86 puñaladas. Una tras otra, sin detenerse siquiera a limpiarse la sangre que le salpicaba la cara.
El delivery de sushi había llegado a las 22.30 del viernes 28 a la casa de la calle Diaguitas al 900 en el barrio José Fusch de Comodoro Rivadavia. El que recibió el pedido y pagó en efectivo fue Luis Eduardo Gómez, un obrero de la construcción de 27 años actualmente desempleado. El pedido era para dos personas; adentro estaba su pareja, Yanina Montes de 31. En los minutos siguientes compartieron la comida japonesa y bebieron hasta que algo pasó. Gómez, según la imputación en su contra, tomó un cuchillo y le dio 86 puñaladas a su novia, la mayoría en la cara cuando ella aún estaba viva. El cadáver fue encontrado recién cinco días después por un vecino, casi al mismo tiempo en que Gómez se entregaba a la Justicia, asesorado por un abogado particular.
“Fue un crimen horriblemente violento. Por una serie de detalles que tiene que ver con comunicaciones previas entre ellos y testimonio de familiares y amigos creemos que la asesinó por un absurdo ataque de celos que aparentemente era recurrente. El arma blanca con la que la asesinó aún no pudo ser encontrada”, dice a Infobae un investigador que trabajó en el caso, cubierto extensamente por medios provinciales y que generó marchas de repudio en las calles de Comodoro.
Según la reconstrucción confeccionada por la fiscal Verona Dagotto, el día del asesinato a la tarde, Yanina fue a visitar a una amiga a quien le contó que Gómez había entrado en un nuevo ataque de celos y que se habían peleado porque lo encontró a él revisando su celular. En simultáneo a la conversación, el ahora imputado empezó a llamar a Yanina insistentemente, con mensajes y llamados casi de forma compulsiva. Ella no tuvo más remedio que atender el celular y decirle dónde estaba para que él la pasara a buscar.
En su declaración testimonial, la amiga de Yanina contó que Gómez llegó enojado y que luego de un rato se fueron ambos a su casa.
“Se fueron porque ella le tenía que cocinar a él”, dijo la testigo en sede judicial.
Según la autopsia, Yanina recibió la mayor cantidad de heridas mortales en su cabeza: “Tenía 15 puntazos en el brazo izquierdo que traspasaban de lado a lado. Otros nueve en el brazo derecho y 62 en el cráneo, cara y cuello. De ese total hubo dos heridas en particular que le provocaron la muerte porque le atravesaron el cerebelo. Del total, 82 cortes fueron con la víctima estando con vida, lo que concuerda con la escena primaria del hecho, ya que hay goteo en toda la vivienda”, dijo la fiscal Dagotto.
El cuerpo de Yanina fue encontrado cinco días después del asesinato por un vecino que se extrañó de no verla por el barrio y se acercó hasta su casa. Casi en simultáneo con el hallazgo del cuerpo, Gómez se acercó a la brigada que investigaba el caso y se entregó acompañado de un defensor particular, Carlos Garay. Quedó inmediatamente detenido.
En las últimas horas se llevó a cabo lo que en la Justicia chubutense se denomina “audiencia de control de detención” donde la fiscal del caso dio detalles de lo investigado ante la jueza Raquel Tosello y solicitó que Gómez sea acusado oficialmente por el delito de homicidio agravado por el vínculo, cometido con ensañamiento y perpetrado por un hombre contra una mujer, mediando violencia de género, femicidio. En la misma audiencia la fiscal pidió que se le dicte prisión preventiva por seis meses. Por su parte el defensor pidió que se lo libere usando como argumento que se había entregado voluntariamente y que no existía riesgo de fuga.
Finalmente la jueza decretó el inicio de la investigación, a la que le puso un plazo de seis meses y ordenó una preventiva de tres. Estos procedimientos son habituales en la Justicia chubutense a diferencia de la de Buenos Aires, en la que las formas y procedimientos son diferentes.
En la audiencia, que se realizó vía remota, y de la que también participaron la madre y el hermano de Yanina, la fiscal expuso detalles de las pericias efectuadas a un celular encontrado en la casa del padrastro de Gómez. Este hombre envió varios mensajes el mismo día en el que se encontró el cuerpo de Yanina. Le dijo a un interlocutor desconocido: “Se la re mandó mal”, “yo la conocía a la piba esta”, “está hasta la maceta, qué colgado, perpetua, se la re mandó, ojalá tenga buena defensa”. Estos mensajes complican al detenido y permiten suponer que pudo haber existido alguna confesión ante su familia antes de entregarse.
Yanina Castro Montes era mendocina y había llegado a Comodoro hace nueve años. En Alvear, la ciudad donde nació, quedaron sus dos hijos de 10 y 13 años al cuidado de su madre, Mónica: nunca perdió contacto con los chicos. En la provincia patagónica formó una nueva familia junto a Mariano con quien tuvo un hijo y luego se separó. Al momento del crimen el nene de 5 años estaba con su papa. “Estamos muy mal por mi hijo, por mí, este tipo es una mierda, nos cagó la vida. Aún no le puedo contar al nene que su mamá murió. No sé cómo decirle, tengo que ver cómo llevarlo para poder decírselo y que entienda lo que pasó. Tengo odio y bronca, lo único que quiero es justicia y que este tipo se pudra en la cárcel”, dijo Mariano en diálogo con el sitio ADN Sur.
En la mañana de ayer se realizó una marcha convocada por amigas y allegados de Yanina reclamando por la falta de acción de la Justicia y el estado. Denunciaron que la víctima había realizado una denuncia por violencia de género en abril y que nadie le dio importancia.
Si bien el caso está prácticamente resuelto porque las evidencias en contra de Gómez son más que contundentes, la fiscal aguarda distintos resultados como las pericias realizadas sobre la ropa de Gómez, visiblemente con manchas de sangre, así como también el cotejo con la sangre encontrada en la casa.
Mientras tanto el acusado será enviado a un penal donde permanecerá, si se aplica la máxima pena que establece su imputación y es condenado a perpetua, el resto de su vida.
Si sufrís o conocés a alguien que sufra violencia de género llamá de forma gratuita a la línea 144 las 24 horas.
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