que el hombre linchado se trataba de Guaymás, la persona que también era buscada por los investigadores liderados por el fiscal del caso, Ignacio López Bustos. Poco después de las 7 comenzó la autopsia.
De acuerdo con lo que pudo saber este medio, el sospechoso del asesinato era un joven que pasó gran parte de su vida en la mira de la Justicia. Apodado “Culón”, Guaymás tenía en su prontuario 19 causas en apenas 10 años. Las fuentes consultadas por Infobae indicaron que todos los expedientes fueron por robos, hurtos o asaltos cometidos a bordo de una moto. De hecho, había salido de prisión tres días antes del crimen de la niña por una tentativa de robo cometida en julio pasado.
“Culón” vivía en el barrio junto a su mamá, su hermana y sus sobrinos en una casilla que después del hecho sería quemada. Una vecina relató que mantenían una relación conflictiva marcada por la adicción a las drogas que padecía Guaymás. De hecho, según lo que pudo saber este medio, el joven de 25 años se autoinfligía cortes en el cuerpo (brazos y pecho) durante sus períodos de abstinencia, además de la difícil vida que llevó dentro de los penales que recorrió. “Sí tenia problemas de consumo. Hay que tener en cuenta que era un chico hecho a la vida de presidiario desde joven y debe haber sufrido situaciones de todo tipo en la cárcel”, indicó la fuente consultada por Infobae.
Esas marcas en el cuerpo fueron las que finalmente lo condenaron a manos de la muchedumbre que lo linchó. Mientras era salvajemente golpeado, Guaymás quiso engañar a los agresores y se hizo pasar por una tal Jonathan. “No fui yo, fue mi primo”, llegó a gritar el sospechoso. Sin embargo, los cicatrices en el cuerpo –ya conocidas por todos– lo terminaron por delatar. La locura de la turba a esa altura era incontrolable y ocurrió lo peor.
El joven además tenía un medio hermano, identificado como S.G., cuya casa fue semidestruida y saqueada por vecinos del barrio Nicolás Avellaneda IV de Yerba Buena, que pensaban que el hombre estaba protegiendo al asesino de Abigail. En una entrevista que concedió al diario La Gaceta de Tucumán, S.G. aseguró que no mantenía una buena relación con el joven. “Le pido a la gente que no venga a buscarme a mí, que no tengo nada que ver en esto y que tengo a mis hijos”, suplicó.
El padre de Abigail había declarado ante el fiscal López Bustos que conoce a “Culón” del barrio pero que no había relación con la familia. Sí admitió que el sospechoso tiene “mala fama” en el barrio. Ante los investigadores, varios testigos dijeron que vieron pasar a la nena de la mano Guaymás. Y desde ese momento era intensamente buscado no sólo por la Policía, sino también por familiares, allegados a la víctima y los vecinos que antes habían advertido con hacerle algo si llegaban primero que las autoridades.
Se sospechaba que el presunto asesino podía estar escondido en un barrio conocido como El Manantial. Los vecinos lo atraparon en un monte de la zona. “Mucha gente lo agarró y le pegaron machetazos”, comentó ayer una fuente policial a este medio. Las imágenes del video del linchamiento, que se dio a conocer por las redes sociales, impactan. Se escuchan gritos, insultos y cómo los atacantes manipulan el cuerpo ya sin vida del asesino como si fuera de trapo. Los agresores lo entregaron desnudo a la policía.
El sábado, poco después de las 9 de la mañana, Abigail les dijo a sus papás que se iba a jugar a lo de una amiga pero nunca volvió. Siete horas después, tras la denuncia de sus padres por desaparición, la nena fue encontrada muerta a 400 metros de su casa. Estaba boca abajo, semienterrada entre montículos de tierra del barrio Villa Muñecas.
De acuerdo con los informes médicos, la niña murió a raíz de un golpe en la cabeza y tenía signos de abuso sexual y de intento de asfixia manual. La autopsia indicó, entre varias cosas, que la nena fue asesinada mientras el atacante abusaba de ella. Los peritos forenses que trabajaron sobre el cadáver indicaron que el violador la mató tras varios golpes en la cabeza con un bloque de tierra dura.
De no haber sido asesinado por los vecinos, al sospechoso lo habrían imputado por el delito de abuso sexual con acceso carnal y homicidio criminis causae, que es cuando se comete un delito para ocultar otro y cuya pena es la prisión perpetua.
La hipótesis es que (el asesino) intentó penetrarla, la asfixió y le pegó en la cabeza; y el golpe es el que la mata", explicaron a Infobae. Por lo pronto, su familia expresó cierto alivio tras la muerte de Guaymás aunque su abogado aclaró que “esa no era la justicia que la familia estaba buscando”.
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