Cristian Jerez ya llevaba casi 48 horas prófugo cuando la DDI de Moreno-General Rodríguez y la división Búsqueda de Prófugos y Personas Desaparecidas de la Policía Federal, que participó días atrás del rastreo al cuerpo de Facundo Castro en los bañados cercanos a Bahía Blanca, lo encontraron esta madrugada con una división de perros que le olfatearon el rastro y una triangulación de celdas que permitió marcar su celular, en un operativo a cargo del fiscal Federico Soñora. No estaba tan lejos de su casa en la zona de Francisco Álvarez: poco más de 15 cuadras en línea recta por la calle Diario La Nación, hacia el arroyo y los yuyos. Allí lo encontraron, mojado, helado y sucio.
Jerez se había metido en el agua, literalmente hasta el cuello.
“¡Me entrego, por favor no me maten!”, rogó con las manos en alto para que lo esposaran.
Así, el acusado de estrangular hasta la muerte a Ludmila Pretti cambió el frío del baldío por el asiento trasero de un móvil de la Bonaerense. No negó nada a los policías que se lo llevaban, tampoco afirmó su culpa, luego de que su cara se difundiera en medios y redes sociales. Será indagado por el fiscal Soñora a mediados de la mañana de hoy. Las pruebas están en su contra. El cuerpo de Ludmila, para empezar, apareció en su casa de Francisco Álvarez, semidesnudo, envuelto entre dos colchones.
Un dispositivo institucional facilitó el camino para encontrarlo. El Registro Único de Capturas fue creado en la Fiscalía General de Moreno a cargo de Lucas Oyhanarte. Un ayudante fiscal lo controla, con el fin de interactuar con fuerzas de seguridad para tramitar pedidos de captura. Así, por ejemplo, se convocó a la Federal, que trabajó junto a la DDI local.
Así, fueron por la tecnología. Jerez, de 19 años, analfabeto según él mismo, había dejado el barrio poco antes para luego volver: se detectó un teléfono que podría ser usado por el prófugo, que cambió su chip original. La maniobra no le sirvió de mucho. La división Tecnología Aplicada de la Federal realizó el cruce de antenas, que indicó que el teléfono estaba cerca de su casa. Así, un móvil vio cómo un hombre se movía en la oscuridad en el cruce de las calles Tulissi y Tarija. El hombre, espantado, corrió hacia la zona de descampados, al arroyo.
Así, los móviles llegaron a la zona. Jerez, ya en el arroyo, salió del agua y pidió por su vida con las manos en alto.
La imputación en contra de Jerez puede agravarse: luego de que la autopsia confirmara que Ludmila fue asesinada por medio de una asfixia con un lazo, el fiscal Soñora espera nuevas pericias que determinarán o no si la joven fue abusada sexualmente. Mientras tanto, luego de disturbios frente a la Comisaría 6° de Moreno ayer por la tarde en una protesta por el crimen, las redes sociales gritan por un presunto cómplice, un joven que sería familiar del acusado.
“La hipótesis es que a la chica la intentaron abusar, que ella se resistió y la ahorcaron. Para corroborarlo, esperamos los resultados de la autopsia”, apunta un investigador.
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