El disparo mortal que recibió Lucas Nahuel Verón, el joven que en su cumpleaños número 18 fue asesinado en medio de una persecución en el partido bonaerense de La Matanza y por cuyo crimen detuvieron a dos policías, fue efectuado por el agente Ramón Ezequiel Benítez. Así lo determinó el cotejo balístico al que tuvo acceso Infobae.
De este modo, para la Justicia, Benítez se convierte en el autor material del crimen.
Además de Benítez, la oficial Cintia Duarte, su pareja, está imputada en la causa por participar de esa persecución que terminó con el asesinato de Verón. Ambos permanecen detenidos acusados del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por la condición de ser policías.
Según sostuvieron fuentes el caso, el examen balístico se realizó en el Instituto de Ciencias Forenses de Lomas de Zamora. Allí se analizaron las vainas halladas en el lugar del hecho, que fueron cotejadas con las armas reglamentarias de los policías. De este modo, el peritaje determinó que el arma de donde salió la bala que perforó el pecho del joven de 18 años fue la de Benítez.
El hecho ocurrió alrededor de la 1:30 del sábado pasado en el barrio Villa Scasso, en González Catán. Los investigadores detallaron que Verón volvía con su amigo de 17 años, apodado “Moneda”, en una moto y por razones que todavía no fueron dilucidadas comenzaron a ser perseguidos por un móvil del Comando de Prevención Comunitaria (CPC), ocupado por la pareja de policías.
Según fuentes, el patrullero impactó por detrás al vehículo en el que iban Verón y “Moneda”, quienes automáticamente cayeron al piso. Según el relato del sobreviviente, los empezaron a seguir de la nada. Se quisieron escapar porque se asustaron. Allí los chocaron, perdieron el control de la moto y cayeron.
Según consta en el testimonio de “Moneda”, Benítez descendió y efectuó dos disparos. “Verón iba atrás y fue herido por uno de esos balazos. Ambos cayeron a unos 20 metros con la moto. El amigo, que iba manejando, corrió hasta la casa de Verón para avisarle a la familia lo que había pasado”, agregaron los investigadores.
El resultado del análisis coincide con los testimonios de varios testigos que vieron cuando el policía, después de impactar sobre la moto, descendió del patrullero y disparó.
Benítez, de 33 años, es empleado del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires desde 2015. Antes había trabajado para el Ejército Argentino, según sus registros previsionales. Duarte tiene 26 años y desde el mismo año que Benítez es empleada del Ministerio de Seguridad bonaerense.
Luego del crimen, Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad de la Provincia desafectó a los dos agentes involucrados en este crimen y les retiró el permiso de uso de uniforme, placa y armas (que ya estaban a disposición de la Justicia). Los policías son pareja en su vida privada y tienen tres chicos.
Por otro lado, el caso estaba siendo investigado por el fiscal de La Matanza, Juan Pablo Tahtagián, pero ayer la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que actúa como querellante en la causa, pidió la recusación del fiscal.
Las razones que expuso fueron que Tahtagián no corrió de la investigación a la propia Bonaerense y que participó de un supuesto apriete a “Moneda”, el amigo de Verón, para que declarara, antes de que se develara cómo habían ocurrido los hechos, que en realidad los jóvenes habían salido a robar un celular y por eso se había iniciado la persecución.
El fiscal, en diálogo con Infobae, negó esa serie de hechos. “No fue así. En un principio en las primeras filmaciones de las cámaras de seguridad, cuando estábamos en plena investigación, no aparecía el móvil persiguiendo a los jóvenes. Después, el amigo de Verón cambió la declaración de la persecución y dijo que habían robado un celular. Es cierto que yo no vi el momento en que cambiaba la declaración. Porque en ese momento, el joven había sido trasladado a la comisaría mientras yo estaba en el lugar del hecho buscando las cámaras que corroboren los primeros dichos del chico”, sostuvo Tahtagián.
Y siguió: “Una vez que cambió la declaración, fuimos a la comisaría y allí estaban el padrino del joven y el padre de Lucas, el amigo declaró enfrente de ellos eso mismo, entonces como no estaban las filmaciones que mostraban al móvil, no tenía muchas más dudas. Luego apareció la gente de la CPM con tres testigos y ahí cambió todo. Fuimos a sede judicial, les tomé declaración a los nuevos testigos que daban cuenta de la persecución policial y al rato apareció un video donde se veía al patrullero siguiendo a los jóvenes. Inmediatamente dispuse la detención de los policías”.
Roberto Cipriano, responsable de la CPM, le dijo a Infobae: “Al pibe, el que iba en moto con Lucas, lo presionaron, lo metieron en un calabozo durante una hora para que confiese que había robado un celular. Cosa que era mentira. A su padrino también, lo encerraron en un calabozo. Después, le tomaron una declaración totalmente viciada. O sea que estaba mal por donde se lo mire, porque supongamos que era cierto, que estaba imputado en una causa por robo, no había ni un abogado, y segundo, es menor de edad, no estaba con su madre presente al momento de la declaración”.
Y agregó: “El fiscal estaba en la misma comisaría que pasaba todo eso y además nunca sacó a la misma policía acusada de la investigación. De hecho, los propios compañeros de los acusados le traían testigos para que les tome declaración”.
Cipriano además sostuvo que los policías “intentaron alterar las cámaras de un supermercado chino y esa primera secuencia es la que trae la policía. Pusieron imágenes en las que se veía un auto blanco que perseguía a unos pibes, era un carnicero del barrio a quien también tuvieron demorado, haciendo pensar que había sido él el culpable”.
Ante esto, esta mañana, la fiscal general de La Matanza, Patricia Ochoa, resolvió apartar de forma provisoria al fiscal. Si bien hay un pedido formal de los padres de la víctima que recusaron a Tahtagián, el cual deberá ser resuelto por la jueza de garantías Mary Castillo, Ochoa decidió apartarlo de manera preventiva y poner al frente del caso a los fiscales Claudio Fornaro y Marcos Borghi.
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