Waskar Junior Mota Almaraz llegó al país desde República Dominicana, para instalarse junto a su madre en la zona de Avellaneda a comienzos de la década pasada. Luego consiguió trabajo durante unos meses en una cadena de comidas rápidas, dejó ese empleo a fines de 2016. Tenía apenas 18 años, nacido en mayo de 1998. Poco después, un grupo de detectives policiales comenzó a seguirle el rastro.
Waskar no trabajaba solo, aparentemente. Tenía presuntos cómplices de su misma nacionalidad como Soledad Karumanta Chura Aguirres, alias “Dylenia”, alias “Sol”, alias “Jimena”. “Jimena” era cuatro años mayor que él, también ex empleada de la misma cadena de comidas rápidas, antes había trabajado en una cadena de cines: hoy está presa en un penal federal. Pablo Trigueros, alias “Sabebo”, un taxista de Constitución, era particularmente cercano a él. También estaba el hombre sindicado como el cerebro del esquema, Sandy Herrera, hoy de 28 años, dominicano también, con una condena previa de un tribunal de Córdoba, una causa que databa de 2016.
Era un grupo curioso, heterogéneo. Su mecánica para engañar era simple, pero casi infalible. Habían encontrado su objeto de deseo.
En un fallo firmado el 2 de junio pasado, el Tribunal Oral Criminal Federal N°7 condenó a Waskar Junior y a sus cómplices a tres años de prisión en suspenso por el delito de integrar una asociación ilícita dedicada a cometer estafas y a entregar moneda extranjera falsificada, junto al delito de encubrimiento agravado por el ánimo de lucro. Desde octubre de 2017 hasta abril de 2018, la banda se dedicó a contactar usuarios de sitios de venta online como OLX para comprar los iPhone que ponían en venta. El pago de los teléfonos se hacía en efectivo, con sumas desde 600 hasta 1400 dólares. Waskar y su banda tenían el dinero: según la condena en su contra a la que accedió Infobae de manera completa, los pagaban con billetes falsos.
La banda tenía sus roles, de acuerdo al fallo. Soledad Karumanta era la cara que el comprador veía, Sandy el negociador, Waskar Junior era el enlace con los proveedores de plata falsa. Trigueros, el taxista, era el chofer. “Dylenia”, por ejemplo, era el alias que Soledad usaba en el sitio. Las compras comenzaron a repetirse: atacaron en el barrio de Saavedra, en Boulogne, para llevarse teléfonos modelo 6 y 7, con al menos cuatro aparatos comprados según la Justicia. Los compradores caían demasiado tarde: las falsificaciones, por lo visto, eran de calidad.
Waskar y Trigueros fueron la pista que llevó al resto del esquema. En marzo del 2018, la división Robos y Hurtos los encontró dentro del Fiat Siena del taxista en el barrio de Caballito, el auto estacionado en doble fila y sin balizas. Los registraron: tenían 49 billetes de cien. Trigueros fue allanado poco después: le encontraron casi 20 mil dólares apócrifos en su departamento. No solo iban por teléfonos Apple: Waskar Junior fue acusado de comprarle un Samsung a un hombre de Boedo con otros 400 dólares el 22 de mayo de 2017.
Tiempo después, Waskar fue acusado de volver a OLX, donde presuntamente se hizo pasar por una mujer para negociar un televisor Daewoo Smart por otros 800 dólares. La entrega se hizo en Congreso, en la calle Alsina: la que llevó el dinero falso y se llevó el televisor resultó ser la novia del acusado, embarazada en ese momento.
Las pruebas en su contra no los favorecían. El abonado con el que “Dylenia” se comunicaba fue atribuído a Sandy. Los acusados pactaron un juicio abreviado con sus defensas, lo que llevó a una pena más leve.
Las estafas con iPhone, por otra parte, son un clásico moderno del submundo porteño que se renuevan con la pandemia. Días atrás, Infobae reveló el caso de una joven estudiante de Derecho que le entregó su teléfono Apple a un estafador tras publicarlo en Mercado Libre. El estafador, habilidoso, logró que lo vendiera por fuera del sistema del sitio web para que Mercado Libre no reconociera la compra. Entonces, se quedó con el teléfono y parte del dinero.
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