El pasado lunes 10 de junio, G.B. fue condenado a 5 años de prisión por los delitos de tenencia y distribución de pornografía infantil, en el que fue el primer juicio completamente online que desarrolló la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires.
Este miércoles, G.B. fue encontrado muerto en el departamento del barrio porteño de Villa Mitre, ubicado en Álvarez Jonte al 1800, donde cumplía arresto domiciliario con una tobillera electrónica de manera provisoria, durante la situación de emergencia sanitaria por el coronavirus.
Minutos antes de las 13 de este mediodía, personal de la Comisaría Vecinal 11 A de la Policía de la Ciudad se dirigió hasta esa vivienda después de un llamado al 911 por parte del hermano de G.B.
Al llegar, según comunicaron a Infobae fuentes policiales, los efectivos se encontraron con la puerta cerrada y un cartel pegado encima, que habría escrito G.B. para despedirse de sus familiares: “No entres. Llamá a los policerdos. Te amo má, perdón a todos, gracias por su amor. No lo supe aprovechar. El loco 22 ‘soy inocente’”, se leía en el papel.
Una vez adentro, hallaron a G.B. en el patio interno de la vivienda y con una cinta de persiana en su cuello. Las mismas fuentes indicaron que en la propiedad no se observaron signos de violencia. A los pocos minutos, una ambulancia del SAME se hizo presente y trasladó al hombre hacia el Hospital Álvarez. Fue ingresado al centro médico ya sin vida.
Desde la Fiscalía Nacional Criminal y Correccional N° 48, a cargo del juez Eduardo Rosende, secretaría de Guillermo Rosasco, ordenaron el traslado del cuerpo a la morgue judicial.
G.B. tenía 42 años y, de acuerdo a sus registros en blanco, en el último tiempo se dedicaba a la colocación, ejecución y mantenimiento de instalaciones eléctricas. La semana pasada, se había convertido en el primer acusado en ser condenado en un juicio virtual en el ámbito de la Justicia porteña. Lo habían imputado por publicar y facilitar imágenes de explotación sexual de menores, desde bebés hasta adolescentes de 16 años.
Esa investigación se inició en 2017, cuando G.B. publicó un video de pornografía infantil en Facebook, empresa que, al dar cuenta del hecho, dio aviso a la National Center of Missing and Exploited Children (NCMEC), un organismo estadounidense que se encarga de detectar movimientos ilegales orientados a la pedofilia.
La denuncia llegó así a la Unidad Fiscal Especializada en Delitos y Contravenciones Informáticas del Ministerio Público Fiscal porteño, a cargo de la fiscal Daniela Dupuy, quien encabezó la investigación.
En el allanamiento a la casa de G.B., secuestraron diversos dispositivos tecnológicos. Uno fue el teléfono celular del condenado, desde el que se compartieron 28 videos con contenido pornográfico infantil por mensajes de WhatsApp, según la pericia llevada a cabo por el Cuerpo de Investigaciones Judiciales.
Con respecto a ese material, la jueza Lorena Tula del Moral, titular del Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 13, indicó en su veredicto que “se trató de episodios aberrantes, donde se ha vulnerado en forma violenta la integridad física y psíquica de los niños y niñas involucrados”.
Finalmente, G.B. recibió cinco años de cárcel. Tras la audiencia, lo trasladaron a su casa, donde iba a cumplir la sentencia hasta que se normalizara la situación de emergencia sanitaria por el coronavirus y fuera así enviado a una prisión.
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