Federico Ríos, el hijo menor del jubilado que mató a un ladrón en Quilmes, reveló que la familia piensa seriamente en mudarse, luego de que en las últimas horas comenzaran a recibir amenazas a través de las redes sociales.
En declaraciones a La Red, el joven reiteró que su padre no es un homicida, que gracias a dios no lo está velando pero admitió que lo ocurrido impactó a su vida. “La normalidad que teníamos de vida se terminó, perdemos una casa, por más que sea un patrimonio, es un punto de reunión de todas las Navidades y Año Nuevo”.
Federico Ríos contó que su padre se encuentra bien a pesar de haber pasado una noche complicada emocionalmente. “Mi papá no es un homicida, no quería que esto pase. Ese día se fue a dormir sin pensar que al otro día se iba a despertar en una comisaría”, señaló.
Respecto a lo ocurrido la madrugada del 17 de julio, el joven de 35 años contó que los delincuentes eran cinco y que dos fueron los que ingresaron a la vivienda. “Fueron tres robos en la misma noche. Comenzó a las 2 de la mañana con un primer robo, siguió a las 3 o 4, y finalmente a las 5 de la mañana vuelven a ingresar y entran a la casa. Lo despertaron amenazándolo con un destornillador tumbero, con un mango hecho con trapo”, contó.
Según su relato, su padre forcejeó con los delincuentes, lo que derivó en corridas dentro de la casa que se desconoce cómo fue. Una vez en el patio de la vivienda, el hombre intentó reducir a los delincuentes. “Cuando me lo encuentro en el piso todo ensangrentado balbuceaba: ‘tirate al piso, no hagas que te tire'”, reveló Federico.
Tras esa situación tensa, uno de los delincuentes se abalanzó sobre Adolfo Ríos y lo golpeó brutalmente. El otro delincuente logró escapar por la medianera. “Cuando el delincuente cree que había reducido a mi viejo, quiere escapar y ahí es cuando se producen los tiros dentro de la casa”, explicó.
“Los delincuentes son barrabravas, y el Estado les tiene miedo”, definió.
La banda que intrusó la casa de Jorge Adolfo Ríos, el hombre de 71 años acusado de matar a un ladrón al defenderse de un robo, formaría parte de “la barrabrava del club Quilmes”, según denunció su abogado Marino Alejandro Cid Aparicio.
Para la defensa del jubilado, la organización delictiva debe contar con “operadores judiciales” y una red de influencias por la llamativa evolución de la carátula de Ríos, que cambió al menos unas tres veces desde la madrugada del sábado cuando se produjo el hecho. En cuestión de horas, la acusación de Ríos pasó desde “legítima defensa” a “abuso de legítima defensa”, para concluir en “homicidio agravado”, lo que lo mantuvo por dos días detenido en la comisaría N°9 de Quilmes.
“Eran barrabravas de Quilmes. Habrán recibido las llamadas de los operadores judiciales y le fueron cambiando la carátula. Dejaron detenido a un hombre de 71 años”, fustigó Marino Cid Aparicio, quien apuntó contra quienes llevan adelante la causa. “El Estado les tiene miedo, o está asociado con los barrabravas. Cualquiera sea la explicación es gravísimo que un jubilado detenido sea la variable de ajuste”, indicó a FM Delta.
Ayer, Ríos obtuvo el beneficio de la prisión domiciliaria dos días después de defenderse con un arma de un violento asalto en su domicilio. Una de las balas hirió de muerte en el tórax a uno de los cinco delincuentes que el viernes pasado ingresaron a robar a su casa del partido bonaerense de Quilmes.
La medida fue dispuesta por el juez de Garantías 2 quilmeño, Martín Nolfi. Ríos había solicitado una excarcelación extraordinaria y, subsidiariamente, una morigeración de la prisión ya que tiene problemas de salud y por su edad es parte del grupo de riesgo ante la pandemia de coronavirus.
Más allá de este beneficio, el herrero continuará imputado de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego por disposición del fiscal Ariel Rivas, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Quilmes.
Sin embargo, la defensa insistió en que fue encarcelado de manera injusta y que el jubilado, quien fue atacado y golpeado severamente por los delincuentes, se encontraba en “estado de indefensión” al disparar contra sus atacantes. Su salud se empeoró bajo las condiciones de detención.
“El trato fue como si fuera un delincuente común de 20 años, pensé que el domingo se moría”, dijo el abogado.
Sobre la banda que perpetró el asalto en el domicilio de Ríos, agregó: “Es un grupo de la barra de Quilmes que pertenece a un barrio específico”. Y remató: “Habrá que ver a qué grupo respondía esta gente”.
Protesta en la casa de Ríos
Anoche, un grupo de familiares de Franco Martín Moreyra (26) -el ladrón que falleció en el asalto de un disparo- se dirigieron hacia la casa de Ríos para increparlo, tras recibir el beneficio de la prisión domiciliaria.
“No tenía por qué salir a matarlo”, exclamó una de las familiares del joven. “Que salga y dé la cara”, dijo otra de las mujeres que se apersonaron al lugar.
Sin embargo, el jubilado no estaba en su domicilio porque el beneficio de la prisión domiciliaria fue concedido a otra vivienda. Federico, hijo del jubilado, ya se había mostrado preocupado porque la familia temía sufrir “represalias”.
En las imágenes de las cámaras de seguridad se ve a Moreyra, que se encontraba desarmado, forcejear con Ríos cuando el hombre se dirigió hacia él portando el arma de fuego hasta que en un momento dejó de moverse, por lo que los investigadores creen que ese fue el momento en que le disparó en el tórax.
Antes, el jubilado había sido golpeado y atacado con un destornillador.
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