En octubre de 2018, el Tribunal Oral Criminal N° 5 de San Martín condenó a prisión perpetua a Ricardo Rodríguez, sargento de la Policía Bonaerense, por un doble crimen de gatillo fácil ocurrido cuatro años antes en la localidad de Pablo Nogués. Las víctimas, Augusto Abal y Lucas Gonzáles, tenían 15 y 20 años respectivamente.
Ocurrió el 17 de junio de 2014. Rodríguez iba en un auto de civil, un Citröen Picasso, propiedad de su compañero, Miguel Torres. De la nada, por motivos desconocidos y sin identificación policial, comenzaron a perseguir a un Fiat que se les cruzó tripulado por tres jóvenes, hasta llegar a una estación de servicio en desuso que funcionaba como estacionamiento. Allí estaba Abal, junto a una camioneta. Rodríguez, según la acusación en su contra, abrió fuego con su arma reglamentaria. Abal murió desangrado al recibir una bala.
La persecución al Fiat siguió hacia la Ruta 197. Otro auto policial se sumó a la cacería con tres efectivos más. Con tres de sus ruedas pinchadas, el Fiat llegó a un callejón sin salida y debió frenar. Los cinco policías se bajaron de sus autos y avanzaron. Rodríguez entonces disparó “en por lo menos una oportunidad”, dijeron los jueces. Lucas González –que tripulaba el Fiat– recibió un disparo en la cabeza y murió en el acto.
Rodríguez fue el único condenado por el hecho, con la máxima pena. Luego, se profugó. Esta semana, según confirmaron fuentes cercanas al expediente a Infobae, la división Búsqueda de Prófugos de la Policía Federal lo encontró, lejos del Conurbano, en el barrio Las Palmeras, zona de Ranchillos, a 25 kilómetros de San Miguel de Tucumán, una acción coordinada por el Comando Unificado de Recaptura de Evadidos, o CUFRE, que depende de la Secretaría de Seguridad.
La Federal llegó al dato de que vivía en la zona. No estaba solo, sino que lo acompañaban, según las fuentes, su esposa e hijos: su mujer es oriunda de Ranchillos. Incluso tenía vehículos para movilizarse. Rodeado, el ex policía se entregó.
Así, se lo detuvo, con el apoyo de la división Antidrogas de la fuerza en la provincia. Para Búsqueda de Prófugos, el sargento condenado por matar es la captura número 7 en lo que va del mes, en medio de una cuarentena que dificulta particularmente el trabajo de investigadores y que facilita a los fugados de la ley hacerse un poco más invisibles.
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