Cristina Castro, antes de la autopsia: “Facundo reclamó por sus derechos, a alguien no le gustó y se excedieron”

La mamá del joven desaparecido el 30 de abril cree que el cuerpo hallado el sábado es de su hijo. "No voy a permitir que el fiscal, ni la jueza ni nadie encubran a la Policía", advirtió

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El dolor de Cristina Castro (parte 1)

Cargar con el dolor de la muerte de un hijo no es algo nuevo para Cristina Castro Alaniz. Ya pasó por eso. Cuando ella tenía 16 años vivió la atroz experiencia de perder a Franco, un bebé que jamás salió de la sala de neonatología del hospital, donde estuvo 45 días. En noviembre cumpliría 27, cinco más que los que tiene el tercero de sus cuatro hijos, Facundo, desaparecido desde el 30 de abril.

Cristina tiene 43. “Y llevo el dolorcito en el alma desde que era muy chica. He aprendido a convivir con eso. El dolor es el mismo que ahora. Solo que en su momento yo era muy joven. Me deprimí, lloré, zapateé, estuve mucho tiempo sin tener contacto con la gente. Después nació Alejandro y me di cuenta de que tenía que salir adelante porque ya tenía otro hijo”.

La maternidad, en el sentido más integral posible, mantuvo a Cristina entera todos estos años. Su instinto protector, la conexión umbilical que la conecta a sus tres hijos vivos le dijo que a Facundo algo le pasó en Mayor Buratovich y lo mismo sintió el último sábado, cuando estuvo frente al cuerpo hallado en el estuario de Villarino Viejo. “Quiero esperar la autopsia, pero yo siento que es él”, le confiesa a Infobae.

Castro Alaniz relata que con el paso del tiempo se hizo amiga del dolor. “Me acompaña siempre, pero aprendés a convivir”, cuenta, sentada sobre un banquillo en la puerta de su casa, una construcción humilde adaptada bajo el galpón de un ferrocarril fantasma en el pueblo Pedro Luro, al sur de Bahía Blanca, las puertas de la Patagonia.

Cristina Castro Alaniz, mamá de Facundo Castro, en su casa de Pedro Luro, al sur de Bahía Blanca
Cristina Castro Alaniz, mamá de Facundo Castro, en su casa de Pedro Luro, al sur de Bahía Blanca

Haber atravesado el dolor de la muerte de su primer hijo de alguna manera endureció el espíritu de esta mujer, la preparó, si es que eso es posible, para afrontar la convivencia durante más de 100 días con la incertidumbre de no saber dónde está su hijo. “Cuando me pasa esto con Facu era distinta mi forma de verlo. Decía ‘si yo no soy fuerte a mí me van a pasar por arriba, nunca voy a encontrar a mi hijo’ y yo no quería, no quería que Facu sea un número más de tantos”, explica, con los ojos fijos de temple de hierro, y agrega: “No me puedo dar el lujo de que Facu sea uno más”.

Cristina cuenta que otras mamás de jóvenes desaparecidos la llamaron en estas últimas horas para acompañarla. “Y me dijeron ‘te felicito, rompiste tanto las pelotas que te devolvieron a tu hijo’”. La mamá de Facundo, ya lo dijo infinidad de veces, está convencida de la responsabilidad de la Policía Bonaerense de la zona de Villarino y también, cree que el cadáver que apareció el sábado fue plantado. Tampoco le parece casual la aparición de una zapatilla derecha idéntica a la que llevaba su hijo el día de la desaparición.

La similitud del calzado se puede corroborar con la foto donde se ve a Facundo de espaldas y delante de un móvil policial, junto a un policía, Mario Gabriel Sosa. De paso, Cristina se pregunta: “¿Por qué la foto se la sacó la policía Jana Curuhinca de espaldas y no de frente?”. Y responde, con su hipótesis: “Porque ya estaba todo golpeado”.

Cristina cree que a Facundo lo golpearon los policías cuando intentaron que su hijo volviera a Pedro Luro, en medio del período más estricto de la cuarentena obligatoria, en un momento donde las fuerzas de seguridad venían envalentonadas con las actas y las detenciones por las violaciones al decreto de aislamiento: “Mi hijo era peronista y defendía sus derechos. Y creo que a alguien eso no le gustó y se excedió. Y eso pasó en Mayor Buratovich y ahí empezó su tortura”.

