El coronavirus cambió el mapa de las cárceles bonaerenses, un sistema fuertemente sobrepoblado con 45 mil detenidos.
Cambió su dinámica, su vida cotidiana. Por acuerdo de los internos y demanda de las autoridades se prohibieron las visitas. Luego, una decisión judicial permitió el uso de teléfonos celulares para comunicarse con familiares, sin permiso para emplear redes sociales. Los bagayos, los paquetes de mercadería, son desinfectados e inspeccionados antes de que lleguen a los internos.
Hoy, tres meses después de la serie de motines en La Plata y Florencio Varela que produjeron escenas dantescas viralizadas por WhatsApp y un detenido muerto a tiros con una penitenciaria acusada, la tensión continúa: diversos detenidos se comunicaron con Infobae para reportar tensiones y malestares en sus pabellones y unidades. Hay, hasta ahora, 14 presos en toda la provincia con coronavirus y cuatro recuperados, entre ellos Julián Arakaki, el primer interno diagnosticado de la provincia, preso por matar a su hija.
El Servicio Penitenciario Bonaerense, según fuentes del organismo que depende del Ministerio de Justicia de Julio Alak, encara la construcción de 14 módulos hospitalarios para 24 camas cada uno, con más de 1.400 camas dentro de sectores de penales como las escuelas o salones de usos múltiples que funcionan como áreas de aislamiento para casos confirmados o sospechados. Por otra parte, comenzó un proceso de contención psicológica.
Ciento veinte profesionales comenzaron a atender a detenidos por sistemas como Zoom y Google Meet, en reemplazo de las consultas presenciales. El programa estará coordinado por el área de Salud Mental y Adicciones de la Dirección Provincial de Salud Penitenciaria, los psicólogos y psicólogas que prestan servicio en esa dependencia, en el Servicio Penitenciario Bonaerense y en la Dirección Provincial de Acceso a la Justicia.
Según el SPB, el programa “atenderá la demanda de contención emocional y orientación de los internos que atraviesen situaciones de ansiedad, nerviosismo o depresión, preocupados por el impacto del coronavirus en la sociedad y en sus entornos más íntimos en la coyuntura de la pandemia. Será un espacio de escucha y contención y que buscará llevar calma y contrarrestar los efectos de las tensiones que genera la crisis sanitaria”.
En cada una de las cárceles y alcaidías se conformaron listados con las personas que se han visto más afectadas emocionalmente y desde hoy jueves 16 comenzarán los encuentros mediante telefonía y salas de videoconferencias, con programas como Zoom o Google Meet. Luego de las entrevistas y en el caso de detectar síntomas, se realizará la derivación a psiquiatras. En un diagnóstico previo, al menos unas mil personas privadas de la libertad manifestaron necesidad de asistencia psicológica, inquietudes por falta de información confiable, dudas y temores por motivos relacionados con el aislamiento y la pandemia.
La tensión por la falsa información puede explotar: la circulación de un supuesto audio de un médico fue lo que desencadenó el disturbio que terminó con el asesinato de Federico Rey en la Unidad N° 23 en abril pasado.
Cada profesional se conectará desde su domicilio “en un marco de formalidad y seguridad de las comunicaciones que brindará el Servicio Penitenciario Bonaerense”, continúa el SPB. Los tiempos de consulta serán reglamentados.
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