Anoche, el comandante principal de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) y jefe del escuadrón en Zárate, Marcos Antonio Castillo, fue asesinado a balazos cuando regresaba en bicicleta a su vivienda en esa localidad bonaerense, en medio de lo que fue catalogado como un episodio de robo.
La investigación está en manos de la fiscal Andrea Palacios, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) número 7 del Departamento Judicial de Campana-Zárate, quien caratuló la causa como “homicidio en ocasión de robo”. Por el hecho ya fueron detenidos dos jóvenes de 16 y 19 años, acusados de ser los presuntos autores del crimen.
El homicidio ocurrió en la calle Independencia, entre Justa Lima de Atucha y Almirante Brown, en pleno centro de dicha ciudad del norte de la provincia de Buenos Aires, a escasas cuadras de la Municipalidad y la plaza principal.
Una cámara de seguridad de un comercio de la zona captó el momento en que dos personas, una de ellas movilizándose en una bicicleta y la otra de pie, abordan y le disparan a Castillo, que termina desplomándose contra una pared. Todo ocurrió en cuestión de segundos. En las imágenes se observa a los agresores escapar de inmediato, aparentemente sin llevarse pertenencias de la víctima.
Efectivos de la Comisaría 1ª de Zárate se encontraban en las cercanías y escucharon tres detonaciones de arma de fuego, por lo que se dirigieron hacia el lugar. Al llegar, encontraron al gendarme en el suelo y con la cabeza -con un casco puesto- recostada sobre una pared, una mochila negra en su espalda y encima de él una bicicleta.
Otras cámaras municipales registraron a Castillo pasar con su bicicleta y a los homicidas yendo por detrás. También, luego de la balacera, muestran a policías corriendo hacia el lugar del crimen.
Castillo tenía 49 años (25 dedicados a la fuerza), estaba casado y era padre de cinco hijos. Se había mudado a Zárate hacía unos pocos meses: vivía en esa ciudad bonaerense desde enero de este año, justamente cuando asumió el mando de la fuerza en esta localidad.
Se alojaba en una habitación que le brindaba –desde principio de año– el vicecónsul Juan Carlos Rodríguez hasta que pudiera encontrar una vivienda para traer a su familia, oriunda de la zona de Ezeiza.
El propio vicecónsul Rodríguez fue el encargado de reconocer el cuerpo. “Fue un golpe tremendo. Es un hecho de inseguridad lamentable y terrible. Castillo se sentía solo y quería traer a su familia para acá”, reveló el diplomático en un breve contacto con la prensa.
Mientras esperan por su audiencia indagatoria, los detenidos permanecen alojados en la Comisaría 1ª. Al momento del arresto, el mayor de edad tenía una campera con manchas de sangre que podría haber sido usada en el hecho, mientras que el menor tenía en su poder cinco balas calibre 22. Sus manos fueron preservadas con sobres para el dermotest que evaluará si dispararon el arma homicida.
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