El miércoles 23, un día después de la postergación del desalojo en las tierras ocupadas en Guernica, el clima dentro de la toma era de incertidumbre. Contra reloj, el Gobierno bonaerense trabaja un plan para reubicar a las personas que hace poco más de dos meses se instalaron en esas tierras que quedaron en medio de un conflicto judicial. Sin embargo, los ocupantes aseguran que no se van a ir. El juez Martín Miguel Rizzo dio tiempo hasta el 1° de octubre, fecha que entendió como “improrrogable”, para encontrar una salida a la situación luego de repetidos pedidos del fiscal Juan Condomí Alcorta.
Si esto no ocurre, la Policía Bonaerense tiene la orden de comenzar el desalojo, con un resultado incierto.
Por lo pronto, hay asambleas en el predio, donde las cosas se discuten y se deciden entre las casillas de lona y restos de durlock, los límites de parcelas marcados con palo y cuerda, algunas construcciones ya con cemento.
“Hasta que no nos aseguren un lugar exacto de acá no nos vamos a ir”, dijo Horacio Perón, uno de los delegados del Polo Obrero dentro del llamado Barrio San Martín en la toma. No todos piensan igual. Algunos planean resistir allí porque sienten esa tierra como su última esperanza de tener un terreno propio y otros reclaman un pedazo de tierra en cualquier lugar para irse pacíficamente.
Las divisiones internas van más allá de parcelas. Una vez ocupado, el territorio de cien hectáreas se subdividió en cuatro barrios y en cada uno se eligió un delegado por manzana. De esos, uno de cada sector actúa en representación por todo su “barrio”. Así, el reclamo dentro de la toma está unificado, pero no es unísono.
Distintas organizaciones políticas, como el Polo Obrero, Libres del Sur y MRT juegan un rol clave en la toma de decisiones, en la organización de sus ocupantes y en la negociación con el Ministerio de Desarrollo Social, comandado por Andrés “Cuervo” Larroque, para encontrar una salida al conflicto. Como así también en la distribución de alimentos y necesidades básicas para sus ocupantes.
Todo comenzó el 20 de julio pasado, cuando un grupo de personas instaló las primeras casillas dentro del territorio ubicado en el barrio Numancia de Guernica, en Presidente Perón. El primer sector se llamó “20 de Julio”, luego, según los propios ocupantes, el rumor de la toma se esparció y las personas llegaron desde distintos puntos del conurbano bonaerense.
Según el censo que realizó el Ministerio de Desarrollo Social bonaerense, hay 2.344 parcelas y 1.904 personas se acercaron para responder las preguntas. Vienen de varios lugares: se reveló que 650 son de Guernica. El resto aseguran ser de Almirante Brown, Gregorio Laferrere, Lomas de Zamora, Quilmes y Esteban Echeverría. Al menos mil no respondieron su procedencia.
“Yo trabajaba en una panadería en Lomas de Zamora, no tenía donde dormir, la verdad. El patrón me dejaba pasar la noche entre las máquinas. Hasta que escuché que se había tomado este terreno y me mandé. Tengo una hija”, contó Braian Morel de 20 años.
“Llegué con una bolsa de arena, le clavé cuatro palos y me hice mi lugar, pero en ese momento la situación estaba más complicada porque había bandas que te querían robar la tierra entonces había que plantarse y quedarse, pero eso ya quedó atrás”, explicó Morel, quien está allí desde el 21 de julio.
Luego, se formó el resto de los barrios: San Martín, La Lucha y La Unión. Los sectores se subdividen a partir de zanjones de agua podrida. Apenas unos precarios puentes los unen. Su fisonomía es idéntica, cuadrados de tierra delimitados por cables sostenidos por palos de madera y dentro se ubica la casilla: dos palos atados a una bolsa de nylon, en algunos casos. En otros construyeron cubículos de chapa en un espacio de dos por dos.
