Con su marido en reposo por una crisis de nervios tras el violento hecho que pasó junto a su hijo adolescente y su familia viviendo en otra casa por temor a una represalia, Leonor Vanesa Ferreyra, la pareja del panadero que mató a un ladrón cuando quiso robarle la camioneta, contó que los delincuentes que se dieron a la fuga tras el asalto del sábado pasado supuestamente planean una venganza.
La mujer se enteró a raíz de una presunta publicación en Facebook, que vieron varios vecinos pero que luego fue eliminada. “Amenazaron con reventar a mi marido y prendernos fuego la casa”, se indignó Vanesa al hablar con la prensa en la puerta de su negocio esta mañana.
“Cuando los vecinos me quisieron pasar una captura de pantalla ya lo habían sacado”, relató la mujer, quien a pesar del momento que está atravesando tuvo que ir a trabajar. “Estoy obligada a abrir mi negocio porque si no abro no como. Tengo que seguir trabajando aunque me gustaría bajar la persiana”, admitió, entre lágrimas.
El violento hecho de inseguridad ocurrió este sábado por la tarde en la esquina de las calles María Pita y Ventura Yanzi, en la localidad bonaerense de Rafael Castillo, cuando el panadero Gerardo Caivano se subió a su camioneta VW Amarok gris para salir de su casa junto a su hijo de 15 años: es padre de otros dos. Justo antes de iniciar el viaje, el vehículo fue interceptado por un auto Chevrolet color bordó, del que salieron cuatro delincuentes armados.
Según reveló la víctima del robo a la Policía Bonaerense, que reconoció el hecho y declaró ante los efectivos, al menos dos delincuentes se le abalanzaron y le quisieron robar la camioneta a punta de pistola. Así, en un hecho que investiga el fiscal de menores Emilio Spatafora, el panadero forcejeó con uno de los delincuentes armados. En esa puja se efectuaron varios disparos.
El comerciante relató que en medio del forcejeo finalmente logró sustraerle el arma a uno de los delincuentes y luego disparó a quemarropa, aduciendo que temía por su vida.
“Curly”, de 16 años, oriundo de Isidro Casanova, murió en el acto y quedó tendido boca abajo a un lado de la puerta del conductor de la camioneta. Los peritos encontraron junto a su cuerpo la réplica de un arma de 9 milímetros.
Entre los vecinos y el propio panadero también se logró reducir a otro de los supuestos delincuentes, otro menor de 17 años, quien en cuestión de minutos empezó a ser increpado por vecinos y trabajadores de locales de las inmediaciones.
El linchamiento fue filmado por algunos vecinos de la zona y en ese documento se pudo ver cómo se increpaba al presunto delincuente, al que le pedían que dijera de qué barrio venía a robar. Al parecer los delincuentes son del barrio San Petersburgo.
Una vez que llegó la Policía se aprehendió al menor de edad, quien fue trasladado a una comisaría. También se detectaron 7 impactos de bala en una de las puertas delanteras de la camioneta Amarok y se secuestró un arma calibre 32 largo con la numeración limada.
“Gerardo no estaba armado. Él es inocente, se defendió. Son ellos los que salen a matar. Queremos por favor que nos dejen tranquilos, que comprendan la situación en la que estamos”, pidió con énfasis la mujer frente a las cámaras de TV.
Vanesa dijo que ella no estaba presente en el momento del hecho. Solo estaba su marido y dos de sus hijos: “Escuché los gritos de mis hijos y cuando llegué ya era el desmadre de los vecinos agarrando al otro muchacho”.
La mujer, además, dijo que eran cinco los delincuentes que atacaron a su marido ya que “había un quinto que estaba haciendo de campana en la esquina”.
En todo momento, la esposa del panadero se mostró agradecida por el accionar de la comisaría de Rafael Castillo y pidió más protección no solo para su familia y los trabajadores de la panadería frente a esas amenazas sino para todo el barrio.
Mientras aguarda que a su marido lo llamen a declarar, la mujer tuvo que hacerse cargo del negocio y tratar de retomar su vida habitual. “No nos vamos a mudar”, sentenció, esperanzada con que los otros delincuentes sean capturados.
El fiscal Spatafora decidió no adoptar ninguna medida restrictiva de la libertad contra el comerciante asaltado. “Hasta ahora el hecho está bajo investigación. No se considera un caso de legítima defensa, tampoco se considera lo contrario. La situación es confusa y se debe esclarecer”, asegura una fuente judicial con acceso al expediente.
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