Era una cuestión de tiempo. Pese a las denuncias, era esperable que las picadas volvieran a cobrarse la vida de una persona inocente.
El domingo cerca de las cinco de la tarde, Tahiel Contreras, de seis años, perdió la vida tras ser atropellado mientras esperaba para cruzar la calle junto a sus padres en la esquina de Ruta 21 y Soldado Sosa, en Laferrere. De acuerdo al testimonio de los testigos, la muerte del chico se produjo a raíz de una picada que corría Nahuel Olivera, un joven de 22 años, a bordo de un Chevrolet Corsa rojo contra un vehículo gris. Su conductor fue aprehendido a mediados de la mañana de hoy.
Olivera impactó con su Corsa a un VW Fox que circulaba con normalidad por el carril lento de la Ruta 21. La conductora de ese auto sintió el choque desde atrás, perdió el control del vehículo e impactó a la familia que se encontraba al borde de la ruta a la espera del cruce.
Así, el retorno de las picadas en el momento de más contagios de la pandemia, con más de diez mil contagios de COVID-19 por día, se hizo evidente en el Conurbano.
“Esto está pasando de nuevo. Son más astutos y más difíciles de encontrar. A veces no se juntan, se arregla todo por WhatsApp o historias de Instagram, e incluso las picadas comienzan con los autos en movimiento en medio de las autopistas o rutas. Está cada vez más complicado”, afirmó Viviam Perrone, la fundadora de la organización Madres del Dolor, que en 2002 perdió a su hijo Kevin Sedano, de 14 años, al ser atropellado por un auto que también corría una carrera clandestina.
Los padres de Tahiel, que también fueron embestidos en el accidente, ya fueron dados de alta después de las leves heridas sufridas en el accidente y actualmente se encuentran con asistencia psicológica.
A su vez, Infobae pudo confirmar que en el transcurso del lunes, el fiscal Fernando Garate, titular de la UFI Nº 1 de Laferrere, indagará a Nahuel Olivera por el delito de homicidio simple con dolo eventual, y no por el de homicidio culposo que corresponde a un accidente de tránsito, según confirmó Patricia Ochoa, fiscal general de La Matanza.
En el caso de que la Justicia lo encuentre culpable de tal calificación, la pena podría oscilar entre los 8 y los 25 años de prisión. Por lo pronto, el joven acusado de correr la picada a bordo del Corsa rojo será indagado en las próximas horas y por el momento, permanecerá detenido en la Comisaría Nº 18 de Altos de Laferrere.
En tanto, la mujer que conducía el VW Fox y que embistió a la familia Contreras accidentalmente, que también se encontraba detenida, podría recuperar la libertad en el transcurso del día.
Según fuentes judiciales, la fiscalía recogió los testimonios de testigos suficientes como para confirmar que Olivera y el auto que se encuentra prófugo estaban corriendo una picada. Algunas de las declaraciones recogidas corresponden a testigos que también circulaban por la Ruta 21 y que se habían cruzado a esos autos minutos antes del fatídico accidente. Con la caída del segundo conductor, la causa se enfoca en obtener el material de video de las cámaras de seguridad de la zona para intentar analizar los segundos previos y posteriores al hecho en las cercanías del punto de la tragedia.
“Tahiel estaba yendo con mi hermano y mi cuñada, con sus papás, a tomar un heladito y le pasó esto. Encima, hace unos meses, al abuelo de Tahiel también lo atropellaron en esta misma esquina y se salvó de milagro. Los domingos a la tarde siempre pasan autos a todo lo que da por acá”, se lamentó Julio Contreras, el tío del niño fallecido, en declaraciones ante diferentes medios.
Laferrere no fue la única carrera con la que se encontró la Justicia. Hace una semana, efectivos de la Policía Bonaerense secuestraron al menos 25 autos y cuatro motos tras una convocatoria a una picada masiva en Florencio Varela, con 40 participantes identificados, entre ellos tres menores de edad con sus vehículos.
Las fuerzas de seguridad tuvieron conocimiento de la cita de la picada en posteos de Facebook. Los corredores se citaron en la YPF de Senzabella y Ruta 36, para un periplo de cuatro kilómetros, un rally clandestino con una “previa” en la estación de servicio para beber y tomarse fotos.
Los organizadores prometían un recorrido a toda velocidad, cuatro kilómetros a través de Varela y Berazategui en dos rutas distintas. No era la primera vez que lo hacían, ya habían corrido su primera carrera el fin de semana anterior. Varios de los autos secuestrados, con modelos como un Renault Megane o Volkswagen Fox, tenían modificaciones especiales para correr, con ajustes en motores, cajas de cambio y amortiguadores.
