Misterio, hermetismo y ninguna hipótesis clara. El expediente que investiga la muerte de Ana Karolina Fernández, la estudiante brasileña de medicina encontrada sin vida en el hueco del ascensor de un edificio de Avenida del Libertador, suma interrogantes a medida que pasan los días. Mientras se espera el resultado de las distintas pericias y estudios de laboratorio, los vecinos declararon que el ascensor funcionaba bien hasta minutos antes del hecho. La fiscal Cinthia Oberlander, luego de 14 días, citó a declarar a las amigas que estuvieron con la víctima horas antes de la muerte y que conocen la relación con los dos hombres que estaban en el departamento esa noche.
Infobae logró reconstruir el contenido de las testimoniales.
Según la cronología de la Justicia, el pasado jueves 3 de septiembre Ana Karolina festejaba con dos amigas más en un bar de Belgrano la aprobación de una materia. Cerca de la medianoche recibió un mensaje de Juan Ignacio Ameal, tenista de 27 años y con quien tenía una relación informal, que la invitaba al departamento de un amigo de él, Lucas Okita, en Avenida del Libertador 654.
La estudiante llegó sola cerca de las 2:30: a las 7 de la mañana ya estaba muerta en el fondo del hueco del ascensor.
¿Qué pasó en esas cuatro horas y media?
Los jóvenes dijeron que habían estado tomando alcohol hasta que la chica se durmió cerca de las 6:30 en un sillón del living. Explicaron que al verla dormida, ellos se fueron a otra habitación y cuando volvieron “algunos minutos después” ya no estaba. Según sus palabras, vieron que la puerta del departamento estaba abierta al igual que la del ascensor y ahí decidieron llamar a la Policía.
En el departamento se encontraron bebidas alcohólicas y 2CB, conocida como cocaína rosa, una droga alucinógena muy potente. También estaban las zapatillas de la víctima, su cartera y celular. Hasta el momento la coartada parece haber convencido a la fiscal Oberlander que no los imputó.
Entonces, quedan algunos de los interrogantes que plantea el caso, cabos sueltos:
. Si Ana Karolina supuestamente estaba durmiendo, ¿cómo llegó a la puerta del ascensor sin zapatillas ni cartera ni celular?
. ¿Es posible que el ascensor haya fallado?
. ¿Pudo haberse despertado, salir del departamento, hacer la fuerza necesaria para abrir la puerta cerrada del ascensor que estaba en planta baja y tirarse?
. ¿Los dos hombres le proporcionaron a la víctima la droga encontrada en el departamento?
La semana pasada, un grupo de vecinos fue consultado sobre el funcionamiento del ascensor durante ese día y en los anteriores. Se llamó a uno por piso y todos coincidieron en que el ascensor funcionaba sin problemas. “Nos preguntó la policía. El ascensor funcionaba bien. Cuando les dijimos eso se los veía extrañados. Se ve que están convencidos de que hubo alguna falla. Igual fue algo bastante informal porque no nos tomaron nombre ni nada”, cuenta uno de los vecinos a este medio.
En las últimas horas llegó al escritorio de la fiscal Oberlander un informe preliminar en el que figuraría que el ascensor solía tener fallas con la puerta. Sin embargo, ninguno de los vecinos consultados por este medio tiene conocimiento o recuerdo de algún problema de ese tipo.
Desde que sucedió el hecho todo el edificio de Libertador 654 está convulsionado. Incluso un policía de la Ciudad está de consigna hasta el día de hoy y el ascensor continúa clausurado. En la planta baja hay una faja que prohíbe la apertura de la puerta en la que se puede leer: “Causa: 506098 – Carátula: homicidio culposo”. Esa fue la calificación que le puso la Justicia rápidamente pero que luego, ante la mediatización del caso, tuvo que cambiar a muerte dudosa.
Según confirmaron fuentes judiciales a este medio, fueron dos las amigas que declararon en la causa hasta el momento. Una de ellas vivía con la víctima y la otra fue la que la acompañó hasta el Uber que la trasladó en el edificio donde encontró la muerte. Hay una tercera amiga, que también estuvo esa noche, que envió un mail a la fiscalía pidiendo declarar, pero por el momento no fue tenida en cuenta. Las dos testimoniales se tomaron el jueves pasado al mediodía, 14 días después del hecho, vía Zoom.
“Ana no solo conocía a Juan Ignacio, también lo conocía al otro chico. Es más, ella ya había estado en ese departamento en otra ocasión también invitada por Ameal. Hasta tenemos videos de eso que podemos aportar”, señaló una de las amigas introduciendo un dato que hasta el momento no figuraba en el expediente. Esos videos aún no fueron requeridos por los investigadores.
En otro tramo de la declaración una de las amigas contó como fueron los momentos previos a que Ana Karolina fuera al departamento de Libertador: “Una de las chicas estaba en auto y nos dejó en mi casa a mí y a Ana. Las dos subimos a mi departamento. Ella se cepilló los dientes, se puso perfume y llamamos al Uber desde su celular. Cerca de las 2, yo bajo con ella, le doy un abrazo y la veo subir. Antes de eso le pedí que me avisara cuando llegara pero nunca lo hizo. Muy extraño en ella que siempre avisaba”.
Un dato fundamental: la Justicia no posee cámaras de seguridad. Al menos ninguna que pueda aportar datos para intentar dilucidar qué fue lo que pasó en el departamento dúplex que ocupa los últimos dos pisos del edificio, el 13 y el 14.
Lo que sí está acreditado es que la caída por el hueco del ascensor se dio efectivamente cerca de las 7. Esto consta en la data de muerte determinada por la autopsia y en la declaración del encargado del edificio que escuchó el estruendo por el golpe del cuerpo al caer.
Mientras tanto, la familia de Ana Karolina todavía espera para que le entreguen el cuerpo. Su intención es sepultarlo en el estado de Goiás donde la victima vivió hasta que viajó a la Argentina. A pesar de que ya consiguieron los USD 5 mil para realizar la repatriación, los trámites judiciales se lo impiden.
“Los trámites burocráticos los está realizando un tío de Ana Karolina que vive en San Pablo pero hasta el momento no logró destrabar la entrega del cuerpo. Además, está realizando las gestiones para que le permitan viajar a Buenos Aires a recoger las pertenencias de ella, algo complicado con los vuelos aún cerrados por la cuarentena”, dicen desde el entorno de la joven fallecida.
Silvana Lara Ferreira, la mamá de Ana Karolina, no solo lucha para que le entreguen los restos de su hija, también para saber qué pasó con ella: “No tenemos nada concreto y ninguna previsión para la liberación del cuerpo. Estamos a la espera. Ya le hemos pagado a la funeraria el traslado, pero aún falta la liberación por parte de la justicia”, señaló al medio brasileño G1.
Por el momento ella descarta poder viajar al país por todas las trabas que existen, sin embargo, desde su lugar y como puede, pide justicia: “Es muy difícil todo esto, una angustia muy grande. No descansamos el corazón. No entiendo lo que pasó”, afirma.
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