Quiénes son y cómo trabajan los encargados de determinar si el cadáver hallado en Villarino es el de Facundo Astudillo Castro

El Equipo Argentino de Antropología Forense se conformó en 1984 a instancias de varios organismos de derechos humanos con el fin de identificar los restos de los desaparecidos durante la dictadura

Guardar
Fachada de la morgue, domingo por la noche (Foto: Nicolás Stulberg)
Fachada de la morgue, domingo por la noche (Foto: Nicolás Stulberg)

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EEAF) es una institución que está por sobre cualquier grieta. Son expertos reconocidos en el mundo. Hacen su trabajo y mantienen un perfil bajo. Son serios y los resultados de sus identificaciones son indiscutidos.

El equipo de forenses que desde ayer tiene bajo estudio el cadáver hallado en un canal en el límite de los partidos de Villarino y Bahía Blanca, a la altura del km. 714 de la Ruta Nacional Nº 3, entre Cabeza de Buey y General Daniel Cerri, en estado de descomposición y descubierto por un pescador que caminaba por la zona, cumplió en julio 36 años. Será el EAAF el que determine si ese cuerpo es el de Facundo Astudillo Castro quien desapareció cerca de Bahía Blanca el 30 de abril pasado.

Una buena manera de saber qué es el EAAF es leer lo que dice su página web: “El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) es una institución científica, no gubernamental y sin fines de lucro. Aplica metodologías y técnicas de diferentes ramas de las ciencias forenses para la investigación, búsqueda, recuperación, determinación de causa de muerte, identificación y restitución de personas desaparecidas. Trabaja con víctimas de desapariciones forzadas; violencia étnica, política, institucional, de género y religiosa; desapariciones actuales, narcotráfico, trata de personas, crimen organizado; procesos migratorios, guerras y conflictos armados, accidentes y catástrofes. La labor del Equipo se sustenta en los principios de los Derechos Humanos, del derecho humanitario internacional y, fundamentalmente, en el respeto por el derecho individual y colectivo a la identidad, la verdad y la justicia”.

El EAEF se conformó en 1984 a instancias de varios organismos de derechos humanos con el fin de identificar los restos de los desaparecidos durante la dictadura. En aquel entonces eran tan solo cinco estudiantes universitarios, conducidos por el antropólogo forense norteamericano Clyde Snow. En 2020 son aquellos cinco ya son unos 70 profesionales de diversas ramas de la ciencia.

“Surgimos ante la necesidad de dar una respuesta diferente a los familiares que estaban buscando a sus seres queridos desaparecidos. Allá por 1984 llegó una delegación de científicos americanos, entre ellos el antropólogo Clyde Snow , y pidió ayuda al colegio de graduados de antropología para hacer exhumaciones en un contexto donde la Comisión Internacional de Derechos Humanos recibía las denuncias vinculadas al terrorismo de Estado”, dijo Luis Fondebrider, actual director del equipo.

En 1984 el antropólogo Snow, oriundo de Texas, llegó al país acompañado por seis integrantes de la Asociación Americana por el Avance de la Ciencia: habían sido convocados por la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y la CONADEP. La identificación de los desaparecidos era entonces una necesidad imprescindible para acompañar el reclamo de justicia.

Aunque no hablaba una palabra de español, Snow se rodeó de científicos. Y también de un pequeño grupo de estudiantes universitarios a quienes les dio clases mientras hacían exhumaciones de cadáveres en cementerios en los que se hallaron fosas comunes . Uno de aquellos estudiantes era Fondebrider

“Yo era un estudiante de antropología, tenía 19 años, el país venía de la dictadura, la sociedad estaba muy conmocionada, mucha efervescencia, mucha movilización y la llegada de Snow significó para nosotros conocer a una persona que quería hacer las cosas de otra manera”, explicó Fondebrider.

Snow había fallado en el intento de conseguir que forenses profesionales lo ayudaran a realizar una exhumación. Entonces decidió convocar a los estudiantes. Los reunió en el bar de un hotel del Centro porteño y les hizo la oferta para sumarse. Le pidieron 24 horas para responder. Desde aquel día siguen con la historia que se inició en el bar y que permitió identificar unos 875 cadáveres de entre los 1500 hallados en las fosas comunes de la dictadura.

El EAAF cambió el modo de hacer ciencia forense como se la entendía hasta entonces. El trato distante con los familiares de las víctimas a identificar era lo habitual. Ellos modificaron el modo de relacionarse con las personas que sufrieron una pérdida. "En el ámbito forense los familiares normalmente es gente que da alguna información para identificar el cuerpo y es notificada años después con un papel que le dice que es su hijo, que vaya a buscar el cajón y que se acabó todo. Nosotros desde el principio intuitivamente no lo trabajamos así", había dicho Fondebrider y había afirmado que desde un primer momento el EAAF intentó "mostrar que la ciencia no es algo lejano que se hace en un laboratorio, sino que también se puede hacer con la gente".

El EAAF trabajó en unos 30 países (Foto:Equipo Argentino de Antropología Forense)
El EAAF trabajó en unos 30 países (Foto:Equipo Argentino de Antropología Forense)

El EAAF trabajó en unos 30 países. Allí fueron los argentinos a realizar misiones de identificación forense en Angola, Bolivia, Bosnia, Brasil, Chile, Colombia, México, , Uruguay, Venezuela, Panamá, Paraguay, Perú, Croacia, la república Democrática del Congo, Timor Oriental, El Salvador, Etiopía, Polinesia Francesa, Guatemala, Haití, Honduras, Indonesia, Kurdistan Iraquí, Kosovo, Costa de Marfil, Filipinas, Rumania, Sierra Leona, Sudáfrica y Zimbabwe.

El EAAF es convocado para identificar a víctimas desconocidas y en lugares remotos y también para participar de casos resonantes en los que hace falta la experiencia del sus profesionales. Así fue que trabajaron en la identificación de los restos de Ernesto "Che" Guevara, Pablo Neruda, Salvador Allende, Carlos Menem Jr., Santiago Maldonado y de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en México en 2014.

La sede central del EAAF se encuentra en el predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor centro clandestino de detención durante la dictadura iniciada en 1976. Posee un laboratorio genético en Córdoba, una oficina en México y otra más pequeña en Nueva York. A los trabajos que realiza en Argentina se le suman un promedio de otros 20 en diferentes lugares del mundo.

En medio la de la pandemia de coronavirus comenzaron a elaborar un protocolo para el tratamiento de cadáveres de los fallecidos por Covid- 19. Asesoran a gobiernos y a ciudadanos para gestionar los cadáveres en los tiempos de cuarentena extendida. Dan indicaciones a los que intervienen desde la muerte de una persona hasta que el cuerpo llega al cementerio. Los escuchan empleados públicos y privados, médicos, personal de las funerarias, a los que les explican cómo manejar un cadáver mediante buenas prácticas y de manera clara y transparente.

Seguí leyendo:

Guardar