Las condiciones son precarias. Sin embargo, algunos empezaron a construir y lo que se observa al caminar por los senderos de pasto y barro que conforman la toma son cimientos de futuras casas más elaboradas, de cemento. Es una señal concreta con una intención clara: quedarse.
Muchas de esas escasas casillas están vacías, como si por el simple hecho de instalarla, los ocupantes sellaran que ese terreno ya es de su propiedad. Lo que por momentos hace parecer que no hay nadie en el lugar. Sin embargo, la toma ya tiene vida propia.
Tras conocerse la noticia de la prórroga para el desalojo, a media mañana del miércoles en los cuatro sectores se realizaron distintas asambleas para informar a los ocupantes sobre la situación.
“Ayer tuvimos una reunión en el Ministerio de Desarrollo Social provincial y la verdad que fue muy mala”, sostuvo Luis, uno de los delegados frente a los ocupantes del barrio La Lucha.
El plan marcado por los delegados es quedarse en las tierras. En esa asamblea, que presenció Infobae, les comunicaron a los ocupantes que “por nada del mundo” revelen de dónde vienen, sino que tienen que asegurar que son oriundos de Guernica frente al Ministerio conducido por Larroque.
“Ustedes tienen que decir que son de acá, porque si les dicen que son de Catán los van a mandar para allá. Acá nos quedamos”, concluyó acompañado del aplauso de los residentes de La Lucha.
“La reunión con las organizaciones fue mala, algunos estaban muy mal predispuestos, ya los discursos se hacían como un hecho político en vez de buscar una solución pacífica. Hasta nos amenazaron diciendo que el Gobierno provincial no tenía el peso político para resistir un desalojo”, sostuvieron a Infobae calificadas fuentes de ese Ministerio que participaron de la reunión. Evidentemente, hay una fisura.
“Objetivamente lo que buscamos son tierras en Presidente Perón. La intendenta además nos pidió que no solo reubiquemos a la gente de la toma oriunda de Guernica sino a otras personas del distrito que también están en informalidad, porque esos otros le van a reclamar. Estamos viendo la manera de que esto funcione aunque estemos contra reloj”, agregaron.
Luego, a las familias de otras localidades se las intentará reubicar en su jurisdicción. “Ya empezamos a hablar con los distintos intendentes para encontrarles un lugar a esas personas”, aseguraron.
La trama política por detrás de la toma también refleja una organización frente al reclamo. Según se advirtió en la asamblea, el tiempo corre y para el 1° octubre falta poco. La postura de los ocupantes es la de resistir.
“Tenemos que convocar a la gente que está en lista de espera para su tierra el día del desalojo, tenemos que resistir y juntar a todos los que podamos”, gritó un habitante de La Lucha. De este modo, los residentes dejaron en claro que hay más personas esperando por una parcela y que están dispuestos a enfrentarse con la Policía para quedarse.
Tal es la conflictividad que en medio de la pelea otro factor se mezcló: la venta ilegal de tierras dentro de la toma. Según documentos a los que accedió Infobae, se detuvo a dos personas por el delito bajo la calificación de encubrimiento agravado por el ánimo de lucro, un remisero de Glew y una mujer de Guernica que había trabajado en un bar de Palermo hasta marzo de este año, otra causa a cargo del fiscal Condomí Alcorta. Ambos postearon en Facebook los terrenos para vender, desde 30 a 50 mil pesos la parcela.
“Sí, se escuchan rumores de que tal persona vende terrenos. Se escuchan los rumores, pero nosotros como delegados tenemos la obligación de acercarnos a hablar para saber si está pasando, pero no encontramos ningún caso concreto de que estén vendiendo terrenos”, aseguró el delegado Perón.
Mientras tanto, los días venideros serán claves para saber cómo terminará el conflicto. El plan, por lo pronto, es resistir.
Video y fotos: Thomas Khazki, Lihueel Althabe y Franco Fafasuli
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