Por estas horas, los investigadores creen que el panadero Gerardo Caivano, de 36 años, le disparó en 17 oportunidades al ladrón menor de edad que mató el 3 de octubre pasado en medio de un robo en Rafael Castillo. El dato surgió del resultado de un nuevo peritaje balístico, ordenado por el fiscal de menores Emilio Spatafora, donde se halló esa cantidad de impactos sobre la camioneta Volkswagen Amarok: el vehículo que le intentaron robar a Caivano el día del hecho.
Según relataron fuentes judiciales a Infobae, el momento en que se efectuó esa cantidad de disparos fue cuando M., alias “Curly”, de 17 años, oriundo de Isidro Casanova, se encontraba arriba de la Amarok para robarla. En tanto, se reveló que también hubo otros dos disparos pero en dirección contraría a los primeros 17, que serían los que disparó “Curly” en medio del enfrentamiento.
De ese modo, la autopsia realizada sobre el cuerpo del joven ladrón hace pocas semanas reveló que de esos 17 disparos, siete fueron al cuerpo con orificios de entrada y de salida. Además se confirmó que los proyectiles extraídos del cadáver son de calibre 9 milímetros y no serían del revólver encontrado en la escena: un arma calibre .38 con la numeración limada. La 9 milímetros con la que se mató al delincuente menor de edad, aseguran las fuentes, todavía no aparece.
Hasta ahora, los investigadores no pueden determinar si Caivano efectivamente le disparó 17 veces a “Curly”: las hipótesis son varias aunque los indicios más concretos recaen sobre el panadero, según sostuvieron fuentes con acceso al expediente. Además, el propio Caivano declaró ante la prensa un días después de ocurrido el hecho algo de lo que había sucedido.
“Estoy arrepentido de lo que hice, no soy un asesino”, aseguró Caivano frente a su casa. “No se puede explicar nada, ni emoción, nada, no me acuerdo. A mis hijos no los quiero sacar ni a la vereda. Soy un laburante, no salí a matar, salí a guardar la camioneta. Yo agarré el arma y después la tiré, era mi vida o la de él, yo no soy Dios para decidir”, señaló.
Por lo pronto, el calibre de disparo de las heridas que causaron la muerte de “Curly” es uno solo. Incluso en la escena del crimen se secuestraron 10 vainas servidas de ese mismo calibre: 9 milímetros.
Así el fiscal a cargo de la causa, del Fuero Penal de Responsabilidad Juvenil del Departamento Judicial La Matanza aún tiene que determinar si Caivano actuó o no en legítima defensa. Hasta ahora, el panadero permanece en su casa: el fiscal no tomó ninguna medida o temperamento en su contra.
Spatafora, por lo pronto, decidió desdoblar expediente y enviar la investigación del robo y homicidio a la Fiscalía de Homicidios de La Matanza. De igual modo, según detallaron a este medio, desde esa fiscalía devolverán el expediente a manos de Spatafora y la decisión final sobre quién continúa con la investigación recaerá en la fiscal general de ese distrito, Patricia Ochoa.
Más allá de que en qué fiscalía continúe con el caso, Caiviano en los próximos será citado a declarar: como imputado o como víctima.
El hecho ocurrió en la esquina de calles Yanzi y Pita, donde Caivano, se encontraba estacionado junto a su hijo de 15 años a bordo de su Volkswagen Amarok. En ese momento, más precisamente a las 18:09, fue sorprendido por un Fiat del que bajaron cuatro delincuentes armados que lo amenazaron con la intención de robarle su vehículo.
Allí, el comerciante forcejeó con uno de ellos y le sacó su arma, con la que finalmente asesinó a “Curly”, según contó él mismo, mientras otro era reducido y golpeado por vecinos y los otros dos cómplices huían.
La investigación avanzó y tres jóvenes fueron detenidos en Isidro Casanova por el hecho, uno de ellos con una herida de bala en una pierna, apodado “Teletubi”, uno de los dos que supuestamente huyeron tras el tiroteo. Detrás de su fuga quedó Dylan C., oriundo de la zona, menor también, que fue brutalmente golpeado por vecinos. La Policía Bonaerense frenó la agresión y lo aprehendió. “Podrían haberlo matado”, aseguró su familia a Infobae. Dylan se negó a declarar, como el resto de los detenidos.
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