El martes por la mañana, María Dolores Juncos gritó lo más fuerte que pudo para que alguien la rescatara. Gritó tanto que cuando observó que el ataque era inevitable intentó disuadir a su agresor, convencerlo de que no le hiciera daño. Pero ya era tarde.
“Yo también te quería”, le dijo la mujer segundos antes de morir a Ramón Hermes Acuña, jubilado y pensionado, ex transportista, su pareja desde hacía al menos un año, 43 años mayor que ella. Pero a Acuña no le importó: la asesinó de al menos 10 puñaladas al cuello con un cuchillo de 15 centímetros.
Del otro lado de la pared donde asesinaron a Juncos, de 35 años, una familiar de Acuña, de 78, escuchó los pedidos de auxilio, pero se quedó en estado de shock. Inmóvil. No sabía qué hacer. Cuando logró comprender la situación, se dirigió rápidamente a buscar a la hija de Acuña, Sandra, quien vivía cerca del lugar.
La mujer, una vez que llegó a la casa de Fournier al 1000 en Isidro Casanova, ingresó y fue directo al cuarto de donde habían salido esos gritos de pavor. Abrió la puerta y la dantesca escena que observó la dejó atónita. Ambos yacían tendidos sobre la cama envueltos en sangre y el cuchillo se encontraba en medio de la pareja.
Juncos ya no respiraba. Acuña, en cambio, apenas se movía. Había intentado quitarse la vida acogotandose con el mismo elemento que segundos antes había utilizado para asesinar a su pareja. Sandra llamó al 911.
Luego, llegó la Policía Bonaerense junto al fiscal de la causa Gastón Duplaá a cargo de UFI de Homicidios de La Matanza. Una vez en la escena, los investigadores retiraron todos los elementos probatorios envueltos en sangre para comenzar con los peritajes correspondientes. Acuña, por su parte, fue trasladado al hospital Paroissien, donde fue operado y quedó internado.
Juncos vivía en Ingeniero Budge con sus tres hijas de 15, 10 y 8 años. “Nunca pensé que a los 15 años me iba a quedar sin mi mamá”, dijo Candela, una de las hijas, en un móvil en su casa con el canal Crónica TV ayer por la tarde.
Y siguió: “Yo lo conocí y también a su familia. Fuimos al cumpleaños del nieto de él. Lo conocimos, pero nunca nos dijo la edad que realmente tenía. Nos decía que tenía 60 años”
“Chocaba con mi mamá. Yo ahí empecé a alejarme. Ella me contaba que cuando manejaban y discutían le amagaba con pegarle siempre. De hecho muchas veces casi chocamos en una de esas discusiones. Él era prepotente. Era muy celoso. Le decía que la mandaba a espiar y la amenazaba con que si lo llegaba a engañar la iba a matar”, relató Candela entre lágrimas.
Según el testimonio de la familia de Juncos, la relación entre ambos comenzó un año atrás. Él era viudo desde enero y en todo ese tiempo de relación, Acuña la amenazaba. Ella se quería separar. Ya se lo había dicho en varias oportunidades, pero él la seguía. La hostigaba. Por esa razón, creen, esa mañana fue a la casa de Acuña para terminar de una vez por todas con él.
“Me había mandando un mensaje que decía que a las 12 llegaba para almorzar y nunca llegó. Quiero que me dejen verla y poder despedirme, darle el último abrazo porque no pude”, concluyó Candela.
Según informaron fuentes de la causa a Infobae, el hombre, si hoy está en condiciones, tendrá que prestar su declaración indagatoria acusado por el delito de homicidio agravado por el vínculo de pareja existente con la víctima y por haberse perpetrado contra una mujer por un hombre con violencia de género: femicidio.
Si sufrís o conocés a alguien que sufre violencia de género podés contactar a la línea 144 las 24 horas.
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