Casi como una excepción, Roberto Juan Bonifacio, un recolector de residuos de 43 años con domicilio en la localidad bonaerense de Sarandí, decidió que anoche se movilizaría hasta su lugar de trabajo en colectivo, en lugar de hacerlo en moto, tal como estaba acostumbrado. El motivo –creen los vecinos que lo conocen– es que el fuerte temporal de lluvia y viento que azotó a gran parte del AMBA lo obligó a usar transporte público, algo que al final terminaría por torcer su destino de la manera más trágica.
Cuando estaba de regreso a su casa, en la esquina de Vieytes y Suárez, a la altura del barrio porteño de Barracas, dos ladrones armados subieron al colectivo de la línea 100 en el que Roberto se movilizaba y en cuestión de segundos se enfrentaron a los tiros con un policía federal que también viajaba en la misma unidad. El efectivo, identificado como Esteban Nicolás Lagos (28), quiso evitar el asalto pero todo terminó de la peor manera: tanto el uniformado como el barrendero fueron baleados y murieron a los pocos minutos. Lagos en el Hospital Churruca y Bonifacio en el Argerich. Según confirmaron fuentes policiales a Infobae, en el episodio otro pasajero recibió un tiro en el pie y está fuera de peligro. En cuanto a los delincuentes aún no fueron identificados y son buscados intensamente.
De acuerdo con lo que contaron los vecinos en Sarandí, la familia del recolector estuvo atravesada este año por más tragedias. Según revelaron, tanto su suegra como su cuñado murieron no hace mucho tiempo a causa del coronavirus. Graciela, su mujer, aún se recupera de las secuelas de la misma enfermedad. Trascendió que presenta problemas de movilidad por el virus.
“Son una familia tranquila, buenos vecinos. Él siempre salía en su moto o en un Uber a trabajar. Ayer justo lo hizo en colectivo”, lamentó Rosa, una vecina que dialogó con el canal TN. “Son vecinos buenos y nos duele enterarnos de esto. Que haya perdido la vida así. Eran gente buena. Él tiene su moto y tenía su moto para trabajar. Falleció la suegra, el cuñado y su señora, que casi se le va”, agregó la mujer.
Bonifacio se dedicaba a la recolección de residuos y a la actividad de la limpieza desde hacía más de 20 años. De acuerdo con los delegados del sindicato de Camioneros al cual Roberto estaba afiliado, desde el gremio le van a dar ayuda económica a Graciela. De hecho, serán ellos por el momento quienes hablarán en nombre de la familia, ya que sus seres queridos no están en condiciones de hacerlo debido al impacto por el brutal crimen. El hombre era padre de Juan (18) y Milagros (21), quien a su vez tiene dos hijos y estudia para convertirse en enfermera. “Están destrozados”, dijo uno de los delegados en la entrada del domicilio de Roberto, en el sur bonaerense. “El compromiso camionero con la familia camionera es lo mas importante”, agregó.
Pablo, el colectivero que presenció toda la secuencia y por poco pierde la vida en el hecho, contó algunos detalles de lo ocurrido y reveló la reacción de Bonifacio luego de haber sido herido. De acuerdo con el chofer, después de que los ladrones se escaparon, el barrendero comenzó a moverse de un lado para el otro dentro de la unidad. Después se acostó en el piso, luego se sentó y hasta se bajó del colectivo junto a conductor. “Parecía que hubiera convulsionado. Después nos enteramos que murió”, lamentó el chofer.
“Bajó conmigo y se quedó en la puerta y después se desplomó. La ambulancia vino a los cinco minutos y se lo llevó al hospital. Después nos enteramos que se murió”, expresó. Y agregó: “Si sabía que estaba herido, seguro seguía hacia el Argerich, pero nadie lo sabía”.
La autopsia revelaría que Bonifacio murió de un tiro en la espalda, según consigna la agencia Télam. Según le indicaron los peritos del Cuerpo Médico Forense, el disparo que ingresó por la parte posterior del cuerpo afectó varios órganos. Al parecer, estaba en uno de los asientos que miran hacia la luneta trasera, por eso el tiro le ingresó por la espalda.
La causa fue calificada como doble homicidio en ocasión de robo, disparo de arma y lesiones. Intervino la Fiscalía Criminal y Correccional Nro. 12 a cargo del fiscal Martín López Ferrando. Los imputados son dos hombres mayores de edad, cuya identidad aún no fue establecida. La Policía Científica recolectó del piso del colectivo un total de siete vainas servidas, todas calibre 9 milímetros.
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