Cuatro años después de iniciada la acusación, Alejandra Provitola, magistrada a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal N°6, firmó la suerte de José Orellana, el ex diputado por Tucumán del Frente para la Victoria y actual intendente de Famaillá en su provincia. En un nuevo fallo firmado el 17 de julio, Provitola declaró clausurada la instrucción de la causa en su contra y lo elevó a juicio por el presunto delito de abusar de una empleada en el Congreso, con tocamientos y mensajes humillantes, sufridos por una joven platense que en ese entonces tenía 21 años.
Los hechos en cuestión ocurrieron el 11 de noviembre de 2016 en el anexo H, donde la víctima trabajaba junto a la entonces diputada Gabriela Troiano. Orellana invitó a la luego denunciante a ingresar a su oficina, tras lo cual le dijo ‘vos necesitás alguien que te quiera’, ‘me encantás desde que te ví’, según un documento de la Justicia al que accedió Infobae. “En ese momento Orellana se puso de pie, le dijo ‘vení’ y comenzó a abrazarla y -refirió la denunciante- a ‘darle besos en el interior de su oreja izquierda’, mientras le manifestaba ‘seguramente nadie te besó así, no?’”.
Al salir, la empleada rompió en llanto. Con el apoyo de Troiano, llevó el caso a la Justicia, con querellantes como María Elena Barbagelata, actualmente en el expediente, o Carlos Cruz, y el apoyo de la UFEM, el ala de la Procuración dedicada a delitos de violencia de género, con el expediente que recayó en el Juzgado N°6.
El expediente será remitido a la mesa de sorteos de la Cámara Criminal y Correccional, que determinará el tribunal a cargo de proceso.
Mientras tanto, el escándalo se volvía público: Orellana se defendía negando el supuesto abuso sexual y denunciaba una operación política en su contra. La diputada Troiano presentó un proyecto para suspenderlo, una iniciativa que no fue tratada en el recinto. Orellana terminó por mudar su despacho a otro anexo sobre la calle Riobamba, meses después, mientras su víctima hacía esfuerzos constantes para evitarlo en medio de un nerviosismo extremo. La jueza dictó la falta de mérito tras indagarlo, algo ratificado por la Sala VII integrada por otros jueces, algo que la UFEM apeló.
El fallo regresó a la Cámara. La causa se centraba, en gran parte, en el relato de un secretario de Orellana mismo, a pesar de que se advertían contradicciones. Luego, se incorporaban nuevas pruebas, estudios planimétricos, el testimonio de una arquitecta que trabajaba en el Congreso, que aumentaron el cuadro contra el actual intendente de Famaillá. Así, se decretó su procesamiento en mayo de este año.
En una extensa entrevista con Infobae -que cubrió el caso desde el comienzo de la acusación-, Agustina Poch, la víctima de Orellana, hablaba de una cultura del manoseo y el abuso en el Congreso sufrida por empleadas como ella. Habló, también, de su reivindicación.
—¿Creés que Orellana se presentará ante un tribunal de juicio?
—No sé si comparecerá, no sé, no me interesa. La discusión tiene que estar en el lado de la Justicia, fue lo primero que hicimos: salir a denunciar. Ojalá se siente ante los jueces y pague por lo que hizo. Ojalá. Esa fue mi motivación. Yo iba a seguir sí o sí. Todo lo que venga en adelante es lo correcto. Lo que más quiero es que no le pase a nadie. Los diputados tienen que dar el ejemplo. Eso es lo que no pasó. Quiero que esto siente un precedente, hay cosas que no hay que normalizar.
Con información de Federico Fahsbender
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