Mientras caía el sol ayer por la tarde, los ocupantes del predio de Guernica recibieron la noticia de que el juez Martín Miguel Rizzo había prorrogado el desalojo de la toma para el 15 y 30 de octubre de forma indefinida, luego de un pedido del Gobierno bonaerense y la oposición férrea del fiscal Juan Condomí Alcorta. La resolución apareció en medio de un clima de incertidumbre. Horas antes en la toma de cien hectáreas con casi 2 mil familias, varios residentes ya estaban dispuestos a pelear por el pedazo de tierra que ya sienten como propio.
“Estamos contentos, sí. No queríamos que esto sea una guerra. Lo que deseamos es una solución porque así acá no se puede vivir. Es muy difícil. No estamos tranquilos en este lugar pero ¿a dónde voy a ir?”, contó Rosana Sanchez, de 27 años. La mujer llegó al predio el primer día que se realizó a la toma porque no tenía donde vivir, ya no podía pagar más su alquiler. Llegó junto a sus hijos, uno de ellos un bebé.
Roxana siguió: “Lo que necesitamos es una situación normal, no esto. Cuando llueve se nos inunda todo, estoy acá con mis dos hijos, nos roban los cables del tendido de luz. No estamos tranquilos. Que se postergue está bien, pero necesitamos estar tranquilos. Si nos dicen que nos tenemos que ir me iré, pero necesito una tierra para una familia”.
El primer desalojo estaba dispuesto para los días 23, 24 y 25 de septiembre, pero el ministro de Desarrollo Andrés “Cuervo” Larroque solicitó una prórroga de 10 días para continuar con las negociaciones y lograr una “desocupación pacífica” del predio en conflicto. Ese plazo vencía ayer.
La prórroga se decidió ayer después de una reunión que mantuvieron los ministros bonaerenses, Larroque y Julio Alak, con los distintos delegados de los ocupantes, organizaciones políticas, el fiscal de la causa, Juan Condomí Alcorta, y el juez Rizzo.
El cónclave duró al menos cuatro horas. La mayoría de los actores involucrados se mostraron proclives a buscar una salida consensuada y pacífica al conflicto. Sin embargo, el fiscal Condomí Alcorta, se opuso, consistente con su postura histórica en el conflicto, de igual manera que el abogado Gervasio Pérez Pesado, representante de la firma Bellaco SA, a cargo del emprendimiento inmobiliario San Cirano, cuyas tierras fueron tomadas.
“Además de las personas de toma tenemos 5 víctimas de las que nadie se ha acordado, que están siendo amenazadas y que, por ello se oponen a más prórrogas”, sostuvo Condomí Alcorta en referencia a los propietarios de las tierras, una declaración reflejada en la prórroga firmada por Rizzo. El fiscal apelará la resolución bajo ese punto de vista, según pudo saber Infobae.
La toma comenzó el 20 de julio pasado, cuando un grupo de personas instaló las primeras casillas dentro del territorio ubicado en el barrio Numancia de Guernica, en Presidente Perón. El primer sector se llamó “20 de Julio”, luego, según los propios ocupantes, el rumor de la toma se esparció y las personas llegaron desde distintos puntos del conurbano bonaerense. Así se formó el resto de los barrios: San Martín, La Lucha y La Unión.
Los sectores se subdividen a partir de zanjones de agua podrida. Apenas unos precarios puentes los unen. Su fisonomía es idéntica, cuadrados de tierra delimitados por cables sostenidos por palos de madera y dentro se ubica la casilla: dos palos atados a una bolsa de nylon, en algunos casos. En otros construyeron cubículos de chapa en un espacio de dos por dos.
Mientras el futuro inmediato de la toma de Guernica se decidía por zoom, los ocupantes se preparaban para el peor escenario. “De acá me sacan con los pies para delante. Mirá, ya me hice mi escudo y mi lanza”, dijo Nicolas de 27 años, quien reside en el barrio 20 de Julio dentro de la toma. Nicolás posa tras la chapa que improvisó junto a su casilla de nylon y maderas rotas, tenso. Organizaciones sociales en la toma hablaban de resistir. En el medio, el joven se entera de la prórroga indefinida.
Después de la decisión, Infobae le volvió a preguntar qué pensaba sobre la nueva medida. “El único día que vamos a festejar va a ser cuando nos den las tierras. Hasta el momento seguimos luchando. Porque el tema es que esta tierra no es de nadie esa es la realidad. Si vos me traes los papeles de posesión de este terreno, yo me voy pacíficamente, pero hasta el momento nadie nos mostró nada. Ahora hay que seguir resistiendo porque si no ¿a dónde me voy a parar? No tengo casa, no tengo nada”, agregó Nicolas.
Según el censo que realizó el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad bonaerense hay 2.344 parcelas, de las cuales 440 están deshabitadas, y 1.904 grupos de familias, quienes indicaron que allí viven 2797 menores. Luego, acerca de la situación laboral de los ocupantes, los mayores respondieron que 1.859 son desocupados, 494 ocupados, 271 con trabajo informal y 20 jubilados, pensionados o con discapacidad. Sobre su procedencia, no todos respondieron, sólo se reveló que 840 personas son de Guernica y 258 aseguran ser de Almirante Brown, Gregorio Laferrere, Lomas de Zamora, Quilmes y Esteban Echeverría.
Sin embargo, ayer, unas 170 familias, casi el 10% de los allí asentados, ya habían desalojado de manera voluntaria la usurpación al aceptar la propuesta del Estado provincial.
“Necesitamos una propuesta seria para irnos. Está bien que se prolongue, pero no es una solución. Sino que nos traigan los papeles de los dueños de las tierras porque acá nadie nos mostró nada. Si aparecen esos papeles yo me voy”, dijo Juan Manuel Estrada, de 28 años, quien está en la toma desde el 20 de Julio.
Las calles de la toma después de recibir la noticia quedaron en pausa. Algunos ocupantes aplaudieron. Otros, continuaron con su rutina diaria. Mientras caía el sol, las familias encendieron fogatas entre los mosquitos con alto riesgo de dengue, el barro y las charcas de agua, entre las parcelas divididas por palos, bolsas y zanjas. “Nos vamos a dormir más tranquilos, pero sabemos que todavía la pelea no terminó”, concluyó Jonathan, de 28 años, mientras preparaba un guiso de lentejas junto a su familia.
Fotos: Franco Fafasuli
Seguí leyendo: