Darío Ruben Dening, el principal sospechoso en el expediente que busca saber qué pasó con el abogado desaparecido Salvador Altamura, se sentó esta mañana frente a una computadora para declarar como imputado en el expediente iniciado en la UFI N°1 de Quilmes por robo y privación ilegítima de la libertad. Del otro lado de la pantalla se encontraba el fiscal a cargo de la investigación Ariel Rivas, quien le leyó todos los indicios en su contra. Pero Dening prefirió callar.
El hombre quedó detenido, tras ser arrestado en Entre Ríos la semana pasada.
Así su situación es cada vez más complicada. Pocos días antes de ser encontrado por la Policía de Entre Ríos mientras intentaba ingresar a esa provincia en bicicleta tras cruzar el puente de Zárate-Brazo Largo con gran cantidad de dinero entre sus piernas, la DDI de Quilmes allanó su casa y su taller mecánico. Allí, según confirmaron a Infobae fuentes de la investigación, se encontraron dos vainas servidas, que en estos momentos están siendo peritadas.
Esto último aumenta las sospechas sobre Dening, ya que el 13 de julio pasado, Altamura fue visto por última vez con él en su taller mecánico para motos en Bernal Oeste.
Ese día, Altamura llegó al lugar en su Honda CRF 250. Durante varias horas ninguno de los dos pudo ser ubicado. Hasta las 23, cuando Dening volvió a utilizar el celular. A las 4 de mañana, un hombre a bordo de la moto del abogado entró con el casco al edificio donde vivía Altamura. Ese hombre, según describieron las fuentes del caso, era de distinta contextura física a la de Altamura, ya que el desaparecido mide 1,90 metros y el que llegó en su moto era más bajo y más robusto, similar al físico de Dening, de 52 años y contextura musculosa.
Según quedó registrado ese día en las cámaras de seguridad del edificio, el hombre entró por el portón equivocado. En vez de dirigirse al lugar de los ingresos, entró por donde se sale. Ese accionar para los investigadores determinó definitivamente que el hombre no era Altamura, ya que él sabría cuál es el lugar correcto por donde entrar.
A las 7 de la mañana ese hombre se fue del edificio, siempre con el casco puesto, según quedó registrado por las cámaras de seguridad. En el expediente consta una denuncia de una vecina de Villa Itatí que relató que ese día habían abandonado una moto como la de Altamura con las llaves puesta en un pasillo del barrio. Pero cuando los efectivos fueron a buscarla ya no estaba. Ese era el objetivo, que la roben.
La moto aún no fue encontrada. Más tarde, a los pocos metros, encontraron el casco de la moto tirado junto a un arma de propiedad de Altamura. El domicilio de Dening se encuentra a 15 cuadras del lugar de los hallazgos, donde hallaron las dos vainas servidas.
El día de los allanamientos en la casa de Dening, los agentes también encontraron facturas con abultados montos, televisores de alta gama y celulares costosos. Lo secuestrado revelaba el nuevo estilo de vida del sospechoso que no se correspondía con su situación económica actual.
Dening, es empresario, al menos en los papeles, e integró en 2016 una firma dedicada al negocio de los plásticos, pero se dedicaba a la reparación de motos de competición y además corría en forma amateur, como Altamura. Debido a esto, había armado un taller mecánico al lado de su casa exclusivamente para reparar motocicletas, era su pasión. Pero el negocio venía mal y Dening necesitaba dinero, según las declaraciones de los testigos.
“Ya no le voy a prestar más plata, le voy a llevar comida”, solía decir Altamura sobre la difícil situación que atravesaba su amigo. Pocos meses atrás, el abogado le había prestado 5 mil dólares para ayudarlo.
Sin embargo, su relación no siempre fue la mejor. Según detallaron, el primer conflicto que tuvieron fue hace varios años cuando Dening le presentó a su novia de ese momento. Al poco tiempo, la mujer lo dejó y comenzó una relación sentimental con Altamura. En 2009, Dening necesitaba una gran suma de dinero porque había quebrado. Mientras, Altamura crecía como prestamista. Las fuentes en el caso lo describen como una persona con gran habilidad para los negocios.
Entonces Altamura lo conectó con su tío, quien le prestó 50 mil dólares, pero Dening nunca se los devolvió y el hombre le inició una demanda. Dening tuvo que entregar su casa y un galpón que usaba como taller para pagar el juicio que perdió.
Su relación estaba atravesada por deudas y traiciones. Pero continuaban siendo amigos. Para la familia de Altamura, su vínculo con Dening es “inexplicable”.
Por lo pronto, al fiscal Rivas le falta la principal pieza del caso: Altamura mismo, saber dónde está o qué pasó con él, una pregunta que Dening se negó a responder.
Seguí leyendo: