En la mañana del 29 de julio de 2010, una salidera bancaria en la ciudad de La Plata conmocionó al país. Carolina Píparo, una mujer de 33 años y embarazada de ocho meses, fue asaltada por motochorros que pretendían robar el dinero que había extraído minutos antes para una operación inmobiliaria. Durante el asalto, Carolina recibió un disparo en la cara por el que debió ser internada y operada y que precipitó el nacimiento de su hijo, que a los pocos días finalmente murió.
Si bien se trataba de una modalidad de robo repetida y en aumento por entonces, el asalto a Carolina Píparo se transformó en un caso “testigo” que obligó a modificar e incrementar las medidas de seguridad en los bancos y cuya resolución judicial abrió un debate y sentó un precedente, ya que el tribunal que condenó a los acusados consideró que la muerte de su bebé se trató de un homicidio y no de un “aborto inducido” por la agresión.
“Aún me cuesta creer que pasaron diez años. Soy una persona que no le da importancia a las fechas en general pero julio es un mes muy duro. Es como que revivo toda la semana, lo que ocurrió ese día y que hayan pasado diez años me parece increíble y doloroso”, dijo ahora en una entrevista con la agencia Télam. “Lo único que esperaba era una explicación de por qué tanta violencia. Esa sigue siendo mi obsesión”
El 28 de julio de 2010, un día antes del brutal ataque, Píparo fue hasta la sucursal del banco Río Santander de las calles 7 y 42 a retirar 20 mil dólares que necesitaba para escriturar una casa. El entonces tesorero de la sucursal, que fue absuelto después, le respondió que no tenía disponible esa suma, que como máximo podía darle diez mil dólares y que volviera al día siguiente.
Al otro día, Píparo volvió a la sucursal acompañada de su madre para retirar 13 mil pesos y 10 mil dólares. “Cuando entró al banco noto que el cajero me mira y yo lo miro. Luego atiende a una persona que estaba delante”, contó ella en su declaración ante la fiscal Ana Medina, que suplía en ese momento al fiscal Marcelo Romero, sobre el día siguiente. “Cuenta dos veces los dólares en el contador de billetes y para mí se veía mucho la plata, por eso apoyo el brazo en el mostrador con la intención de tapar. Él miraba constantemente hacia la izquierda por lo cual yo también miro pero no veo nada, sólo dos personas esperando”.
Según pudo comprobarse con la filmación del local, sin embargo, a la derecha de Carolina estaba Miguel Ángel “Pimienta” Silva, el “marcador” de Carolina, que luego salió del banco y subió a una camioneta Ford modelo Eco Sport color negro, que sirvió de apoyo en el robo, donde estaban Juan Manuel Calvimonte y que conducía Carlos Jordán Juárez, oriundo del partido de La Matanza, igual que él.
Carolina y su madre se subieron al auto en el estacionamiento del banco y se dirigieron a su casa casa del barrio La Loma. En la esquina de 21 y 36, una moto Yamaha 125 la encerró, con dos hombres a bordo. Uno le dijo: “Dame la guita que sacaste del banco, hija de puta”. Eran Leonel Luciano López y Carlos Fabián Moreno, alias “El Pelado” o “Carlín”, ambos de 18 años al momento del robo. Moreno la bajó del auto de los pelos, le pegó un culatazo en la cabeza y la golpeó en el piso “con muchísimo odio, descontrolado”, según la declaración de la víctima. Después le arrancó la cartera y le disparó una bala que entró por el mentón y le perforó un pulmón.
Píparo fue trasladada al Hospital San Roque de Gonnet, donde estuvo internada por más de 40 días y tuvieron que practicarle una cesárea de urgencia en la que nació Isidro Buzali, su hijo, con una grave falta de aire en el cerebro que finalmente produjo su muerte una semana más tarde, el 5 de agosto.
A los pocos días del robo, todos los integrantes de la banda fueron capturados y Silva se entregó en La Plata tras pasar algunas semanas prófugo. La clave fue el rastreo de los teléfonos celulares y el análisis de llamados en las antenas de telefonía móvil, que permitieron establecer la hora del ataque y la ruta de escape de todos los involucrados.
