Cuando el cadáver de Fabián Gutiérrez aún no había aparecido, Facundo Zaeta -el principal acusado del brutal crimen del ex secretario de Cristina Kirchner- declaró primero como testigo ante la comisaría de El Calafate que estaba abocada a la búsqueda del ex colaborador de la actual Vicepresidenta. Hasta ese momento era casi nada lo que se sabía de su paradero, pero con los datos que reveló el joven el panorama cambió para siempre.
Ante un oficial del destacamento policial, Zaeta dijo que la noche del jueves 2 julio, hacia las 19:30, Gutiérrez lo pasó a buscar a su casa y luego fueron al supermercado “Distrisur”, un local comercial ubicado en la avenida del Libertador y Casimiro Biguá, casi en el centro de la ciudad santacruceña. En el medio de la declaración, los oficiales notaron que la mano derecha del joven de 19 años estaba algo hinchada y uno de sus pómulos enrojecido.
Con el dato, la policía se dirigió hasta el comercio y le pidió al propietario acceder a las cámaras de seguridad para ver si efectivamente el ex secretario K estuvo allí. El dueño no mostró ningún tipo de objeción y los oficiales pudieron ver la filmación. La franja horaria analizada fue de las 19:00 a las 20:00 y efectivamente pudieron comprobar que Fabián Gutiérrez estuvo en su interior.
A partir de ahí, el camino hacia el hallazgo del empresario se allanó y sin imaginarlo, esas imágenes se convertirían en el último registro del ex secretario kirchnerista con vida.
Según se puede observar en la fotos, publicadas por el diario La Opinión Austral, Gutiérrez ingresó al supermercado a las 19:28 y se retiró seis minutos después. Son en total ocho capturas en las que se registró el movimiento de Gutiérrez por el comercio. Ingresó con las manos en sus bolsillos, vestido con campera color verde, jeans negro, zapatillas de color gris y rojo y un barbijo negro.
Se dirigió al sector de frutas y verduras. Según se supo, compró papas, limones, un pan lactal y un bidón de agua. En una de las imágenes se lo observa con el botellón de la bebida en uno de sus brazos. Finalmente hizo la fila en una de las cajas de cobro, pagó en efectivo y a las 19:34 salió del lugar.
Dentro del supermarcado había pocas personas y de acuerdo con la situación analizada, no se observó -al menos hasta ese momento- alguna situación fuera de lo común que permitiera adelantar en algo el trágico final que le esperaba. Las imágenes fueron entregadas inmediatamente al juez Carlos Narvarte, el magistrado que investiga el asesinato.
Otras dos de las capturas muestran el exterior del supermercado, en donde se ve a Gutiérrez mientras llega y otra cuando ya sale del comercio y se dirige con sus bolsas hasta la camioneta que había dejado en la avenida Libertador. Allí lo esperaba Facundo Zaeta en el asiento de acompañante. Poco tiempo después comenzaría la tortura y el horror al que la víctima fue sometida.
De acuerdo con el testimonio de amigos del empresario cuando aún estaba perdido, Gutiérrez estaba algo deprimido porque hacía unos días se había separado de su pareja. Con algunos de ellos, reunió para cenar el miércoles 1 de julio, tras la mudanza. Pero además le dijo a su familia que no los vería hasta el domingo, porque se reuniría con Zaeta. Esto, de acuerdo con el medio austral, consta en las declaraciones testimoniales que dieron en la Comisaría Primera después de la la desaparición. Como ni siquiera contestaba mensajes de texto, fue la familia comenzó a buscarlo el viernes 3 de julio e hizo la denuncia. Lo que pasó posteriormente, es historia conocida.
La secuencia en el supermercado se enlaza perfectamente con el relato que haría Zaeta ante el juez ya como imputado por el crimen. Según dijo el joven de 19 años esta semana, luego de que lo buscara en su casa, fueron hasta el domicilio de Gutiérrez en la calle Perkic 124 y allí llevaron adelante el plan para robarlo.
Es en este punto donde surgen las discrepancias y las acusaciones mutuas. Por un lado, Zaeta dijo que él no fue el autor intelectual ni material del crimen. Aseguró que todo fue planificado y ejecutado por Facundo Gómez, otro de los acusados. En ese sentido, precisó que Gómez le encomendó seducir a Fabián Gutiérrez “para concretar un encuentro sexual, luego reducirlo y taparle los ojos para robarle”.
En su relato, recordó que Gómez le dijo sobre la plata que tendría Gutiérrez en efectivo en su domicilio. El robo tendría, siempre según ese plan, un punto a favor: el origen ilícito del dinero en presuntos hechos de corrupción desalentaría a Gutiérrez a denunciar el asalto “porque le traería más quilombos y no podía justificar lo que le robáramos”.
Zaeta señaló que la seducción duró dos meses con el envío de “fotos de alto contenido sexual y todo tipo de comentarios para lograr su atención”. Gómez siempre le recomendó “qué decirle” a su víctima. “Facundo está hace bastante en el mundo de la venta de marihuana y se junta con gente pesada de Calafate”, describió sobre su cómplice.
Zaeta confesó que tomó la iniciativa: “Inmediatamente en el interior, le pegué dos golpes en la mandíbula, porque practico boxeo, y lo desmayé”. De acuerdo a su versión, Gómez continuó golpeando a Gutiérrez y lo amenazó con matarlo tras preguntarle dónde estaba la plata, a lo que la víctima respondió “no saber de qué dinero me están hablando”.
Sin embargo, Gómez también declaró y aseguró que el ideólogo del plan fue Zaeta. En la declaración dijo casi lo mismo que su amigo pero en sentido contrario. De acuerdo con el diario Ahora Calafate, Gómez dijo que la intención era robar objetos de valor y electrodomésticos e irse. Pero, al recibir el mensaje de Zaeta de entrar a la casa, tanto él como su amigo Pedro Monzón (otro de los imputados) ingresaron y se encontraron con mucha sangre en varios lugares de la casa, con Zaeta muy alterado y a una persona, a la que dice nunca haber visto, en el baño, atado, muy golpeado y balbuceando. Zaeta en ese momento le exigía dinero.
Sostuvo, entre varias cosas, que no tuvo nada que ver con homicidio ni las heridas. Dijo que ni lo tocó a Gutiérrez y negó que lo haya golpeado con una piedra, como afirmó Zaeta en su escrito. También aseguró que no fue a las cabañas donde dejaron el cuerpo e incluso dijo que a mitad de camino, se lanzó desde el asiento trasero derecho y se bajó de la Amarok de Gutierrez, para buscar su auto para irse a su casa.
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