Al momento de ir a un puesto policial en la calle Pico, de Malvinas Argentinas, Esteban, de 44 años, ni recordaba que la cámara de video instalada en la ventanilla frontal de su auto había registrado todo lo sucedido pocos minutos antes.
Este operador tecnológico residente en el partido bonaerense ni había caído en la cuenta de que ese documento audiovisual permitiría documentar en vivo y con lujo de detalles cómo se padece un robo a mano armada a pocos metros del propio hogar.
La historia sucedió el domingo cerca de las 8:25 de la mañana en una calle de barro que el protagonista de la historia eligió no especificar. “Estaba volviendo a casa desde mi trabajo y justo antes de estacionar le pegué un grito a mi esposa para que me empezara a abrir el portón”, relató Esteban en diálogo telefónico con Infobae.
“Justo cuando se estaba por abrir el portón, me aparecieron dos pibes. Al menos uno de ellos ya estaba con un arma en la mano. Y me querían robar todo lo que tenía a mano”, explicó.
Para describir la situación vivida, ya no hacen falta muchas más palabras en el relato de Esteban. La cámara de seguridad dentro de su auto permitió registrar cómo dos delincuentes lo abordaron a plena luz del día, le apuntaron con un arma al rostro y lo amenazaron con meterse dentro del vehículo. También quedó retratado cómo la historia no tuvo un desenlace trágico casi de manera milagrosa.
“¡Dame el celular!”, “¡Dame la plata!”, eran algunas de las frases que le gritaron los dos ladrones durante el robo mientras Esteban trataba de demostrarles que no contaba con dinero en efectivo en su billetera.
Así, después de hasta ofrecerle las “facturas” que llevaba consigo, el dueño del vehículo vio una posibilidad de escape y decidió arriesgar su vida.
“Vi que la cosa se estaba estirando. Les decía que no tenía más plata para darles y uno de ellos me seguía golpeando el vidrio del acompañante para meterse. En un momento, vi que tenía el arma apuntando para cualquier lado, como si estuviera descansando y ahí me la jugué a dar marcha atrás y tratar de escaparme”, explicó Esteban.
“Hoy, viendo las imágenes, reconozco que arriesgué muchísimo mi vida. No sé si lo volvería a hacer”, aseguró.
En el video se ve cómo uno de los delincuentes le apunta. A la víctima del robo aún le queda la duda sobre si quisieron gatillarle o no: “Vi que cuando me alejaba se le movió una de las manos cuando me apuntaba. Creo que gatilló pero no lo puedo asegurar, no sé tanto de armas como para decirlo”, completó.
Esteban pudo registrar la escena en video gracias a una cámara que había instalado en el auto después de haber sufrido un fuerte accidente de tránsito.
“Hace un tiempo sufrí un choque muy fuerte en el que el otro auto fue imprudente y lo provocó. Entonces, después de las peleas de los seguros y demás, tuve la idea de instalar una cámara en el frente para que, si tenía otra situación igual, quedara todo registrado. Nunca pensé que me iba a servir para que grabe un robo a mano armada”, advirtió.
La víctima del robo aseguró haber radicado la denuncia en la Comisaría 2ª de Los Polvorines y que la causa quedó en manos de la Fiscalía Nº 20 de Malvinas Argentinas. Así y todo, por el momento ninguno de los dos delincuentes fue detenido.
“Hasta ahora, la policía no nos comunicó nada sobre sus detenciones. El Municipio sí está en contacto con nosotros desde la Secretaría de Seguridad y aumentaron el patrullaje en la zona, pero creo que no los agarraron todavía. Los vecinos nos dijeron que son gente de por acá, que conocen la zona y están por acá por las calles. Esperamos que si los conocen todos, que los puedan detener”, auguró la víctima del robo.
“También algunos vecinos nos dijeron que en estos últimos días estos pibes estuvieron tirando tiros al aire a tres cuadras de mi casa. A mí me resulta extraño que, si todos los conocen, todavía sigan libres”, agregó.
El caso, que salió a la luz por un informe de Telefé Noticias, causó conmoción por la crudeza de las imágenes y por la tensión que se respira en cada segundo del documento audiovisual.
Así, mientras Esteban y su pareja Gabriela intentan reacomodar su vida, uno de los principales objetivos es volver a llevarles tranquilidad a sus hijos de 11, 9 y 7 años.
“Estamos tratando de llevarles tranquilidad a los chicos. Les decimos que salgan a la calle sin miedo pero sí con atención a que pueda pasar cualquier cosa. El más chiquito tuvo momentos de estrés y de miedo. Esa misma noche se despertó llorando y diciendo que no quería que nos mataran. Ahora está un poco más tranquilo”, detalló la víctima del robo.
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