La fiscalía que investiga el femicidio de Julieta Del Pino, de 19 años, advirtió que, de acuerdo a las pruebas recogidas hasta el momento y las circunstancias en las que pudo darse el crimen, se pedirá la pena de “prisión perpetua” para Cristian Romero, el único acusado del asesinato.
Matías Merlo, que trabaja en conjunto con Susana Pepino, indicó que al haber una relación previa entre la víctima y el presunto femicida y haberse dado el hecho en el marco de violencia de género, “se trata de agravantes suficientes como para solicitar la pena de prisión perpetua”.
El crimen se produjo en la localidad santafesina de Berabevú. Después de permanecer 48 horas desaparecida, el cuerpo sin vida de Julieta Del Pino apareció nada menos que en la casa de Cristian Romero, un compañero de trabajo de uno de los hermanos de la víctima, con quien habría mantenido una relación cercana a lo largo de los últimos meses.
La madre de la víctima, Fabiana Morón, aseguró no haberse enterado de que Julieta y Romero habían mantenido una relación sentimental en el pasado, aunque aseguró que nunca se trató de un noviazgo.
“Como suelen decir los chicos, a lo mejor se vieron alguna vez, pero si sucedió, yo no sabía nada. De lo que estoy segura es de que nunca fueron novios y de que tampoco nunca andaban juntos por el pueblo”, explicó la madre de Julieta en declaraciones publicadas por el diario La Capital.
Incluso, Morón advirtió que su otro hijo, con el que trabajaba Romero como albañil, tampoco se había enterado nunca de ese vínculo.
"Yo dejo todo en manos de los fiscales porque me prometieron que harán todo para que siga preso y le caiga todo el peso de la ley", afirmó la madre de la víctima.
Según informó Morón, el acusado disponía de los viernes "libres" para hacer lo que él quería en soledad. De acuerdo a su relato, Romero le pedía a su esposa, embarazada, que los viernes se vaya a pasar la noche a lo de un familiar, para él quedarse así solo en casa.
Hasta el momento, la investigación sigue para reconstruir los detalles sobre lo ocurrido en Berabevú la noche de ese viernes 24 de julio.
Julieta Del Pino había salido a la noche del kiosco donde trabajaba frente a la plaza principal de esa localidad. Se comunicó vía whatsapp con su madre, le dijo que estaba en camino y le pidió que calentara la cena, pero nunca llegó.
Una cámara de seguridad del pueblo captó, a las 23.30 horas, el momento en que Julieta cruzaba con su bicicleta las vías del ferrocarril, apenas a dos cuadras de su casa. Se estima que en ese interín fue interceptada por Romero. El celular de la joven perdió su señal poco después de la medianoche.
Al día siguiente, ya con la denuncia por la desaparición realizada, los canes especializados de la Agencia de Investigación Criminal se abalanzaron sobre el auto de Romero, lo que dio pie a los investigadores a solicitar un allanamiento del domicilio del albañil, apodado “Chorizo”.
El dueño de casa se rehusó a abrir las puertas de su domicilio, por lo cual las autoridades debieron ingresar a la fuerza. Los perros se dirigieron de manera rauda hacia el patio, donde encontraron el cuerpo debajo de un área de tierra removida y cemento.
Romero fue detenido de inmediato y fue trasladado a la comisaría de Chañar Ladeado.
Luego, los resultados preliminares de la autopsia revelaron que Julieta murió por estrangulamiento mecánico. Presentaba contusiones en el rostro y tenía laceraciones en los glúteos, por lo que se cree que el cuerpo fue arrastrado.
Mientras tanto, se descartó en principio la utilización de un cuchillo o que el asesino habría utilizado una botella rota para cortarle la cara a la joven. Se investiga todavía si hubo algún acto de abuso sexual en el ataque. Los resultados de los hisopados al cuerpo de la víctima se obtendrán recién dentro de un mes.
“Presentaba fuertes hematomas en la cara, producto de los golpes de puños que le propinó el principal sospechoso”, advirtió Merlo en una conferencia de prensa brindada en Melincué.
Asimismo, la jueza de la Investigación Penal Preparatoria (IPP), Silvina Marinucci, dio lugar al pedido de los fiscales y estableció la prisión preventiva para el acusado, ya que consideró la posibilidad de que exista un entorpecimiento probatorio o riesgo de fuga.
Hasta el momento, ni la bicicleta con la que Julieta regresaba el viernes a su casa ni el teléfono celular con el que le mandó el mensaje de audio a su madre fueron encontrados.
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