“Las condiciones laborales nuestras son pésimas. No tenemos alcohol en gel, no tenemos barbijos, faltan municiones. Todo eso lo tenemos que pagar nosotros. Los móviles están todos rotos. El comando Tres de Febrero no tiene combustible directamente. La hora extra vale $50. Nuestra vida vale $50. No nos escuchan, nos llenan de cuentos. Esto ya viene desde hace mucho”.
Las palabras son de un efectivo de la Policía Bonaerense con 12 años de servicio y que cumple funciones en San Martín. Sus dichos resumen las quejas en común entre los cientos de policías de la provincia de Buenos Aires que, al igual que ayer, decidieron copar las calles para hacer escuchar su reclamo de mejoras de condiciones laborales.
“No nos gusta llegar a esto, pero no nos queda otra. Queremos que nos den lo que nos corresponde. El dinero no alcanza y hay que trabajar más horas. Yo tengo una nena chiquita que me dice ‘pá, ¿cuándo vamos a ir a la plaza?’. Yo iba a mi casa solamente dos veces a la semana. Y estaba cuatro horas. Si uno tiene hijos me va a entender”, agrega a Infobae otro efectivo, que prefiere preservar su identidad.
En el Puente 12 ubicado en la Autopista Riccheri y Camino de Cintura se concentró la manifestación principal, aunque también hubo protestas en otros puntos de la provincia como Merlo, Moreno o La Plata. Agentes de todos los rangos, desde oficiales a capitanes y mayores, y que prestan servicios en San Martín, Tres de Febrero, La Matanza, Hurlingham y Morón, llegaron hasta allí. Vestidos de civil o uniformados, estuvieron acompañados por familiares y policías retirados, que promediando la tarde decidieron cortar dos carriles de la autopista.
“Mis tres hijos son policías. Tienen 43, 33 y 24 años. Desde el 2016 no les dan aumento. Mi hijos arriesgan la vida por $50 la hora extra. Con eso no comprás ni un alfajor. La plata no alcanza para nada. Hay gente que alquila, que tiene tres o cuatro pibes y le descuentan 10 mil pesos por mes”, comenta un hombre que sostiene en alto un cartel en el que exige un 56 por ciento de incremento de salarios.
“El índice de la canasta familiar para una familia tipo es de 45 mil pesos. Nosotros estamos cobrando 35. Vivimos haciendo adicional para que nos alcance para comer. Estamos reclamando algo justo, para nuestras familias. Lamentablemente a la Policía nunca se la escuchó. Creo que esto es una voz que se va a ir levantando cada vez más”, avizora un oficial experimentado de La Matanza.
Anoche, el gobierno provincial de Axel Kiciloff anunció una oferta de aumento, pero ello no apaciguó los ánimos. La movilización siguió y sigue hasta ahora.
El lugar elegido para visualizar el reclamo no fue casual. En Puente 12 se ubica el Centro de Coordinación Estratégica de Bonaerense, una suerte de bunker del ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, a quien cuestionaron duramente pidiendo su presencia.
Las sirenas de más de 70 patrulleros estacionados en las inmediaciones retumbaron desde antes del mediodía junto a los aplausos y los cánticos dirigidos a Berni. Según explicaron los policías, los vehículos policiales exponen sus quejas, ya que lucen en mal estado, chocados, con ruedas pinchadas, con impactos de balas, y con vidrios rotos o directamente plástico cubriendo la falta de ellos.
“La condición de los móviles es deplorable. Muchas veces ponemos de nuestro bolsillo para arreglar cubiertas o luces. Uno lo hace por la vocación de servicio y las ganas de trabajar. Si acá no hay vocación, por la carga horaria y por el sueldo no durás ni dos meses en la Policía”, se sincera un oficial inspector de La Matanza.
A la protesta también se sumaron familiares de víctimas de la inseguridad. “Vimos por la tele que estaban marchando y decidimos dar nuestro humilde apoyo a la Policía porque gracias a ellos hoy tenemos presos a los asesinos de nuestros hijos. Se merecen un sueldo digno y que tengan las herramientas necesarias”, cuenta a este medio Claudio Rodríguez, padre de Zaira Rodríguez, la piloto de karting asesinada en 2018 en un asalto en Villa Ballester. Junto a él estuvo el padre de Juan Manuel Miranda, el profesor de artes plásticas acribillado en San Martín en 2016.
La manifestación se organizó a través de redes sociales y grupos de WhatsApp. Entre los policías circuló un petitorio destinado a las autoridades gubernamentales con 20 puntos a tratar, siendo la cuestión salarial el principal tema a mejorar.
En concreto, piden aumentos de entre el 56 y el 64 por ciento según el subescalafón, al igual que un incremento del suplemento conocido como Compensación por Recargo de Servicio (las llamadas horas CORES) para que pague a $189. También solicitan “móviles en condiciones”, la “provisión del uniforme y del equipo de trabajo”, el “derecho a la sindicalización” y la “no obligatoriedad de la obra social IOMA”. “Queremos dejar en claro que este reclamo también es para brindarle un mejor servicio a la gente y que se sienta más segura”, resumieron los policías.
A lo largo del día, varios superiores salieron a hablar para llegar a un acuerdo y desactivar la medida de fuerza. Uno de fue el titular de la Policía de la provincia, Daniel García. “Tienen mi palabra de que no habrá ningún tipo de represalia contra quienes participaron de las medidas de fuerza. Lo salarial está en tratativas. El ministro dijo que les dará una respuesta el viernes”, explicó a los agentes.
Si bien García admitió que “tienen razón por el reclamo de las CORES, eso hay que cambiarlo", remarcó que “los porcentajes no los pueden poner ustedes”. Y tratando de calmar las aguas, aseguró: "Toda la vida tiré para el personal. Por eso estoy hablando acá con ustedes. Yo no estoy peleando por quedarme en el cargo, si me tengo que ir para que ustedes depongan el reclamo, no tengo problema”.
El jefe de la Policía Bonaerense se paró frente al resto de los uniformados y les propuso que alguien lo acompañe a hablar en privado. Pero los policías, algunos riéndose de forma irónica, se negaron rotundamente. Una situación similar sucedió con el director de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (U.T.O.I.), el comisario mayor Walter Chiucaloni, quien se acercó para pedirles el petitorio pero eso comenzó una discusión sobre los focos de reclamo y los modos de protesta.
Llegada la noche, la protesta continuaba. Los manifestantes mantienen una postura inflexible y solicitan una respuesta concreta. “No nos vamos a ir de acá. Si ya estamos en el baile, hay que seguir bailando”, prometió otro efectivo.
Fotos: Gustavo Gavotti
Seguí leyendo: