No era la primera vez que su vecino la discriminaba por su condición sexual. Era habitual que la insultara y se burlara de ella cuando la veía abrazada o caminando de la mano de su novia por el barrio porteño de Constitución.
Como el hostigamiento no cesaba y las amenazas subían de tono cuando el hombre estaba alcoholizado; la mujer decidió enfrentarlo para ponerle punto final a esa indignanten situación. Lo que menos se imaginó la reacción desmesurada del agresor: a golpes de bate de béisbol en la vía pública.
El hecho ocurrió el lunes por la noche sobre la calle O’ Brien al 1.200 cuando la pareja salió de su vivienda y fue advertida por su vecino, que volvió otra vez al acecho. La víctima no aguantó más y lo increpó. Pero en lugar de calmar los ánimos, hizo que el agresor tomara un bate de béisbol del interior de su casa y la corriera media cuadra golpeándola en la cabeza y los brazos.
Al llegar a la esquina de Santiago del Estero para pedir ayuda, un grupo de policías que recorría la zona escuchó los gritos de la mujer y pudo detener al hombre de 67 años y a un amigo cómplice que se encontraba con él en el momento de la feroz golpiza.
“El me pegó porque soy torta”, relató la víctima al ser auxiliada por los efectivos, quienes inmediatamente dieron aviso al SAME.
Mientras era esposado por la policía, el detenido continuaba insultando y amenazando a la mujer: “Si te vuelvo a cruzar, te pego a vos y a tu novia”.
Visiblemente borracho y con poca estabilidad, al agresor ni siquiera podían callarlo los efectivos policiales. “No puede ser. Mirámela a la hombre-mujer. Una vergüenza es. Para colmo son paisanos”, exclamaba ante la mirada de todos los vecinos.
Para ellos, que defendían a la mujer, tampoco escatimó en insultos. “Andá a lavarte el cu...culeado”, le gritó a uno de ellos mientras justificaba su accionar homofóbico. “Es una injusticia. Hace 11 años que vivo acá, pago mis impuestos y mi alquiler. No robo...”, repetía mientras era subido al patrullero para ser trasladado a la Comisaría Comunal 1-C de la Policía de la Ciudad.
Otra vecina, que conoce a los protagonistas del conflicto, dijo que el agresor es “un borracho que se la pasa insultando a todos los que caminan por la cuadra” y que ya había advertido en varias ocasiones cómo maltrataba a la mujer, quien comparte medianera con su agresor.
En su afán de bajarle el tono a su responsabilidad y decir que la detención era injusta y exagerada, decía no le parecía “grave” todo lo sucedido, lo consideraba como un hecho “insignificante” y acusaba a la mujer de haber hecho un escándalo por “una boludez”.
Lo que más llamó la atención es que exclamara en tono jocoso: “Tampoco soy Mate Cosido”. Esa frase fue en alusión a un mítico bandido rural de los años ’30 que tenía gran cantidad de cicatrices en la cabeza y la cara.
Su historia se remonta a los campos de la provincia de Tucumán, donde abundaban los delitos graves por cuatrerismo, contrabando y ajuste de cuentas. “Mate Cosido” era el apodo del tristemente célebre Segundo David Peralta, un delincuente que hace casi cien años atrás era el terror de los chacareros tucumanos y ya convertido en “leyenda” fue la musa inspiradora de León Gieco para componer su tema musical “Bandidos rurales”.
El bate fue secuestrado y el detenido quedó a disposición de la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas Nº 11 de la doctora Valeria Massaglia, quien dispuso su traslado a la Alcaidía correspondiente.
Este nuevo caso de violencia lesbofóbica no llegó a mayores consecuencias gracias a la intervención inmediata de los efectivos que realizan los Operativos de Saturación en distintos barrios junto a sus fuerzas especiales y Agentes de Prevención para control poblacional y de tránsito, en medio del aislamiento social por la pandemia del Coronavirus.
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