57 días después de haber entrado a una escribanía de la localidad bonaerense de Cañuelas y tomar de rehén a la dueña del lugar, amenazándola durante cerca de 90 minutos con una cuchilla de carnicero de 50 centímetros de largo, Héctor Darío Sierra fue liberado por la Justicia.
Sierra, de 60 años y nacionalidad uruguaya, se encontraba hasta el miércoles de la semana pasada alojado en el penal psiquiátrico de Melchor Romero, en La Plata, por disposición del Juzgado Nº 8 de Cañuelas. Había sido enviado allí para que cumpla la prisión preventiva luego de que un estudio determinara que el detenido sufre “un trastorno delirante con ideas persecutorias de perjuicio y de tinte querellante y reivindicativo de varios años de evolución”.
Ese mismo informe determinó que Sierra “no puede comprender la criminalidad de los actos que le imputan” y que “tampoco se encontraría en condiciones de afrontar un proceso judicial”. También aseguró que se trata de una persona con “un alto nivel de peligrosidad para terceros”.
La suerte de Sierra, sin embargo, cambió a partir de una nueva evaluación que le realizaron en Melchor Romero. El documento al que accedió Infobae afirma, contrariamente al anterior, que el hombre “no presenta riesgo cierto e inminente, por lo cual no corresponde internación en Hospital Monovalente”.
La toma de rehén ocurrió el 18 de agosto pasado. Ese día, Sierra ingresó a la escribanía Lamarca en la calle Libertad y pidió hablar con la dueña del lugar. n Había ido a discutir uproblema con una serie de terrenos en Marcos Paz que decía eran de su propiedad y que estaban retenidos indebidamente. En esa circunstancia, Sierra sacó la cuchilla, tomó del pelo y redujo a la escribana y se atrincheró en la oficina donde había sido recibido. Las cámaras del lugar registraron la violencia con la que actuó el hombre.
Sierra retuvo a su víctima al menos una hora y media con la cuchilla en el cuello. Efectivos de la Policía Bonaerense aislaron la zona en un estado de tensión. En el caso intervino la UFI N°2 de Cañuelas, a cargo de la fiscal Norma Pippo, quien envió al secretario de su dependencia, Pablo Ober, para actuar como negociador.
Mientras amenazaba de muerte a su víctima, Sierra le contó su historia a Ober, comentaron fuentes del caso a este medio. Decía que esos terrenos eran de gran valor, que “una movida política” los retenía indebidamente, que todo dependía de la escribanía. También le dijo que unos matones lo habían golpeado hace unos años. “Esta hija de puta no me quiere entregar lo que es mío”, gritó en un momento. Su víctima lucía pálida y temblaba.
Ober finalmente logró que Sierra depusiera su arma y se entregara.
El contundente informe de especialistas de la Dirección Nacional de Policía Científica -que se sumó a otro pedido por la fiscalía y realizado por una psiquiatra del Hospital Marzetti- hizo que el Juzgado Nº 8 que dirige el juez Martín Rizzo decidiera sobreseerlo por razones de inimputabilidad. En esa resolución, Rizzo también ordenó la internación provisional de Sierra, cuyo caso pasó así a manos del Juzgado de Familia Nº 5 de Cañuelas, del juez Hugo Rondina, encargado de controlar la internación.
Sierra fue trasladado al penal psiquiátrico de Melchor Romero. Allí se encuentran encerrados más de 400 detenidos, la mayoría también declarados inimputables. En estos tipos de casos, los arrestados deberían ser liberados cuando cumplen su condena o cuando la Justicia considere que no sean un peligro ni para ellos ni para la sociedad. Esto último fue lo que sucedió con Serra.
Personal del hospital de Alejandro Korn lo evaluó y concluyó que como “no presenta riesgo cierto e inminente", no corresponde su internación y sí que continúe el tratamiento de forma ambulatoria. “El causante goza del derecho de tomar decisiones relacionadas a su atención y tratamiento”, consideraron quienes lo atendieron.
Sin el aval del equipo interdisciplinario, el Juzgado de Familia Nº 5 entonces estableció que “si la intervención penal concluye en sobreseer al causante, se tornaría inadecuada la permanencia indefinida de un paciente en una Unidad Penitenciaria; correspondiendo en ese caso que el tratamiento ambulatorio desplegado en una institución del ámbito de la salud de su domicilio de referencia, sin el contralor de esta Judicatura”.
La causa fue nuevamente remitida al Juzgado de Rizzo, quien ante este contexto ordenó la liberación.
La noticia causó preocupación en la escribana y su entorno. Ya sin competencia, “desde la fiscalía le recomendaron a la víctima y a otras personas que se sintieron atemorizadas por la libertad de Sierra que hagan la denuncia en la Comisaría de la Mujer y hablen con el Juzgado de Paz para que gestionar una medida cautelar de restricción de acercamiento”, dijo a Infobae una fuente judicial. La denuncia ya fue radicada esta misma tarde y la cuestión se resolverá en las próximas horas. A la escribana le darían un botón antipánico. También existe la posibilidad de que a Sierra le coloquen una pulsera dual.
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