El 29 de febrero por la noche, Vanina Vera y Francisco Taglione, médicos de un hospital público platense, padres de dos hijos de 6 y 8 años, decidieron quedarse un tiempo más en un cumpleaños familiar. Quizás fue la mejor decisión que podrían haber tomado. En paralelo, tres delincuentes armados llegaban al perímetro de su casa en el barrio Tranquera Berzosa, una zona rural en Los Hornos, a diez kilómetros de la capital provincial. Las defensas eran pocas: sin rejas y con escaso alumbrado público. A cara tapada, armas en mano, los asaltantes se movieron sin problemas.
Al día siguiente del robo, la familia tuvo que dejar su casa, atemorizada de cara a la pandemia que comenzaba. No regresaron hasta hoy. Pasan la cuarentena en el domicilio de un familiar de Taglione.
La vivienda, sin embargo, tenía cámaras de seguridad que captaron el ataque, hoy investigado por la UFI N°9 de La Plata.
Las filmaciones muestran la secuencia. Primero atravesaron el césped delantero, donde se quedaron unos minutos, gracias a que nadie los frenó. Luego, se agazaparon en el patio durante horas, ocultos tras una pared. Cuando vieron que no había impedimentos para el saqueo, entraron.
No perdonaron nada.
“Rompieron la ventana, la puerta. Previamente habían arrancado las bocinas de las alarmas. Entonces, se metieron y se llevaron de todo, de todo. Televisores, Playstation, celulares, ropa de trabajo y hasta los útiles de los chicos que estaban por empezar las clases. Todo lo que encontraron de valor se llevaron, absolutamente todo", aseguró Tagliano a Infobae.
Había llegado a Tranquera Berzosa años atrás en busca de una vida tranquila con su familia, no muy lejos de su lugar de trabajo: otras 14 familias residen allí. No fueron las únicas víctimas. En paralelo, varios vecinos aseguran haber sufrido asaltos, algunos más violentos que un escruche sin moradores presentes.
Su vecina de al lado sufrió una entradera particularmente violenta, con una golpiza incluida. Un grupo de ladrones maniató y atacó a toda la familia. El robo duró una hora, se llevaron su camioneta, que apareció incendiada en una localidad cercana.
“Desde ahí empezamos a tomar otros recaudos, pusimos rejas y en la mitad de la casa colocamos una puerta blindada. Pensamos que con eso estábamos seguros, hasta el primero de marzo cuando nos entraron a nosotros”, dice Taglione.
“Lo que era un paraíso se convirtió hace un año en una zona liberada, ese es el sentimiento que tenemos hoy. Cambió todo. Tenemos una sensación de vulnerabilidad que no nos deja regresar a nuestra casa”, dice Vera, en shock hasta hoy.
Fuentes policiales aseguraron a Infobae que en la zona se denunció un caso de robo en febrero, dos en marzo y otro a fines de abril, con cuatro aprehendidos en un hecho que no se consumó, en grado de tentativa.
Mientras tanto, los vecinos se reúnen con funcionarios y elevan sus quejas. Señalan un asentamiento cercano al barrio y reclaman por las escasas medidas de seguridad.
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