Tenían todo: la fachada para ocultarse, un espacio generoso para desarrollar la celebración y hasta sillones por doquier. En la “avenida de las mueblerías”, sobre Belgrano al 2300, un grupo de 30 personas llevaba a cabo una fiesta privada que, pretendían, no tuviera fin.
Sin embargo, la Policía de la Ciudad tenía otros planes. Y durante esta madrugada, efectivos de la División Precursores Químicos y Sumarios y Brigadas de Prevención de la Comisaría Comunal 3 llegaron hasta el comercio de Balvanera y desbarataron la fiesta electrónica.
Pero la denuncia no sólo quedó en la violación de la cuarentena por no ser, el baile, una actividad esencial. Además, fueron detenidos dos dealers con pastillas de MDMA y éxtasis.
Al llegar a la mueblería, se encontraron con una fachada un tanto extraña. Parecía ordenada, pero había unos sillones dispuestos en forma vertical y un cortinado que impedía ver lo que sucedía en la trastienda del salón. Asimismo, se observó el ingreso de varias personas, incluso una de ellas transportando un equipo de audio.
De inmediato, los efectivos demoraron a los dos hombres, de 32 y 35 años, quienes dijeron que iban a asistir a la “Fiesta de los Muebles”. Entre sus pertenencias, los uniformados hallaron siete bolsas con cristal MDMA, con un pesaje total de 14,5 gramos; cuatro bolsas con 18 pastillas de éxtasis y 12.500 pesos en efectivo.
En forma simultánea, el personal policial ingresó al lugar y encontró a unas 30 personas, equipos de audio, luces y bebidas alcohólicas. Se procedió a la identificación de todos los presentes, corroborando que algunos de ellos eran reincidentes, y poseían antecedentes de notificación por incumplimiento del aislamiento social, preventivo y obligatorio.
En el hecho interviene el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 10, quien dispuso la detención de los dos hombres que tenían drogas por infracción a la Ley 23.737 y el secuestro de las sustancias.
Asimismo, se notificó a los restantes por incumplimiento de la cuarentena y personal de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) clausuró el comercio donde se llevaba adelante la fiesta.
Un hecho de estas características no es la primera vez que sucede durante la cuarentena. El 9 de junio en Lanús, en medio del aislamiento obligatorio por coronavirus y a pesar de que las reuniones sociales están prohibidas, unas 24 personas -entre jóvenes y adultos- se congregaron en una vivienda de la calle Kloosterman al 2800 para participar de una fiesta. Todos fueron trasladados en cinco patrulleros a la Comisaría 10°, de Villa Barceló, sin ofrecer resistencia.
El 25 de mayo, en Miramar, la policía demoró a 24 jóvenes que participaban de una fiesta privada en un balneario ubicado sobre la ruta 11. Cuando llegaron, a las 2 de la madrugada, a los 18 varones y 6 mujeres de entre 19 y 25 años que hallaron en el lugar se les labró un acta por violar el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO). Además, uno de los concurrentes portaba un frasco de vidrio con casi 15 gramos de marihuana.
Tres días después, una situación más grave se vivió en la ciudad de Chivilcoy. La denuncia de un vecino de que en una casa ubicada sobre la calle Pirán entre 94 y 92 se desarrollaba una fiesta con música a alto volumen llevó a la policía a acercarse al lugar. Una vez in situ, constataron que estaban festejando un cumpleaños y violando la cuarentena. Lo que no preveían era que, al llegar, fueran recibidos con hostilidad: quienes estaban dentro de la casa los agredieron con una pala ancha, caños de gas, palos, facas, ladrillos y botellas.
En la misma jornada, pero en Añatuya, Santiago del Estero, otro cumpleaños, éste de 15, derivó en la detención de 30 personas. Lo llamativo de la falta cometida es que los concurrentes pasaron por alto un detalle: el lugar de la celebración quedaba a media cuadra de la comisaría, desde donde escucharon la música a todo volumen.
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