Después de dos días detenido en la Comisaría 9° de Quilmes, adonde llegó el sábado al mediodía luego de matar a un delincuente que había entrado a robar a su casa mientras dormía, a Jorge Adolfo Ríos (71) le otorgaron la prisión domiciliaria. Así lo dispusieron el juez Martín Miguel Nolfi y el fiscal de la causa, Ariel Rivas, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 del Departamento Judicial de Quilmes.
En medio de la pandemia por el COVID-19, el hecho de que el jubilado (que sufre de EPOC, tuvo un infarto y solo tiene un riñón) estuviera fuera de su casa ponía seriamente en riesgo su salud. Por tal motivo, se le otorgó el arresto domiciliario. “Su edad y comorbilidad lo colocan en grupo de riesgo alto. Igual, seguirá acusado por homicidio agravado”, confió a Infobae una alta fuente judicial.
Desde temprano, los tres hijos de Jorge (Gabriela de 40, Cecilia de 38 y Federico de 35) y su abogado defensor Marino Cid estaban esperando esta noticia. Este lunes al mediodía, aunque no pudieron verlo, se acercaron a la comisaría para llevarle comida porque Ríos tiene una dieta hiposódica que debe respetar.
El viernes 17 de julio, Ríos fue sorprendido mientras dormía por tres delincuentes que ingresaron a su vivienda y lo golpearon salvajemente para que confesara dónde tenía dinero. En esa circunstancia, extrajo una pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros de su propiedad y les efectuó al menos seis disparos. Dos de ellos lograron escapar pero Moreyra, que resultó herido, murió tendido en la calle y por tal motivo Ríos quedó detenido por homicidio con exceso de legítima defensa.
La detención del jubilado provocó la indignación de los vecinos, quienes no sólo denuncian un aumento en los casos de inseguridad, sino que no pueden entender cómo la Justicia transforma a una víctima en victimario.
De acuerdo a lo que pudieron reconstruir los investigadores, a partir del análisis de las imágenes de dos cámaras de seguridad, del robo participaron no tres, sino cinco delincuentes. Tres ingresaron en la vivienda ubicada en la calle Ayolas al 2700, en Quilmes Oeste, luego de trepar la medianera de un vecino y arribar al fondo de la propiedad. Y los otros dos se quedaron afuera a bordo de un auto haciendo de campana.
Cuando Ríos se defendió a los tiros, Moreyra escapó rengueando tras recibir un tiro en una de sus piernas y luego de doblar en la esquina, ya a unos 60 metros de la vivienda del jubilado, se sentó en la vereda. Según lo que pudieron observar los pesquisas, en ese momento entró Ríos en escena portando un arma de fuego, quien forcejeó con el asaltante.
“Le pegaron una paliza fenomenal y lo querían torturar con un destornillador. Mi cliente actuó en su legítima defensa. El arma estaba registrada y tenía permiso para portarla”, aseguró su abogado defensor Marino Cid, quien además se quejó del trato que recibió el jubilado en la comisaría cuando sufrió una descompensación por el estado de shock que estaba atravesando.
En la revisación médica se constató que Ríos tenía heridas sangrantes en su cabeza y lesiones visibles en un antebrazo y el rostro. Los investigadores están convencidos de que Ríos actuó en su legítima defensa dentro de su caso, pero ahora están tratando de reconstruir qué fue lo que pasó en la calle que terminó con la muerte del ladrón.
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