Fueron varias semanas de investigación y tres allanamientos simultáneos, llevados a cabo el 8 de julio, necesarios para desbaratar a una temible banda dedicada al comercio de estupefacientes en la Villa 31. Ocho miembros de “Los Sampedranos” fueron detenidos con más de 13 kilos de marihuana, varias dosis de pasta base de cocaína, balanzas de precisión, cintas de embalar y dos armas de fuego.
Según detallaron fuentes judiciales se trató de siete hombres y una mujer, cuatro argentinos y cuatro paraguayos. El fiscal Federico Tropea, miembro de la Unidad de Casos Especiales del Ministerio Público Fiscal porteño, contó con el apoyo de la Policía de la Ciudad para lograr desarticular una importante organización dedicada a la venta de drogas en una de las zonas más conflictivas del asentamiento porteño.
“Tras una importante investigación y gracias al trabajo conjunto con la Policía de la Ciudad, se logró allanar un importante búnker de droga del Barrio 31, incautando una gran cantidad de material estupefaciente, además de varios dispositivos y documentación de interés para continuar con la investigación así como con la individualización del resto de las personas involucradas”, señaló el fiscal Tropea.
En julio de 2019, para desbaratar a la misma banda se llevaron a cabo 77 allanamientos en donde se detuvo a 18 personas y se secuestraron grandes cantidades de marihuana, cocaína y pasta base. En aquella oportunidad, la Policía de la Ciudad contó con la participación de la Policía Federal Argentina.
“Los Sampedranos” es una asociación ilícita con mayoría de integrantes paraguayos, dedicada al narcomenudeo, con la Villa 31 como base de sus operaciones. Son llamados así por venir de San Pedro, Paraguay.
Durante aquellas pesquisas se detuvieron a los dos principales cabecillas de la organización ilícita: “El Groso” y “El Denis”, quienes comandaban a la banda que tenía una extensa red de locales, kioskos y búnkers además de pasadores y “soldaditos”, que ofrecían la droga en los pasillos del Barrio 31.
Allí también se montó un operativo que contó con meses de inteligencia. La Policía de la Ciudad había filmado más de 50 mil gigas desde las cámaras del Centro de Monitoreo Urbano, la Federal había hecho lo propio con brigadas en el barrio y horas de seguimientos y escuchas telefónicas en vivo.
Pese a la serie de detenciones ocurridas en 2019, “Los Sampedranos” continuaron con el negocio y fueron por más. La zona de venta fue ampliada con sangre y fuego. El flujo de efectivo se incrementó y la flota de camionetas de alta gama empoderó a una organización a la que le habían incautado dos kilos y medio de pasta base, 12 kilos de marihuana infectada de hongos, 400 mil pesos, un millón y medio de guaraníes, un chaleco antibalas, tres pistolas y nueve vehículos.
Infobae relató cómo “Los Sampedranos” habían comenzado su leyenda cinco años atrás, cuando un rumor de que vendían cocaína, marihuana y base en las inmediaciones de un colegio primario del asentamiento alertó a las autoridades. Se los vinculó a los hermanos Acosta Fouz, presos eventualmente los dos, ligados al corralón ilegal y boliche bailable Tarzán, allanado y clausurado en múltiples ocasiones.
Juan Ramón Ortigoza Acosta, “El Groso”, el último jefe caído, tenía tres celulares y 35 mil pesos encima cuando fue detenido. También apresaron a su madre, Juana Fariña Acosta, una ex empleada doméstica de 55 años acusada de manejarle el dinero: las escuchas revelaron que Ortigoza podía llevarse hasta tres millones de pesos argentinos por semana.
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