El 13 de mayo de 2013, casi tres años después, el Tribunal en lo Criminal Nº 2 de La Plata, integrado por los jueces Silvia Edit Hoerr, Liliana Elizabeth Torrisi y Claudio Joaquín Bernard condenaron a los cinco acusados a la pena de prisión perpetua por intento de homicidio criminis causa en perjuicio de Carolina, homicidio criminis causa por la muerte de su bebé Isidro y robo calificado por uso de arma de fuego. También fueron absueltos Augusto Claramonte, acusado de ser el cerebro de la banda, y Carlos Burgos, que llegó al juicio acusado de ser el autor del disparo.
El tribunal entendió en ese momento que la muerte del bebé fue un homicidio y no un aborto, como argumentaron en el juicio las defensas de los acusados. “Tuvo vida extrauterina y murió por las injurias infligidas a su madre. Tenía un desarrollo normal y las heridas que le provocaron a la madre le provocaron un compromiso fetal. Isidro fue lesionado a través del cuerpo de su madre”, sostuvo entonces la jueza Hoerr.
Además, si bien se reconoció que Moreno fue el autor del disparo, se aplicó teoría de la coautoría funcional, es decir la ejecución de un delito cometido conjuntamente por varias personas que participan voluntaria y conscientemente de acuerdo a una división de funciones. Por este motivo, los cinco recibieron la misma condena, más allá de que Silva fue el que marcó a Carolina en el interior de la sucursal, Jordán Juárez era dueño de la camioneta usada en el hecho, Calvimonte reclutó la mano de obra y López quien conducía la moto con la que interceptaron a la mujer.
En 2015, la Sala III de la Cámara de Casación bonaerense redujo las penas a los acusados entre los 23 y 25 años de cárcel. Los jueces Víctor Violini y Daniel Carral sostuvieron en el fallo que la muerte del bebé se trató de un “homicidio en ocasión de robo”. “Si la justicia entendió que 24 años es lo que corresponde está bien y lo acepto porque hay muchísimas víctimas que ni siquiera tienen un juicio. Lo que sí espero es que cumplan su condena completa”, asegura Píparo.
El 13 de julio de 2018, “Pimienta” Silva, el hombre que “marcó” a Carolina Píparo fue excarcelado tras sufrir un ACV y ser internado con un cuadro de neumonía y murió a los pocos días en su casa de La Matanza. “Me arruinó la vida, se la arruinó él mismo. El crimen no debería ser el camino de nadie, siempre hay una alternativa para no dañar. No odio ni tengo expresiones de odio, las repudio siempre”, dijo entonces Píparo, que actualmente es diputada provincial de Juntos por el Cambio y Secretaria de Asistencia a la Víctima y Políticas de Género de La Plata.
En abril de este año, en medio de la polémica por las liberaciones de reclusos por la pandemia de coronavirus, denunció haber sido amenazada a través de redes sociales por Carlos Moreno, el autor del disparo. “La concha bien de tu madre, te voy a matar hija de puta. De mi tampoco te olvides”, decían los mensajes que ella misma compartió sus redes. “Esto me escribe el hombre que asesinó a mi hijo el día que liberan el uso de celulares y redes ¿Qué pensaron que iban a hacer? ¿Llamar a la abuela?”, se quejó en esa ocasión.
Tras la denuncia de Píparo, el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) informó que de inmediato se llevó adelante una requisa en la Unidad 34 de Melchor Romero, donde está alojado Moreno, y se secuestró un teléfono móvil que no estaba registrado a su nombre, el cual fue puesto a disposición de la Fiscalía Penal 8 de La Plata.
“No esperé que me pidan perdón, porque no creo que yo pueda perdonar en nombre de mi hijo que ya no está. Yo lo que esperé en el juicio fue una explicación y esa era mi obsesión”, explicó Carolina en el décimo aniversario del asalto. “Necesitaba saber por qué además de tener el dinero, la cartera y todo lo que querían, disparó y el resto no hizo nada ante esa situación de tanta violencia”, concluyó.
SEGUÍ LEYENDO: