Tres Leica DM 500. Dos Olympus CX31. Dos Zeiss primo star. Estos son los siete microscopios que se robaron del Departamento de Diagnóstico Genético del Centro Nacional de Genética Médica, que depende del ANLIS Malbrán y está ubicado en el tercero y cuarto piso del Hospital Rivadavia de la Ciudad de Buenos Aires.
El miércoles 26 de agosto a las 11 de la mañana, la doctora Roxana Cerretini –a cargo del Departamento de Diagnóstico Genético– llegó al lugar con una colaboradora. Por la pandemia, las actividades se discontinuaron. En diálogo con Infobae, Cerretini señaló que la vez anterior que alguien había estado allí fue el 14 de agosto a las 15 horas. Es decir, durante 12 días el lugar permaneció cerrado. Excepto para los ladrones.
“Gracias a Dios no fui sola. Nos dio miedo cuando vimos que la reja de la ventana que está junto a la puerta de acceso del tercer piso estaba rota… Sacaron la ventana incluso. La policía nos dijo que por ahí entra un cuerpo. Entramos de a poquito, vimos que las computadoras estaban. Pensamos que tal vez había roto la reja y se había ido. Además acá, en estos pisos, gritás y no te oye nadie… Pero cuando entramos al laboratorio vimos que faltaban los microscopios. Me puse muy nerviosa. Fue una salvajada…”, señala.
“Esto fue un robo muy específico –señala–. A ese tipo de microscopios o los usamos nosotros en la parte de citogenética o los médicos de anatomía patológica. Son los dos campos posibles. Si lo publican en Mercado Libre, no sé si exigen papeles para saber si es robado o no es robado”.
La bronca de la doctora es por la facilidad que tuvieron los ladrones para llevarse semejante botín sin que nadie lo advirtiera. “Son siete microscopios que tuvieron que pasar por las narices de la seguridad del hospital. No entendemos cómo pudieron llevarlos. Un microscopio, bueno, pueden meterlo en un bolso, capaz no lo revisaron… Pero siete. ¿Dónde los ponen? Salió en un auto. Lo que sabemos es que los autos que entran y salen del hospital son registrados con nombre y apellido. Ahí la seguridad falló muy groseramente”.
Para ella, el robo fue cometido por más de una persona. “Estos microscopios pesan mucho. No sé exactamente cuánto. Son medianos. Hace un tiempo, le dimos un microscopio que se salvó para que trabaje desde la casa porque tiene más de 60 años. Y cuando lo fue a buscar, ninguna de las dos lo podíamos cargar, tuvo que venir el marido a buscarlo y entre los dos pudieron llevarlo. Y ni siquiera en el baúl del auto, sino al lado de donde se sentó ella, porque además, hay que manipularlo con cuidado, porque si se rompe el objetivo no sirve y es lo más caro. O lo hicieron en varios días; si no, no entiendo cómo pudieron sacar a la calle siete microscopios”.
Cerretini está convencida de que “fue un robo dirigido. No es un lugar de paso. El que no sabe que estos microscopios están ahí no llega. Tuvo que tener el dato de que había poco movimiento por el tema del COVID. Y además conocer de microscopios. No se llevaron cualquiera. Nosotros tenemos otros microscopios viejos, o que no andan, que no tiramos porque son del Estado. Y se llevaron los nuevos y de alta gama nada más. El que entró entiende qué fue a robar. Aparte, las computadoras, que también son nuevas, no las tocaron. Si es un ladrón común, es más fácil vender una computadora. Entiendo que fueron a eso”.
Según la doctora Cerretini, el valor de mercado de los microscopios robados “es de entre 1.700 y 2.500 dólares. Tienen objetivos para ver estudios citogenéticos, de cromosomas. Nosotros tenemos 46 cromosomas, cada uno se identifica con un código de bandas, claras y oscuras, para ver anomalías numéricas, como puede ser el síndrome de Down o desarreglos estructurales en casos de retardo mental, dismorfias o parejas con abortos recurrentes. Son microscopios de muy buena calidad porque tienen que darnos información de detalles mínimos”.
—¿Sospechan de alguien, doctora?
—No. Pero los que fueron tenían datos, sabían que había poco movimiento, que a lo sumo íbamos una o dos veces por semana a la mañana. Fueron a eso, sabían dónde estaban y entendían cuáles eran. Ah, además rompieron un armario de una compañera que solía guardar plata ahí, que estaba vez no tenía. De todos los armarios con llave justo fueron a romper ese. Hay un conocimiento diario. Ahora, ¿quiénes pueden dar información del lugar? Yo me involucro: los que estamos ahí todos los días ocho horas. Hay cosas que sólo podemos saber los que trabajamos ahí. Y conocer qué microscopios valen, porque hay un montón. Esto es dirigido.
—¿Cuánta gente trabaja ahí?
—Alrededor de 50 personas. En el laboratorio, 12 personas. Después está el área de administración, genética médica y residentes. Lo lamentable no son los microscopios, sino que hay un sistema que tiene falencias. Ojalá que si alguien piensa comprarlos, sepa que son robados.
Infobae también se comunicó con el titular del Anlis Malbrán, el doctor Pascual Fidelio, quien lamentó el hecho: “Han encontrado un resquicio en la vigilancia. A prima facie entendemos que es muy probable que el robo de los siete microscopios haya sido dirigido, sabían lo que querían. Pero tampoco uno lo puede asegurar 100%. Podría decirse eso… Pero la policía lo tendrá que confirmar”.
Con respecto al material sustraído, Fidelio afirmó que “es más el daño psicológico que el económico. Los vamos a reponer, absolutamente. Ya se están averiguando presupuestos y será inmediato. Hay que reaccionar”. Por otra parte, aseguró que “se puede seguir trabajando. Hay otros mecanismos para el diagnóstico de las enfermedades genéticas. No se va a resentir el proceso”.
Además, adelantó que el CENAGEM –que está en el Hospital Rivadavia desde mediados de la década del 80– pronto tendrá otro destino. “Hace dos o tres años se planificó la mudanza del Centro Nacional de Genética Médica al edificio de Paseo Colón al 500 donde ya se encuentra el Centro Nacional de Diagnóstico e Investigación en Endemoepidemias (CeNDIE) y el Instituto Nacional de Parasitología Dr. Mario Fatala Chaben. Por cuestiones presupuestarias se retrasó, pero en 2021 comenzaremos las remodelaciones, y esperamos que en 2022 el CENAGEM ya funcione allí”.
Por último, la denuncia fue hecha por las autoridades del Laboratorio a la Comisaría 2-A (ex 17) y la investigación está a cargo de la Fiscalía N° 23, a cargo del Dr. Marcelo Retes. Consultado por Infobae, señaló: “Hay una obra en construcción que está haciendo el hospital, y estimamos que pudieron entrar y salir por ahí, porque no hubo violencia. Pedimos cámaras y rastros. Es un caso que recién empieza y también estamos atentos a ofrecimientos que se puedan hacer a través de Mercado Libre u otras plataformas de venta”.
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