El 12 de marzo de 2019, los iraníes Sajjad Samiei Naserani y Mashoreh Sabzali vieron interrumpido su plan de cruzar el planeta con una historia inventada. Habían llegado al país como supuestos hermanos, con pasaportes israelíes falsos bajo los nombres de Netanel y Rivka Toledano, presuntos ciudadanos de Israel que, efectivamente, no existían. Los números de esos documentos sí existían, correspondían a un hombre y una mujer cuyo pasaportes habían sido robados aunque, según el sistema internacional, figuraban como habilitados para viajar.
Finalmente, Naserani y Sabzali fueron encontrados en un hotel del Abasto, el cual pagaron con una tarjeta de débito con identidad falsa, luego de que Interpol Israel confirmara sus datos a través de su filial local en la PFA. La causa estaba en manos del fiscal Jorge Di Lello y el juez federal Luis Rodríguez.
Cuando declaró ante Rodríguez, luego de que Interpol en Irán confirmara su identidad, Naserani dijo ser un fotógrafo nacido el 1° de noviembre de 1991 en la ciudad de Rasht, a 240 kilómetros de Teherán, Sabzali aseguraba ser una arquitecta graduada en la Universidad de Ferdowsi, en la ciudad de Masshad. Naserani justificó su huida de su país con una historia telenovelesca, aseguró que escapó por un supuesto adulterio. Dijo que se había enamorado de una mujer casada, afirmó además que los documentos utilizados los compró en España y que a la mujer detenida junto a él la conoció en ese país. También reconoció que habló con un abogado argentino, cuyo teléfono consiguió de Internet, buscando regularizar su situación migratoria.
Así, fueron procesados y quedaron presos en el penal de Ezeiza, mientras muchos se preguntaban sobre su historia, si la pareja de fugados eran lo que decían ser, o espías sin suerte o una avanzada del terrorismo islamista.
En el medio, nunca fueron devueltos a Irán. Naserani y Sabzali quedaron aquí, en la cárcel de Ezeiza.
Ahora, irán a juicio en territorio argentino. El procesó comenzará el lunes 14 de este mes en el Tribunal Oral Federal N°6 con la acusación a cargo de la fiscal Gabriela Baigún. La calificación es larga, un poco más que una simple huída de telenovela: a los iraníes se les reprocha haber formado parte, en carácter de miembros, de una asociación ilícita internacional compuesta por al menos seis personas, destinada a cometer delitos indeterminados como el tráfico ilegal de migrantes, la falsificación de documentos públicos, el robo, el hurto, el encubrimiento y la falsedad ideológica, desde 2015 hasta 2019, en países como España, Portugal, la Argentina, el Reino Unido, Irán y Turquía.
No estaban solos. Hay más, desconocidos todos. El requerimiento de elevación a juicio firmado por Di Lello en mayo de 2019, al que accedió Infobae, habla de una lista global de presuntos cómplices, de un hombre no identificado que usa un teléfono inglés bajo el alias de “Jalal Tyt Uk”, un secuaz apodado “Big Show” con un teléfono griego y un iraní que se hacía llamar “Jan Rambo” “cuyo objetivo resultaba ser la facilitación del tráfico ilegal de personas, en diversos países -principalmente en la Unión Europea-, mediante la compra de pasajes aéreos con identidades apócrifas y la falsificación de los documentos necesarios para esos viajes, todo ello financiado, al menos, mediante el uso de una tarjeta de débito Visa obtenida a través de la apertura de una cuenta bancaria en Malasia, mediante un pasaporte de nacionalidad estonia apócrifo”.
El nombre en ese pasaporte es, irónicamente, el de Rivka Toledano, el falso alias israelí de Sabzali.
Las pericias al teléfono de Naserani, por ejemplo, revelaron que el 7 de marzo, cinco días antes de entrar a la Argentina, el supuesto fotógrafo le había enviado una imagen de su pasaporte falso a un contacto con número griego. “Este pasaporte tiene dos sellos de salida sin entrada. ¿Es normal?”, preguntaba via WhatsApp. Dos días después, le envió otra imagen del pasaporte, ya con su foto y su nombre falso, a su contacto en el Reino Unido, con el que habló en idioma farsi.
Las charlas van más atrás en el tiempo con “Big Show”, su contacto griego. A modo de ejemplo, el 14 de enero de 2019, Naserani le envió dos imágenes con listas de nombres y le pidió la emisión de pasajes a nombre de ellos. Tras un intercambio de mensajes, “Big Show” le envió dos archivos PDF -que fueron hallados en el teléfono- con los datos de todos los pasajes emitidos con esos nombres. Las listas de nombres venían de Wikipedia: eran cantantes portugueses y jugadoras de voley de Bélgica. Luego, Naserani le pidió a “Big Show” mover rápido a una madre con su hijo a través de una aerolínea low cost.
La sospecha de terrorismo, sin embargo, no pudo ser probada. “Hemos transitado toda la investigación tratando de determinar si la presencia de ambos en nuestro país estaba conectada con alguna actividad terrorista, ya que no podía perderse de vista que a pocos días de su ingreso habría un acto conmemorativo de un nuevo aniversario del criminal acto terrorista contra la Embajada de Israel, en el que murieron muchos ciudadanos, sin embargo, hasta el momento y agotadas las líneas investigativas que se abrieron, nada conmovió a este Ministerio Público a poder sostener ese razonamiento”, firmó Di Lello.
No fueron los únicos en su modalidad. En febrero de este año, otros dos iraníes fueron detenidos en Quito, capital de Ecuador. También tenían pasaportes falsos israelíes y venían de España.
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