El viernes pasado, minutos antes de las 20, Jonatan Ezequiel Nan (24) iba en su moto hacia lo de su novia cuando en la localidad bonaerense de Villa Maipú fue embestido por un auto Citroën C3 gris que cruzó el semáforo en rojo. El choque se produjo en el cruce de la avenida Arturo Illia y la calle Gutiérrez y quedó grabado por una cámara de seguridad. En el video se puede observar que, luego del impacto, el auto se dio a la fuga.
Nan fue trasladado de urgencia al Hospital Belgrano de San Martín, pero murió en el camino.
La investigación del caso quedó a cargo la fiscal Tamara Vaisman, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4 de Delitos Culposos de San Martín, y tomó un giro sorprendente en las última horas. Mientras en un principio se creyó que el Citroën C3 estaba siendo conducido por delincuentes lo habían robado en Capital Federal, la Justicia sospecha ahora que los ocupantes en realidad serían dos adolescentes de 16 años familiares de la dueña de ese vehículo.
Hay varias cuestiones que llevaron a tejer esta hipótesis. Por un lado, las dudas sobre el presunto robo. El mismo día del choque, una hora después, a las 20.55, la titular del Citroën denunció en la comisaría vecinal 12A de la Policía de la Ciudad, que se lo habían robado. Dijo que delincuentes se lo sacaron cerca de las 19.30 −es decir, 30 minutos antes de la colisión−, en el cruce de las calles Amenábar y Núñez, del barrio porteño de Núñez. El auto fue encontrado abandonado un día más tarde sobre la calle Tomborini al 2800, también en Núñez.
Pero la versión del robo quedó en la cuerda floja a partir del relato de un testigo de identidad reservada que dijo que tras el choque persiguió al vehículo involucrado y vio que, a cuatro o cinco cuadras del lugar del hecho, el conductor del Citroën detuvo la marcha, se bajó y miró los daños ocasionados en el vehículo agarrándose la cabeza.
Esta declaración sembró las dudas en la familia de Nan respecto a si en verdad ese auto fue robado, o si la denuncia de robo fue parte de una maniobra de encubrimiento. “Si vos te robás un auto, no te vas a bajar a ver qué daños se hizo el auto, ni te vas a agarrar la cabeza, ni a decir ‘mirá lo que le hice al auto’”, afirmó a Telefé, Claudia, una tía de la víctima. “Obviamente el auto no era robado, era de la familia de alguno de los chicos”, agregó la mujer.
La sospecha de una falsa denuncia se acrecentó aún más cuando el testigo también aseguró reconocer al acompañante del conductor del Citroën “como un joven del barrio”. En su declaración, lo identificó con nombre y apellido.
El apellido de ese adolescente coincide con el de la titular del Citröen. “Este testigo conoce del barrio a ese adolescente de 16 años y pudo darle a la fiscalía su identidad, y con ello se iniciaron una serie de investigaciones. Todo indica que al vehículo lo venía conduciendo el primo, también de 16 años, y que el auto no había sido robado como se denunció”, contó a Télam Sebastián Ginés, abogado de la familia de Nan.
Al haber menores de edad involucrados, la causa pasó al Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil y quedó en manos del fiscal Marcelo Brocca.
El adolescente reconocido por el testigo se presentó hoy a declarar ante Brocca, quien ahora deberá analizar la prueba recolectada en la causa para construir una eventual imputación por homicidio culposo agravado para el menor de edad sindicado como conductor.
Por otra parte, se investiga la supuesta falsa denuncia en una causa penal paralela que lleva adelante la Fiscalía del Distrito Núñez-Saavedra, que dirige el fiscal José María Campagnoli.
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