“Dejame que yo lo maneje. Vos tranquilo que mañana te vas a tu casa”, le espetó el hombre a su hijo en un conventillo de Barracas. Ambos se encontraban esposados, acababan de caer.
El autor de la frase era un supuesto experimentado en el hampa. Ya tenía un pedido de captura vigente por rebeldía del Juzgado Federal Nº 1 de Corrientes al no comparecer a un proceso en 2016. Pero lo cierto es que pese a su presunta astucia, volvió a caer tras las rejas.
Minutos antes, efectivos de la Policía de la Ciudad los habían detenido junto a un tercer hombre por haber robado más de mil barbijos y tachos de basura de metal a un depósito ubicado en el mismo barrio.
Todo ocurrió durante el fin de semana pasado en un conventillo ubicado en la calle Quinquela Martín al 2000, en Barracas. Personal de la Brigada de la Comisaría Comunal Nº 4 de la Policía de la Ciudad realizó el allanamiento en el complejo habitacional con la sospecha de que algunos de sus integrantes cometían robos repetidos a un depósito con entrada en la avenida Suárez al 1900.
Por orden del Juzgado de Menores Nº 7, Secretaría 19, a cargo del doctor Gustavo Caruso, se apeló a la colaboración de un grupo de Dispersión de la Policía de la Ciudad.
Así, en el conventillo, las fuerzas de seguridad se encontraron con 21 bolsas cerradas de 50 barbijos cada una, cinco tachos de basura de metal sanitarios que también estaban guardados en bolsas y dos tendederos de ropa.
Al mismo tiempo, se produjo la detención de dos hombres adultos, de 38 y 34 años y de un joven menor de edad, de 17, que es el hijo de uno de los otros aprehendidos.
De acuerdo a los investigadores, los dos adultos ingresaban al depósito lindero a horas de la madrugada, y el menor se quedaba en la puerta, en su rol de “campana”.
Incluso, la familia había diseñado un escondite en el techo de su domicilio para poder ocultar el botín. Se estima que luego los barbijos eran vendidos en el mercado negro.
El juzgado interventor dispuso el traslado de los dos hombres mayores a una alcaidía de la Policía de la Ciudad, mientras que el menor de edad fue derivado al Instituto Inchausti.
No es la primera vez que sale a la luz un caso de una banda que operara con el robo de barbijos durante la pandemia de coronavirus.
El caso más trascendente de la cuarentena se dio en la primera semana de la misma, a fines de marzo, cuando un grupo de piratas del asfalto robó un cargamento de 60 cajas de barbijos y paños sanitarios a un camión en Villa Martelli mientras salía del depósito de la empresa que los producía.
Un chofer al mando de una Ford F-100 partió de la empresa Anadelia, dedicada a fabricar productos textiles de sanidad médica y biológica, entre ellos, barbijos, en la calle Agustín Álvarez al 4800. Minutos después fue abordado por tres hombres en una camioneta Fiat Ducato en la esquina de Alsina y Cochabamba. Al chofer se lo llevaron en la Ducato, mientras otro se apoderaba de la F-100.
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