Ayer, Nahuel, un detenido de 44 años alojado en la Unidad Penitenciaria N° 18 de la localidad platense de Gorina, fue hasta un aula del sector educativo de esa cárcel dependiente del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). Allí, entre medio de pupitres vacíos, se ubicó frente al pizarrón y encendió la computadora para comenzar el que esperaba que fuera el último examen. El detenido rindió de manera remota y aprobó “Finanzas y Derecho Financiero”. Así, logró un hecho inedito en el ámbito bonaerense: es el primer abogado que se recibió en contexto de encierro.
Nahuel fue arrestado el año pasado en La Plata y hoy cumple una condena por robo agravado. Cayó preso cuando le restaba una sola materia para recibirse de abogado. Pero a pesar de que le faltaba un paso para terminar, hasta hace un tiempo se negaba a rendir la materia final y concluir la carrera.
Su idea cambió tras entrevistas con autoridades de la Dirección Provincial de Políticas de Inclusión del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, y de la Subdirección General de Educación del SPB, los agentes del área de coordinación educativa y los psicólogos de la Unidad 18, quienes lo animaron a retomar los estudios.
Para aprobar Finanzas y Derecho Financiero, para el detenido fue fundamental el apoyo que recibió de parte de los docentes universitarios de la Universidad Nacional de La Plata, que se pusieron a disposición y le brindaron dos clases de apoyo semanales vía Zoom para resolver sus dudas. Desde el SPB contaron que luego del examen, Nahuel salió del aula y se quebró en llanto. Más calmo, después agradeció a los funcionarios, las psicólogas y los docentes que lo ayudaron.
El ministro de Justicia y Derechos Humanos bonaerense, Julio Alak, consideró que el caso de Nahuel es “el norte” de la gestión en materia carcelaria y educativa. “El interno que completa los estudios universitarios no vuelve a delinquir. No hay reincidencia en las personas que logran terminar una carrera”, afirmó.
“Desde que comenzó la pandemia, en marzo pasado, nos pusimos a trabajar para ver cómo podíamos garantizar el acceso a la educación. Las autoridades penitenciarias del área educativa avanzaron para que los internos y detenidas pudieran acceder a los contenidos educativos a través del modo digital”, sostuvo Alak.
En la mesa de examen universitaria, la historia de Nahuel se cruzó con la de Marcelo, un hombre de 54 años que cursó toda la carrera de Derecho en la cárcel y hoy está en libertad. Ambos compartieron un mismo grupo de estudios.
En el caso de Marcelo, empezó a estudiar en 2012 mientras estaba en la Unidad 30 General Alvear y fue liberado cuando le restaba cursar dos materias. Ayer rindió desde su casa en Lomas de Zamora y les dio la alegría a sus tres hijos, de 24, 18 y 13 años. “¿Qué más motivación puedo darles que el ejemplo? Mi hijo más chico es el que más me insistía y me decía todo el tiempo que me pusiera a estudiar. Era algo que tenía pendiente”, contó el flamante abogado, que actualmente tiene un emprendimiento familiar con su hermano en el que venden calzado de dama.
El camino que Nahuel y Marcelo recorrieron es el que muchos otros están transitando hoy en día. Solo en el ámbito del SPB, hay 905 detenidos que estudian en el nivel universitario tras acuerdos convenidos con las Universidades Nacionales de La Plata, Mar del Plata, San Martín, del Sur y del Centro.
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