En las imágenes de la cámara de seguridad se las ve moverse con absoluta soltura y naturalidad, cierto profesionalismo. Son las 2:48 de la madrugada del pasado lunes 25 de mayo y dos mujeres estacionan un Toyota Corolla sobre la calle Treinta y Tres orientales en Parque Chacabuco. Están a punto de dejarlo abandonado, descartarlo. La conductora se baja del vehículo y se lleva una bolsa negra que saca del asiento trasero. Segundos después la acompañante desciende y antes de irse limpia con un trapo las manijas de abertura de las puertas para borrar huellas.
El auto era de su víctima. Venían de cometer un robo jugoso: según la denuncia en su contra, drogaron a un empresario gastronómico para robarle 70 mil dólares en efectivo y relojes en su departamento en pleno barrio de Recoleta.
Según pudo conocer Infobae en base a fuentes de la causa, las dos mujeres identificadas por el momento como “Mica” y “Maru” contactaron a G., empresario de 50 años y dueño de una empresa de catering, por Whatsapp un mes antes del robo. Con la excusa de contratar sus servicios para un supuesto evento a realizarse en enero del año que viene comenzaron a entablar una relación que se convirtió en seducción hasta que lograron ser invitadas al departamento que tiene el hombre. La cita fue el domingo 24 de mayo a las 22.
Cerca de las 22:30, el hombre se quedó solo con las mujeres, ya que otro empleado que hizo las veces de chofer para traer a las chicas se tuvo que ir. Lo último que recuerda G. es estar sentado en su sillón tomando champán. El siguiente recuerdo es despertándose a las 11 AM del día siguiente, desnudo y mareado. Las ladronas drogaron su copa con una benzodiazepina, una dosis sumamente elevada según un estudio de laboratorio del hospital Otamendi.
“En ningún momento la reunión fue para el lado sexual. Yo estaba vestido antes de desvanecerme pero aparecí desnudo. Al lado mío, sobre una silla, había una caja de preservativos cerrada y un juguete sexual que no me pertenecen. No me puedo explicar por qué dejaron eso ahí a propósito”, dice la víctima.
Según lo denunciado ante la Policía de la Ciudad, al empresario le robaron 30 mil dólares que tenía guardados en un placard con llave y 250 mil pesos que estaban escondidos en un armario cerca del baño. También se llevaron un reloj Rolex Submarine valuado en 14 mil dólares y un Hublot edición limitada que cuesta 16 mil dólares. Además del celular, un iPhone 11, se llevaron para su fuga el Toyota Corolla que G. usaba, un auto prestado, ya que su camioneta estaba en el taller, el mismo vehículo que las mujeres descartaron en la cámara de seguridad.
“En las imágenes se nota que saben lo que hacen. Fíjate que no actúan nerviosas ni apuradas, están tranquilas como si ya lo hubiesen hecho varias veces. Incluso la mujer morocha no solo limpia las manijas de la puerta sino también las del baúl por las dudas”, dice una fuente judicial.
La investigación, llevada a cabo por el fiscal Edgardo Orfila, cuenta con otros elementos aportados por la víctima como las fotos de los perfiles de WhatsApp. También se investiga a una tercera mujer, ex empleada del empresario, que se cree que podría ser la entregadora. “La eché de la empresa hace unos meses y se fue en malos términos. Ella era la única que sabía dónde estaban las cosas de valor en mi casa”, declaró en la Justicia. Un dato que refuerza esta teoría es que el departamento no estaba revuelto.
Por el momento ninguna de las dos mujeres fue identificada. El abogado de G., Andrés Rabinovich, ya solicitó que la calificaci´pn sea hurto en concurso real con tentativa de homicidio, ya que los médicos aseguran que la dosis de droga fue tan grande que podría haberlo matado.
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