Las detenciones fueron comandadas por el Juzgado Federal Nº 1 de Quilmes, a cargo de Luis Armella, por la violación de la cuarentena. La picada, más allá de una infracción de tránsito, no constituye un delito: se castigan sus consecuencias, pero no la práctica misma, sea una apuesta ilegal o la muerte de un chico de seis años.
“Cada día que pasa recibimos más denuncias sobre nuevas picadas”, le comentó consternada Perrone a Infobae: "Nosotros también entendemos a los policías. Cuando los llamamos para que acudan a un lugar específico, nos llegan a decir que no tienen gente porque se están ocupando de traslados de personas contagiadas de coronavirus o contactos estrechos. Sabemos que están desbordados, pero este es un tema que hay que volver a atender”.
Mientras atropellaban a Tahiel y a sus padres en Laferrere, Perrone había acudido a la esquina de Libertador y Pueyrredón, en Acassusso, alertada por otra denuncia. "Cuando llegué, vi que había un control de tránsito en ese lugar. Pero muchos autos llegaban, se sometían al control y a los 60 metros de pasar el puesto policial salían arando. Era casi como una burla”, afirmó.
“La metodología de las picadas cambió en este tiempo”, agregó Perrone. “Ahora pueden ocurrir a cualquier hora y es muy difícil poder detectar cuando lo están arreglando. Se charla por WhatsApp y la cita es en medio de una autopista”.
“Entonces, ponele que se juntan en la Panamericana, se ponen dos autos a la par, todo en movimiento, un tercer auto los acompaña, toca tres bocinazos seguidos y así se da la señal de inicio de la carrera. La picada consiste en que un auto tiene que pasar al otro en una distancia determinada. Una vez que lo pasa, la picada se termina. Entonces, hay que mejorar los controles y la prevención porque resulta aún más difícil poder atraparlos”, continuó.
La titular de Madres del Dolor indicó que a lo largo del último mes mantuvo reuniones con autoridades gubernamentales de tránsito, donde advirtió la nueva realidad de esta práctica y en la que exigió que se avance con medidas precautorias.
“La primera reunión que tuve fue con el ministro de Transporte, Mario Meoni, y con el presidente de la Junta de Seguridad en el Transporte, Julián Obaid, donde les exigí que se autorice de una vez el protocolo de accidentes viales”.
Tras sus reuniones con funcionarios, la madre de Kevin va por un nuevo protocolo:
“Ocurren hechos como el de Tahiel y hoy no hay un protocolo definido de actuación en la Justicia. Las pruebas pueden ser recogidas por bomberos, por policías o hasta por los propios vecinos del lugar. El protocolo que buscamos fue redactado durante la gestión anterior y sólo le falta la aprobación. Solo faltan las firmas de los ministros de Salud, Transporte y Seguridad”. Perrone también mantuvo una segunda reunión con un representante de la Subsecretaría de Transporte de la Provincia de Buenos Aires, en la que exigió que se adoptaran medidas punitivas preventivas contra los acusados de delitos a raíz de picadas.
“Les exigí que se actúe de la misma manera que en la Ciudad de Buenos Aires. Queremos que los autos con los que se cometieron esos delitos sean secuestrados, rematados y que ese dinero sea donado a hospitales o entidades benéficas”, detalló Perrone.
“Hay muchos casos de estas personas que corren picadas y parte de las penas que les dan es mandarlos a nuestra organización para que reciban una charla informativa. Ahí nos dimos cuenta del valor que para estas personas tiene su auto. Por eso, creemos que el remate de sus vehículos puede ser algo más profundo que las penas que les puedan llegar a dar. Les importa más su auto que las vidas que arruinaron con los accidentes. Además, esos autos tienen que ser considerados como armas. Si vos matás a alguien con un arma, nunca más te la van a devolver. Con esto, lo mismo”, concluyó.
Según Perrone, en las últimas semanas se incrementaron las denuncias por invitaciones a picadas en la autopista Panamericana y la General Paz. “Salen desde ese punto y van por la Panamericana hasta Pilar corriendo. Según las denuncias que recibimos, estas picadas se hacen los viernes y sábados a las doce de la noche. Y los domingos a las 6 de la mañana, sobre la Panamericana, es el turno de las motos”, indicó.
Seguí leyendo: