Alberto José Márcico fue uno de los ídolos clave del Boca de los años ’90, el recuerdo emotivo de una generación. Dejó el fútbol y se convirtió en empresario dedicado al rubro inmobiliario. Quienes hicieron negocios con él y que hablaron en confianza con Infobae, decepcionados, con amargura, con un cuchillo judicial entre sus dientes, dicen que su cara, su nombre, eran su garantía, que cómo el “Beto” nos iba a hacer esto, suspiran.
Mañana por la mañana, Márcico y su hijo Lucas deberán conectarse a través de videoconferencia con el Juzgado N°39 de Fernando Caucedo. Serán indagados, podrán elegir responder preguntas o no. Si eligen el silencio, como suele pasar en Tribunales, no se verá bien. Deberán responder por la acusación en su contra, el delito de estafa, luego de que el fiscal Andrés Madrea investigara las denuncias en su contra durante más de un año. Su negocio inmobiliario, precisamente, es el problema, con acusaciones como vender el mismo departamento dos veces y con viejos compañeros de vestuario como Martín Herrera convertidos en sus denunciantes. Tres edificios son los cuestionados en las calles Migueletes, Roosevelt y Quinquela Martin.
“Venía bien en los negocios”, decía un investigador clave en la causa meses atrás, “hasta que todo empezó a venir mal.". Entonces, según el investigador, "la cosa se descontroló”.
La opinión del investigador, con el tiempo, cambió: Márcico “demoraba en contestar a la Justicia, bicicleteaba, lo mismo que les hacía a sus acreedores”, algo que irritaba a quienes le seguían el rastro. Su defensa, aseguran fuentes cercanas a la causa, nunca intentó frenar la situación con ofertas de restitución de dinero a sus denunciantes y querellantes. El investigador suspira y dice: “La soberbia es mala consejera, siempre te va a jugar en contra”.
Márcico integra diversas empresas desde mediados de la década pasada, según el Boletín Oficial, como Los Lofts De Godoy SA, o Edificio Migueletes 1286 SRL, que es casualmente su domicilio fiscal. Lucas José, su hijo, imputado junto a él, también figura en la sociedad. De acuerdo a datos del Banco Central, Márcico llegó a acumular 1,3 millones de pesos en cheques sin fondo a su nombre, la mayoría de ese monto fue saldado.
A la firma Edificio Migueletes, de la cual Márcico es parte desde 2006, se le decretó la quiebra en noviembre de 2018, según el Boletín Oficial, una decisión tomada por el Juzgado Comercial N°25, con una intimación para que le entregue su contaduría y sus papeles al síndico responsable. Datos de la AFIP revelan años de aportes impagos a empleados de la firma, rescisiones por falta de pago de una ART. La quiebra, según sugieren documentos a los que accedió Infobae, habría sido revocada.
Hoy, Edificio Migueletes 1286 SRL es el centro de casi todos los problemas del ex jugador. El nombre de la sociedad figura en expedientes a lo largo del fuero civil a los que accedió Infobae. Los reclamos son en dólares, dado el juego del mercado inmobiliario, con valores de cambio en su momento inicial que hoy son casi arqueológicos, como el dólar a 16 pesos de 2017.
En un expediente que data de mediados de ese año y que continúa hasta hoy, una abogada porteña con un abogado patrocinante tomó medidas agresivas en una causa bajo la carátula de preparación de la vía ejecutiva: en marzo de 2018, la abogada pidió que se ordenen informes a tres bancos distintos y al Registro de la Propiedad Inmueble para conocer el patrimonio de la firma. Cuatro meses antes, había presentado una cautelar para que se inhiban sus bienes. En julio, la misma abogada pidió la inhibición de bienes para Márcico mismo.
Irónicamente, dos meses antes, en un escrito con sello del 17 de octubre de 2017 anunciaban al Juzgado N°5 un acuerdo de liquidación de deuda: cinco cuotas de 26 mil dólares para cerrar un total de 130 mil en moneda estadounidense. Ambas partes pidieron al juzgado que se homologue el acuerdo. Por lo visto, algo pasó en el medio. En 2019, la causa llegó a la Sala H de la Cámara Civil.
