Luego de un año y medio de investigación, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) desarticuló una organización delictiva conformada por 10 personas, ciudadanos de nacionalidad boliviana y argentina, dedicados a la importación y exportación de cocaína desde Bolivia hacia el continente europeo.
El despliegue territorial de la banda ocurría en el barrio Olimpo de Ingeniero Budge, en la provincia de Buenos Aires, y en General Roca, provincia de Río Negro. Según explicaron las fuentes ligadas a la investigación, en la Provincia acondicionaron los vehículos con la droga y desde allí la transportaban hacia la provincia patagónica. También, algunos panes de la droga eran enviados hacia Europa.
“Hay 10 narcotraficantes detenidos, que operaban en varias provincias de nuestro país. Tenemos que pensar al narcotráfico como una cadena de empresas criminales que funcionan por rentabilidad poniendo en riesgo la vida de las personas”, explicó José Glinski, director nacional de la PSA, quien destacó la labor del juez Pablo Yadarola, a cargo del Juzgado Nacional en lo Penal Económico Nº 2.
Para detener a estas 10 personas se llevaron a cabo 19 allanamientos: 13 en Buenos Aires, cuatro en Río Negro, uno en Neuquén y otro en Salta. En total se secuestraron 36.788 gramos de clorhidrato de cocaína, 28.146 gramos de sustancia de corte, herramientas y elementos de corte (líquidos químicos, balanza de precisión, papel film, cintas adhesivas, prensa, sellos para acuñado de ladrillos de cocaína), 23 gramos de marihuana y 663 gramos de hojas de coca.
También 3.394 dólares, 197.978 pesos, cuatro vehículos, 37 teléfonos celulares, un arma larga calibre 22 y 48 municiones y títulos de propiedad de inmuebles.
Todo comenzó el 19 de abril de 2019, cuando la Dirección General de Aduanas (DGA) en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza detuvo a un hombre de nacionalidad boliviana que intentaba abordar un vuelo con destino a Barcelona transportando cocaína disimulada en el doble fondo del interior de una valija.
Tras el arresto, el juez Yadarola requirió a la PSA una serie de intervenciones a distintos teléfonos celulares. El magistrado sospechaba que no era un caso aislado, si no que había una organización criminal por detrás.
En agosto de 2019 se concretaron los primeros allanamientos. Los operativos se desplegaron en cinco domicilios, donde detuvieron a un hombre y secuestraron más de 25 kilos de cocaína; divisas de diferentes nacionalidades; vehículos; elementos electrónicos y documentación de interés. Del análisis de esa información y siguiendo con la investigación se insertó una alerta migratoria sobre dos hombres, uno de los cuales fue aprehendido en Ezeiza en noviembre pasado, cuando intentaba salir del país hacia Bolivia.
Tras ese arresto, los investigadores determinaron la existencia de una organización criminal dedicada a adquirir cocaína en Buenos Aires y trasladarla hacia la provincia de Río Negro para su posterior comercialización.
Los oficiales de la PSA identificaron a sus miembros y domicilios, incluyendo el lugar donde se acondicionaron los vehículos con la droga.
En los últimos días surgió en las intervenciones telefónicas una posibilidad de una reunión el 6 de octubre entre dos hombres investigados para pactar una entrega de sustancia estupefaciente.
Tras el seguimiento de ese encuentro, uno de ellos fue interceptado y detenido en la intersección de Camino de Cintura y Olimpo, en Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora, cuando conducía un auto con cuatro paquetes de cocaína envueltos en cinta de embalar, con la imagen del personaje de caricatura Nemo al frente. Cada uno tenía poco más de un kilo de sustancia, sumando en total 4.370 gramos. También fueron secuestrados 3.000 dólares, 3.660 pesos; dos celulares y documentación de interés.
Tras ello, el juez Yadarola ordenó los últimos 19 allanamientos que terminaron de desarticular la organización criminal.
“Otro componente importante es el que tiene que ver con la diversa nacionalidad de las personas que integran esta organización y destacar que sin la participación de argentinos sería imposible que una red de narcotraficantes opere en nuestro país. Este no es un problema de extranjeros, es un problema que tenemos los argentinos y debemos darle una solución los argentinos. Hay que empezar a pensar el narcotráfico con la complejidad que lo merece y por eso requerimos mayores niveles de profesionalización del personal para poder avanzar”, aseguró Glinski.
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