Los perros, entre ellos cachorros recién nacidos, estaban hacinados en espacios reducidos y sucios, rodeados de sus propias heces y sin agua para beber. Las hembras eran usadas como fábricas de cachorros que luego serían vendidos y amamantando como podían. Todo esto ocurría el interior de una casa con peligro de derrumbe, ubicada la calle Bartolomé Mitre al 3100, en el barrio de Balvanera.
Allí llegó personal del Departamento Contravenciones y Faltas de la División Investigaciones Delictivas de la Policía de la Ciudad para realizar un allanamiento por infracción a la Ley Nacional N°14.346, por tener animales en lugares inadecuados.
Los efectivos ingresaron al inmueble para determinar las condiciones de salud y sanitarias de los animales. Inmediatamente, notaron que la casa estaba en estado de abandono y con aparente peligro estructural, según informó la fuerza.
La casa allanada tiene de dos plantas y con tres habitaciones en cada una. Allí estaban los perros, separados por raza: en el primer piso había canes de raza siberiano, de entre 1 y 3 años, con el pelaje en mal estado. En el lugar había olores nauseabundos y no se encontraron bebederos, ni acceso al agua, ni comida. Además, el espacio que tenían para moverse era reducido y carecía de ventilación.
En la planta alta encontraron diez perros de raza bulldog francés y bulldog inglés, de entre 5 meses y 2 años. Todos tenían el calendario de vacunación vencido y “estaban rodeados de gran cantidad de materia fecal, lo cual imposibilitaba el libre movimiento de los animales”, según fuentes policiales.
Desde hacía tiempo, los vecinos denunciaban a esa propiedad por malos olores, lo que derivó en la intervención de la Justicia en conjunto con asociaciones protectoras de los animales.
Los perros se reproducían de manera intensiva, no respetando los tiempos de las hembras y cruzando familiares: madres con hijos o entre hermanos. Las consecuencias de esta forma de reproducción intensiva -aseguran veterinarios que participaron del operativo- “suele generar deformaciones o problemas de salud que aparecen con el correr del tiempo una vez que los cachorros ya fueron vendidos”.
Los médicos intervinientes constataron que los perros, además de estar mal hidratados y mal alimentados, tenían varias heridas por peleas entre ellos, consecuencia del hacinamiento del que eran víctimas. Ese criadero vendía a los cachorros por entre 30 mil y 60 mil pesos.
La pareja que controlaba el lugar, compuesta por una mujer de 21 años y un hombre de 31, ahora enfrenta una causa por explotación animal y la Justicia deberá investigar si ellos eran los dueños del negocio o solamente empleados.
Del allanamiento participó personal de la Dirección General de Fiscalización y Control, la Unidad Oficina de Fiscalizaciones Integrales, la División Canes de la Policía de la Ciudad, la ONG de defensa de los derechos de los animales, “Soplo de Vida”; y personal de Bomberos de la Ciudad para asegurar la estructura de la vivienda por el peligro de derrumbe.
Los dos encargados del criadero quedaron a disposición de la Unidad Fiscal Especializada en Medio Ambiente, a cargo de Ricardo Bomparola, bajo cuyas ordenes se hizo el operativo.
Por disposición de la fiscalía todos los perros fueron retirados de la casa y, según el estado de salud de cada uno, derivados a diferentes centros veterinarios o puesto al cuidado de personas en calidad de depositarios judiciales.
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