Este jueves por la mañana, luego de una extensa reunión en la sede del Equipo Argentino de Antropología Forense en la ex ESMA, la jueza federal María Gabriela Marrón, bajo cuya firma está el expediente que intenta esclarecer la muerte de Facundo Astudillo Castro, recibió el informe final de la autopsia practicada al cuerpo del joven de 22 años.
Una asfixia por sumersión, un ahogamiento, fue la causa de muerte que los forenses pudieron determinar. Sin embargo, no se pudo decir con exactitud si Facundo Castro fue asesinado, sufrió un accidente o se quitó la vida. La data de muerte se estableció al menos un mes antes del hallazgo del cadáver el 15 de agosto, un dato estimativo dada la avanzada descomposición del cuerpo. “Se trata de una muerte violenta, por no ser natural”, aseguró el documento.
El texto del informe, por otra parte, niega que el cuerpo haya estado en otro lado más allá del lugar de su aparición en el bañado de Cola de Ballena, donde fue hallado por pescadores, o que haya presentado lesiones sufridas en vida: todo el daño constatado es post-mortem.
“Los restos óseos estudiados no presentaban lesiones vitales de origen traumático, ni otras antemortem" (previas a la muerte), informaron los forenses. Es decir, no había golpes, rastros de armas de fuego o de armas blancas. “No se evidenciaron estructuras de densidad metálica, similares a elementos que puedan corresponderse con aquellos que producen injurias o lesiones”, continuaron.
Investigadores que participaron de la pesquisa leen el documento como una validación de una histórica hipótesis del caso: que Castro, tras ser llevado en auto por la “testigo H”, se adentró a pie para cortar camino hacia Bahía Blanca por la zona de Villarino y cayó a las aguas de la zona, donde finalmente se ahogó.
¿Se avecina un cierre de la causa, investigada por los fiscales Santiago Ulpiano Martínez y Horacio Azzolín? Nadie cerca del expediente se aventura a decirlo. Pero, por lo pronto, no parece probable.
“¿Cerrar la causa? Todavía no. Hay muchas preguntas que responder. Se ahogó, pero nadie dice que solo”, asegura una fuente clave en el caso a Infobae. Queda, por ejemplo, determinar “dónde y cuándo es que murió y combinarlo con los movimientos de los policías investigados”.
Diecisiete especialistas firmaron el documento, entre ellos Jorge Fondebrider, cabeza del EAAF junto a Analía Simonetto, Roberto Cohen, una de las máximas autoridades del Cuerpo Médico Forense, radiólogos y odontólogos forenses, expertos en tafonomía, el estudio de huesos, el doctor Néstor Centeno, especialista en entomología forense de la Universidad de Quilmes, la disciplina que analiza los insectos encontrados en cadáveres, o la doctora Nora Irene Maidana, miembro del Laboratorio de Diatomeas Continentales del CONICET, que buscó analizar las microalgas presentes en el cuerpo.
Virginia Creimer, perito de la querella, también integra la lista, aunque fuentes del caso aseguran que firmó su voto en disidencia, algo que no consta en los documentos a los que accedió Infobae. Sus actuaciones fueron clave. Las claves forenses a lo largo del texto para entender qué pasó con el cuerpo son tres: algas, huesos y dientes, y animales salvajes.
Las diatomeas, microalgas presentes en el agua de la zona, fueron encontradas en los restos. “El hecho de que la identificación de los géneros y especies de diatomeas halladas en la médula sean coincidentes con las recuperadas en muestras de agua y de sedimentos recogidos en el lugar del hallazgo de los restos es altamente indicativo de que se trata del medio en el cual se produjo la muerte”, afirma el informe.
Se observó una coloración rosada en los dientes, ampliamente estudiada en medicina forense. Por sí sola, no sirvió para determinar una causa de fallecimiento. Sin embargo, “asociado a la presencia de diatomeas en médula ósea, complementa la condición de una asfixia por sumersión”.
Las lesiones post-mortem que se encontraron fueron atribuidas a la acción de la fauna de la zona, con marcas compatibles con las de zorros, pampeano o gris. “La desarticulación y desplazamiento de ambos miembros superiores (uno de ellos hallado a 73,9 metros del cuerpo) y del miembro inferior derecho fue producida por este mismo cánido”, agregaron.
“El cuerpo hallado en este ambiente habría estado sujeto –además de a la acción de animales carnívoros– a la fluctuación de agua por las mareas, la presencia de invertebrados (cangrejos) y aves, entre otros. Esta dinámica posiblemente generó el movimiento del cuerpo y la pérdida de las prendas de vestir”, concluyeron.
A priori, la autopsia parecía la principal esperanza de establecer el momento exacto de la muerte, o de determinar de forma tajante qué pasó. “Que alguien se quiebre y hable”, dice una fuente de gran peso en la causa, “es una opción”.
Hoy a las 18, Cristina Castro, la madre de Facundo, y sus abogados querellantes darán una conferencia de prensa junto a la perito Creimer y representantes de Amnistía Internacional.
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