La entrada al pueblo Mayor Buratovich, donde Cristina Castro cree que comenzaron los problemas de su hijo con la Policía Bonaerense la mañana del 30 de abril
La entrada al pueblo Mayor Buratovich, donde Cristina Castro cree que comenzaron los problemas de su hijo con la Policía Bonaerense la mañana del 30 de abril

La mujer que sacó la foto en cuestión es la policía Jana Curuhinca durante la primera infracción. Después vendría otra en el siguiente pueblo, Teniente Origone, a donde supuestamente lo llevó la policía Siomara Flores, hermana de madre de Curuhinca y pareja de un comisario de la zona. Para Cristina, además participaron más personas. Luego, en Origone, alguien vio tirado al costado de la ruta a Facundo y avisó a la Policía. Ahí apareció el agente Alberto González. Y en ese momento creen que a Facundo lo desaparecen, después de intentar que volviera a casa. “Y Facundo estaba decidido a ir para Bahía Blanca, no iba a volver”, dice su mamá.

Ella ahora confía en el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense, que comandará la autopsia del martes 25. “Espero que la autopsia también diga cómo murió Facundo. Confío en los forenses, me demostraron que tienen una calidez humana única, todo el equipo del EAAF me demostró una capacidad, son muy humanos, me preguntaban si me afectaba algo. Toda la humanidad que no tuvo el fiscal la tuvo la gente del Equipo. Cuando se despidió las chicas de antropología me abrazaron y me dijeron ‘si es tu hijo vamos a cuidar bien y te lo vamos a devolver’”.

Cristina siente que a su hijo “lo mataron como a un perro”. Y cree que el cuerpo es el de su hijo y que apareció por la presión que ejerció con su reclamo. Sin embargo, no lo considera suficiente. Le preocupa el trabajo del fiscal federal Santiago Ulpiano Martínez, para quien pidió su remoción dos veces, un hombre con el que la relación está rota, algo que, de hecho, es un problema institucional de Estado, consideran organismos gubernamentales y de Derechos Humanos.

La zona cercana a donde fue hallado el cadáver que podría ser de Facundo Castro (Lihueel Althabe)
La zona cercana a donde fue hallado el cadáver que podría ser de Facundo Castro (Lihueel Althabe)

“Creo que el fiscal no tiene la capacidad para enfrentarme. Nosotros somos laburantes, lo que le hicieron a mi hijo no tiene nombre. Y no vamos a parar hasta que se sepa la verdad y todos ellos vayan presos. No les voy a permitir al fiscal, ni a la jueza ni a nadie que encubran a los policías”, advierte.

Castro Alaniz remarca que según su hipótesis, el cuerpo de quien podría ser su hijo apareció en la ría “porque eso lo hace coincidir con el testimonio de la mujer que dice que lo llevó hasta el cruce de la ruta 3 y la 22”. Cristina dice que le gustaría hablar con la “testigo H” y con el pescador que alertó a la Policía de la presencia de un cadáver. “De fiscalía no me están dando los nombres. Y yo quisiera hablar con estas personas, tengo todo el derecho del mundo”, reclama.

La mamá de Facundo está enojada con el ministro de Seguridad Sergio Berni pero agradeció los llamados del Presidente, Alberto Fernández, y del gobernador, Axel Kicillof: “Berni nunca estuvo cara a cara conmigo. Y agradecerle al Presidente y al Gobernador por el hecho de estar. El Presidente demostró que tuvo una enorme calidez humana. Y que realmente se está poniendo en mis zapatos”.

El dolor de Cristina Castro - (parte 2)

Sin embargo, el respaldo de las máximas autoridades del país no la tranquiliza. “Prometí que a mi hijo esté como esté lo iba a traer de vuelta. Esta es su casa, se crió acá. Somos su familia. Y les prometí: voy a traer al Flaco de vuelta, esté como esté. Cuando yo tenga la certeza de que es mi hijo lo voy a traer a descansar. Y después me voy a volver a poner el poncho de mamá. Ayer me saqué ese poncho y me di el lujo de quebrarme, una vez que traiga a mi hijo de vuelta a Luro voy a salir a pelear hasta ver presas a estas personas”.

Cristina quiere justicia para su hijo. Y necesita recuperarlo, que la familia y sus amigos lo despidan. La certeza de saber que, al menos, Facundo está parece aproximarse. Aquel “dolor amigo” con el que convive desde los 16 años ahora se agrandó. Ella vuelve a pensar en el 30 de abril y la herida se abre.

Esa madrugada su hijo se fue sin saludarla. Y la última vez que hablaron, al mediodía, él le dijo que no la iba a ver más. “El último llamado que me hizo va a ser mi karma hasta el día que me muera. El hecho de no haberlo escuchado, de haberme enojado, de no haber hecho un poquito más, me va a marcar para toda la vida”.

El barrio donde vive Cristina Castro, en Pedro Luro, al sur de Bahía Blanca
El barrio donde vive Cristina Castro, en Pedro Luro, al sur de Bahía Blanca

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