Rosa Schonfeld de Bru, la madre del estudiante de periodismo torturado hasta morir en una comisaría de La Plata en 1993, y cuyos restos aún no fueron hallados, aseguró, a 27 años de la desaparición, que la justicia llegará cuando le digan “dónde esta Miguel” y dijo estar dispuesta a que el único detenido recupere la libertad si aporta esa información.
Además, dijo que a pesar de la cantidad de años que pasaron no le queda más que pensar que las cosas cambiaron “poco”, al trazar un paralelismo entre lo sucedido con su hijo y lo que ocurre con Facundo Astudillo Castro (22), quien desapareció el 30 de abril último cuando dejó en plena cuarentena su casa de la localidad bonaerense de Pedro Luro.
“Hoy hay una mamá que reclama haciendo un camino que nosotros hicimos antes y siento la impotencia de que nadie está haciendo las cosas bien, cuando sabemos lo que significa una desaparición”, sostuvo en diálogo con la agencia de noticias Telam.
Consultada sobre el caso de su hijo, Rosa dijo: “Justicia se hubiera hecho si ellos (por los policías condenados a perpetua) hubieran dicho dónde estaba Miguel”.
En ese sentido, estimó que quizás en el juicio “habría que haber investigado a más policías porque alguno, con menos responsabilidad, hubiera hablado por considerar que no iba a pagar por algo que no hizo”, en referencia al homicidio.
Miguel Bru, un estudiante de periodismo de 23 años, desapareció luego de denunciar a efectivos de la comisaría novena de La Plata por un allanamiento ilegal en su casa y comenzar a ser amenazado y hostigado para que retirara esa acusación.
Según se acreditó en el juicio, el joven fue secuestrado cerca de la localidad de Bavio, en el partido de La Plata, el 17 de agosto de 1993 y las declaraciones de varios detenidos y las pericias en el libro de guardia permitieron comprobar que fue ingresado en esa seccional entre las 19 y las 20, donde fue visto por última vez mientras era torturado.
En 1999, en un juicio oral y público, fueron condenados a prisión perpetua al ex subcomisario Walter Abrigo, quien murió en la cárcel; y el sargento Justo López, por el homicidio y desaparición; mientras que por encubrimiento fueron sentenciados el ex comisario Domingo Ojeda y el ex oficial Ramón Ceressetto.
Pese a que pasaron 27 años, Rosa Bru se mostró predispuesta a que López recupere su libertad plena a cambio de información sobre Miguel.
“Tuvo varios intentos por recuperar su libertad pero la justicia se la niega por no colaborar. Yo le insistí que colabore, que diga dónde está Miguel y que quede en libertad total”, detalló la madre del estudiante.
Sin embargo, Rosa dijo que el ex policía refiere mantener el silencio: “Debe ser el único detenido que no quiere la libertad”. La mujer explicó que lo único que le queda ahora es pensar que las cosas cambiaron “poco”, al referirse a la desaparición de Facundo, por la que se investiga a policías bonaerenses.
“Si no hay colaboración es como buscar una aguja en un pajar”, expresó Rosa, quien recordó los primeros de los 38 rastrillajes que se hicieron para buscar a Miguel durante dos años en la zona de Punta Blanca, en el Río de La Plata, donde aparecieron su bicicleta y su ropa.
“Era un lugar inhóspito, complicado por la situación del clima y de mucha extensión, por lo que cuando veo a la mamá de Facundo imagino que debe querer buscar debajo de cada montículo de tierra para ver si encuentra a su hijo”, expresó.
“Hoy la historia se repite, empezaron las madres buscando a sus hijos, las abuelas a sus nietos y uno las ve que todavía siguen luchando. Yo cuando veía cada hijo que aparecía o cada nieto que las abuelas restituían, decía nosotros también vamos a encontrar a Miguel”, destacó.
Y sobre el caso de Facundo, dijo puntualmente sentirse “muy identificada” con su mamá, Cristina Castro: “Es como revolver una llaga: que lo vieron acá, que lo llevaron allá, y eso ya lo vivimos nosotros”.
Finalmente, Rosa dijo que si bien el caso de Facundo “es muy parecido al de Miguel”, a ella le tocó transitarlo en una época en la que “no existían las redes que permiten difundir la información”, por lo que agradeció la colaboración de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que se ocupó de hacerlo visible.
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