Hay movimientos más recientes. El Juzgado N°45 del fuero tiene una demanda de este año contra Migueletes y Márcico mismo. La inició, entre otros, un jubilado de Puerto Madryn de 72 años, ex empleado de una universidad patagónica, junto a una mujer extranjera de 44 años radicada en el país, con domicilio porteño. La demanda apela a la Ley 24441 de financiamiento de la construcción.
Hay, según su texto, un mutuo hipotecario firmado entre los denunciantes y Márcico-Migueletes, que data del 8 de enero de 2014 y firmado ante escribano público. Su valor: 60 mil dólares, que Márcico, según los denunciantes, se comprometió a pagar en un año, una hipoteca sobre dos unidades del emprendimiento de la calle Migueletes. Los denunciantes fueron a juicio por falta de pago: quedaban liquidar 25 mil dólares del total. El año pasado, un empresario inmobiliario de 73 años con domicilio en Puerto Madero inició acciones en el Juzgado N°90 por la misma calificación.
Otros dos damnificados llegaron a la Sala D de la Cámara del fuero en causas por cobros de sumas de dinero contra Edificio Migueletes. En uno de estos expedientes, con un fallo que no menciona a Márcico con nombre y apellido, Migueletes fue condenada a pagar honorarios adeudados en diciembre de 2019 por el Juzgado N°31. El abogado defensor es el mismo que representa a Márcico en otras causas. El fallo fue apelado por la demandante, una arquitecta vinculada a un proyecto de la firma.
Su histórico compañero en Boca, Martín Horacio Herrera, también accionó civilmente contra “Beto” por incumplimiento de contrato, una causa de 2019. Herrera se convirtió en un denunciante renuente, dicen en Tribunales. No le fue fácil pedir que imputen a su amigo, con el que compartía asados semanales. Herrera solía decir en Tribunales que no había sido una estrella, pero que el dinero que hizo, se lo dio a su amigo.
El pedido de indagatoria firmado por el fiscal Madrea reconstruye los números. La historia entre ambos ex jugadores ya lleva 12 años de arrastre.
El requerimiento asegura: “El día 9 de mayo de 2008 efectuó la compra de diversos inmuebles mediante la firma de un boleto de compra venta por el 100% del valor de cada una de las unidades que estaban en plena construcción. El día 5 de mayo de 2011, decidieron dejar sin efecto la compra y Márcico retornó la totalidad del dinero a su comprador, Herrera. Ese monto, que ascendía a trecientos mil dólares (USD 300.000) decidió invertirlo nuevamente y adquirió otras unidades funcionales, utilizando el mismo formato de firma de boletos de compra venta por el monto total.”
“En dicha oportunidad compró primero la Unidad nro. 8 del edificio de la calle Roosevelt 3607-09 de esta ciudad, por la suma de ochenta mil dólares (USD 80.000); la Unidad nro. 9 del mismo edificio por el mismo valor. Luego de ello, también adquirió la Unidad nro. 29 del edificio ubicado en Migueletes 1268, de esta Ciudad, por la suma de doscientos cincuenta y cinco mil dólares (USD 255.000); la Unidad nro. 2 por ciento cincuenta y cinco mil dólares (USD 155.000) y la Unidad nro. 1 del mismo edifico por la suma de ciento sesenta y cinco mil dólares (USD 165.000), abonando dichos valores en efectivo (ver boletos de compraventa reservados en secretaría)”.
“Según explicó, de dichos inmuebles jamás logró obtener la posesión”, continúa el requerimiento del fiscal Madrea para que la Justicia indague al ex futbolista.
Por lo pronto, Márcico mantiene su silencio. Se negó a dar declaraciones tras un contacto inicial con Infobae esta mañana, algo obvio en un hombre a horas de ser indagado. Se espera un comunicado en las próximas horas.
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