La banda de “La Gitana” tenía la mecánica del robo aceitada. A los gritos y disfrazados como agentes de la Policía Bonaerense entraban a los domicilios previamente marcados. “¡Allanamiento, allanamiento!”, vociferaban mientras tumbaban la puerta de las casas para ingresar. Simulaban hacer un operativo legal, con el guión de costumbre para un procedimiento. Una vez en el interior de los domicilios, a punta de pistola, las víctimas, entre la confusión por su apariencia y la propia adrenalina dada por la velocidad de los hechos, entregaban todo lo que tenían: dinero y pertenencias de valor.
La banda conformada por siete miembros, entre los que se sospecha se encontraba un ex efectivo de la Bonaerense, tenía una líder con historial delictivo: Mariela Adriana Lucero alias “La Gitana”, de 49 años, que cuenta con antecedentes por robo agravado y encubrimiento. El número dos de la banda, Isaías Cabrera Dos Rey, por su parte, cargaba con una larga lista de antecedentes por robo y hasta con una condena a 16 años de prisión.
Así el grupo se movió durante al menos seis meses. Hasta la semana pasada, cuando en distintos allanamientos la división Oeste de Investigaciones de la Policía Federal los arrestó.
La banda era pesada: contaba con todos los elementos para disfrazar una entradera como un allanamiento de rutina. En los operativos de su detención ocurridos la semana pasada, a cargo del fiscal Leandro Ventricelli, de la UFI Nº 1 de Moreno, los agentes encontraron handies e indumentaria policial como chalecos antibalas y camperas rompevientos. Todos los elementos llevaban insignias de la Bonaerense.
También tenían armas de alto calibre, un ariete, dos barretas, un alicate corta-candados y demás herramientas que se utilizan para la irrupción en domicilios, dos radios con cargadores, cartuchos y municiones de distintos calibres, una cuchilla, una picana, un automóvil, chapas patentes, documentación apócrifa, entre ellas actas de allanamiento. Les encontraron 70.000 pesos en efectivo, 15 teléfonos celulares y elementos de interés para la causa, según confiaron fuentes de la investigación a Infobae.
Así la estética, los modos y la actuación eran idénticos a los de una brigada policial, describieron los detectives que les siguieron el rastro durante esos meses.
Los investigadores, en base al entrecruzamiento de llamadas, determinaron que “La Gitana” era la organizadora, la articuladora de la lógica delictiva y la que pensaba los atracos. El fiscal Ventricelli les imputó tres hechos, que quedaron registrados por las cámaras de seguridad de los domicilios en los que ingresaron.
El primer hecho que la Justicia les imputó se produjo en la mañana del 20 de mayo pasado en una casa en la localidad de Moreno. En esa oportunidad, la banda de “La Gitana” violentó la cerradura de la puerta e ingresó al domicilio al grito de “¡policía, policía!” vistiendo chalecos que parecían ser oficiales.
Adentro, se encontraba una familia. Inmediatamente un miembro de la banda los apuntó y les dijo que se quedaran en silencio, que no iba a pasar nada, pero que dijeran dónde estaban sus pertenencias. La familia en estado de shock les indicó dólnde se encontraban los elementos de valor. El botín de aquel atraco, según figura en la causa: 60 mil pesos y dos celulares. Luego se dieron a la fuga en un Volskwagen Suran.
La banda concretaba las faenas con velocidad: como entraban, salían. Así quedó registrado por las cámaras de seguridad.
El segundo hecho ocurrió el 8 de julio pasado. Eduardo Soria paseaba a su perro, un caniche, en la puerta de su casa, sobre la calle Marconi en Moreno. Dentro de su domicilio se encontraban su esposa y sus tres hijos. Eduardo vio cómo se acercaba un Volkswagen Suran, que se detuvo frente a él. Sintió alivio cuando vio bajar del vehículo a una mujer policía, detrás apareció otro hombre, también identificado con el uniforme policial.
“La Gitana” misma, según la acusación en su contra, le dijo que era un allanamiento. “¿Allanamiento de qué?”, le preguntó él. “De los muebles”, le respondió. Eduardo tenía una mueblería. “Bueno, dame dos minutos que llamo a la comisaría y te abro”, contestó. La mujer le dijo que ella era la policía y se metió. Detrás de ella el otro hombre. En ese momento, un tercer falso policía se acercó. También un cuarto. “Metete para adentro”, le dijeron a Eduardo.
El hombre recién ahí comprendió la secuencia. Eduardo no se resistió. Terminó golpeado, de un culatazo en la cabeza.
“La Gitana” le decía: “Dame los papeles, dame la plata”. Sin embargo, mientras lo golpeaban y lo sujetaban entre tres, Eduardo metió la mano en su bolsillo y activó una alarma vecinal. Cuando empezó a sonar, la mujer exigía que la apagara. Por el ruido de la alarma y los gritos del forcejeo, los vecinos empezaron a salir de sus hogares. El ruido espantó a la banda, que huyó.
Luego, el 23 de julio pasado montaron la misma escena en una casa ubicada en la esquina de Cruz Varela y La Escultura, también en Moreno. El botín fueron: 12 mil pesos, varios elementos de electrónica y se llevaron hasta una garrafa de gas de 15 kilos.
Tras varios allanamientos, la Federal logró detener a la banda de falsos policías. La única que declaró fue “La Gitana”, quien confesó todos los delitos de los que se la acusa. En tanto, el fiscal Ventricelli procesó a los ladrones por robo agravado por el uso de arma de fuego y quedaron detenidos.
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