El delincuente de 17 años asesinado por el panadero Gerardo Caivano en La Matanza recibió siete disparos al cuerpo con orificios de entrada y de salida, según confirmaron fuentes de la causa a Infobae. El dato surgió del resultado preliminar de la autopsia ordenada por el fiscal de menores Emilio Spatafora, donde además se reveló que los proyectiles extraídos del cadáver son de calibre 9 milímetros y no serían del revolver encontrado en la escena: un arma calibre .38 con la numeración limada.
La información que lanzó el exámen forense detalló que 3 de los impactos son de entrada y salida y 4 sin salida. Así el fiscal a cargo de la causa, del Fuero Penal de Responsabilidad Juvenil del Departamento Judicial La Matanza aún evalúa distintas hipótesis para determinar si Caivano actuó o no en legítima defensa. Hasta ahora, el panadero permanece en su casa: el fiscal no tomó ninguna medida o temperamento en su contra.
Por el momento, Dylan C., el otro menor que fue detenido en el lugar tras ser linchado por los vecinos del barrio se negó a declarar. En tanto, el fiscal Spatafora fijará una fecha de audiencia para que declare Gerardo Caivano, el panadero. Se desconoce, por lo pronto, si lo hará como testigo o como imputado.
Según confirmaron fuentes policiales a Infobae, el violento episodio se registró este sábado en las calles Yanzi y Pita de la localidad de Rafael Castillo, donde Caivano, de 36 años, se encontraba estacionado junto a su hijo de 15 años a bordo de su camioneta, una Volkswagen Amarok gris. En ese momento, más precisamente a las 18:09, fue sorprendido por un Chevrolet bordó del que bajaron cuatro delincuentes armados que lo amenazaron con la intención de robarle su vehículo.
Allí, el comerciante forcejeó con uno de ellos y le sacó su arma, con la que finalmente asesinó a uno de los ladrones, según contó el mismo, mientras otro era reducido y golpeado por vecinos y los otros dos cómplices huían.
“Hasta ahora el hecho está bajo investigación. No se considera un caso de legítima defensa, tampoco se considera lo contrario. La situación es confusa y se debe esclarecer”, indicó una fuente judicial con acceso al expediente.
“Estoy arrepentido de lo que hice, no soy un asesino”, aseguró Gerardo esta mañana frente a los medios visiblemente desbordado por la delicada situación que está viviendo.
“No se puede explicar nada, ni emoción, nada, no me acuerdo. A mis hijos no los quiero sacar ni a la vereda. Soy un laburante, no salí a matar, salí a guardar la camioneta. Yo agarré el arma y después la tiré, era mi vida o la de él, yo no soy Dios para decidir”, señaló.
Poco antes, su mujer había asegurado que las amenazas -que fueron posteadas y luego borradas en Facebook, según vecinos- les advertían “que van a venir a reventar la casa del panadero, que me van a prender fuego la casa, que vamos a linchar a tu marido, esas cosas salen por Facebook”.
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