La jueza María Gabriela Marrón, que tiene a su cargo la causa por la muerte de Facundo Astudillo Castro, el joven que fue hallado muerto tras haber estado tres meses y medio desaparecido, dio positivo de coronavirus.
La titular del juzgado federal N° 2 de Bahía Blanca, que maneja uno de los expedientes más sensibles del momento por el posible involucramiento de la Policía Bonaerense en el hecho, se convirtió de esta manera en el primer caso positivo de COVID-19 que se registró en el ámbito judicial de esa ciudad de la Provincia.
De acuerdo con lo que precisaron las fuentes consultadas por la agencia Télam, “la doctora Marrón dio positivo por coronavirus, se encuentra bien y en su domicilio particular llevando a cabo el aislamiento”. “En tanto que la secretaria penal, María Paula Riganti, quien acompaña a la jueza, dio negativo”, agregó el vocero consultado.
A raíz de la situación, se activaron distintas medidas, entre ellas que el personal lleve a cabo sus trabajos de forma virtual, como así también tareas de desinfección en el juzgado ubicado en la calle Belgrano al 200, en Bahía Blanca.
Marrón, junto con Riganti, habían viajado el pasado 25 de agosto a la Ciudad de Buenos Aires, donde participaron de la autopsia sobre el cuerpo hallado el 15 de agosto en cercanías de la localidad bonaerense de General Cerri y que posteriormente se determinó que era el de Facundo Astudillo Castro.
La magistrada y su secretaria estuvieron en la sede del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAFF), en la ex ESMA, donde distintos expertos llevaron a cabo las tareas de identificación de los restos esqueléticos encontrados en el sector conocido como canal “Cola de Ballena”.
El miércoles pasado, mediante un comunicado, el juzgado de Marrón había informado que los huesos encontrados en la zona denominada Villarino Viejo pertenecían al joven de 23 años, cuyo cuerpo fue inhumado un día después en el cementerio de Pedro Luro, tras ser trasladados desde la Capital Federal.
Astudillo Castro fue visto con vida por última vez el 30 de abril último, cuando en plena cuarentena por el coronavirus dejó su casa para ir a dedo hasta Bahía Blanca con el objetivo de reencontrarse con su ex novia, de quien se había separado hacía poco tiempo.
Según consta en la causa, en el trayecto fue detenido en, al menos, un control policial por violar el aislamiento, aunque se lo dejó continuar y, según cree su madre, tras ello fue desaparecido por la Policía Bonaerense.
A instancias de la querella, el hecho es investigado bajo la carátula “desaparición forzada” por la Justicia Federal de Bahía Blanca, que apartó del caso a la fuerza de seguridad de la Provincia y puso a cargo a la Policía Federal Argentina (PFA).
Recientemente, uno de los abogados de Cristina Castro, la madre del joven, aseguró que un perro adiestrado que inspeccionó uno de los patrulleros policiales secuestrados en el marco de este expediente detectó presuntos rastros odoríferos del muchacho que fue hallado sin vida.
Ese vehículo, un Toyota Etios, fue inspeccionado por pedido del fiscal federal de la causa Santiago Ulpiano Martínez, luego de que éste recibiera un informe de Asuntos Internos de la Bonaerense que aseguraba que el GPS de ese auto marcaba que habría circulado nueve días después de la desaparición de Astudillo Castro por el cangrejal de General Daniel Cerri, muy cerca de donde fueron hallados sus restos.
Por el momento hay al menos cuatro efectivos de esa fuerza involucrados en el hecho: Siomara Flores, Jana Curuhinca, Mario Sosa y Alberto González. Por ahora, la jueza Marrón no pidió la detención de ninguno de ellos por considerar que no hay pruebas suficientes.
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